Julio Atienza sigue abriendo cada día, desde diciembre de 1983, la tienda TBO en la calle de la Merced 28 en el casco viejo de Pamplona. Es uno de los escasos locales especializados en la venta de cómics de la capital navarra.
Es un establecimiento que está muy cerca de otros que hemos conocido en esta sección de comercio local en Pamplona, como es el caso de la tienda deportes Perkain o la tienda de antigüedades El Desván en la calle Curia.
El pamplonés Julio Atienza está ya casi al límite de la edad de jubilación con 64 años "a punto de caramelo", en un negocio que lo empezó con su mujer Rosa Ezkurdia. "En diciembre de este año haré 40 años. Mi mujer ya se jubiló y estoy solo. Antes vendíamos en plan ambulante como ferias, rastrillos o mercadillos".
"A mi esto siempre me ha gustado. Abrimos esta tienda porque nos gustaba el cómic, dibujar y en este país empezaba a salir el cómic en los años 80. El cómic francés entraba un poquito porque todo eran super héroes y empezamos a enredar", señala el duelo de la tienda.
Los cómics siguen teniendo venta "pero internet ha hecho mucha pupa sobre todo tras la pandemia y sobre todo influye en la gente joven. Las tiendas de comics muchas veces son debates sobre cómics y autores, y siempre hay más cercanía con el cliente", comenta Julio.
En internet hay muchas ventajas, pero también algunos riesgos: "Le das al click o al play y si te has equivocado, mala suerte. Te tienes que fiar de las reseñas de internet y no es lo mismo".
Tampoco es fácil durar en Pamplona: "Uno de los problemas es que los alquileres no bajan. Hay mucha tienda cerrada pero no bajan los alquileres y es muy difícil sobrevivir", afirma el dueño de la tienda TBO.
Lo que más vende en estos momentos: "Si no quieres un TBO no puedes entrar aquí. Tengo de todo. Chavales que compran manga pero lo que más clientela tengo es de cómic de autores franceses, italianos y españoles, además de lo que llaman ahora novela gráfica", indica Julio.
El problema de encontrar un relevo en la tienda "es que hay que entender de esto un poco. Mucha gente que viene me pregunta y me pide consejo. En grandes superficies te responden a las preguntas con lo que les dice el ordenador, y a veces no saben ni de que les hablas", explica el dueño de la tienda.
Además, señala Julio: "Yo tengo un contrato de alquiler antiguo de los años 80 y se caducan con la jubilación. Una persona que entre nueva tendría que negociar un contrato nuevo. Tengo una hija que podría entrar, pero esto tendría que ser viable".
Julio mantiene su crítica con los alquileres: "La gente se cree que tiene unos locales comerciales para vivir sin trabajar y la venta por internet cada vez es mayor. Se estudiará. Por mi ojalá sería eterna la tienda. Yo estaré todo lo que pueda mientras me encuentre bien aunque tenga los pelos blancos".
En cuanto a sus clientes, asegura: "Lo que más tengo es gente de toda la vida. Venían de chavales con el bocadillo del colegio y ahora vienen con el hijo. Al que le gusta el cómic es para toda la vida y la clientela la mantengo".
"Yo espero que esto dure más. No me quejo. Hago lo que me gusta en esta vida. Para vivir una persona sí me está dando y no quiero cambiar. He hecho lo que he querido en esta vida y me ha gustado", concluye Julio Atienza.
La tienda TBO dispone de un blog en internet donde publica todas las novedades que pueden interesar a su clientes.
