La tienda de antigüedades 'El Desván' ha abierto su establecimiento al público recientemente en su nueva ubicación de la calle Curia 26, en el casco viejo de Pamplona.
El Desván está muy cerca de otros negocios que hemos conocido en esta sección de comercio local en la capital navarra, como es el caso del bar La Moli que pone tapa gratis a cada consumición o el restaurante Café con sal con su especialidad de carne a la brasa.
La tienda se ha trasladado hace pocas fechas de la calle Bajada de Javier 5 a la calle Curia 26, dentro del mismo casco viejo. La dueña del local es Lucía Pérez Barco, natural de San Adrián, pero lleva quince años instalada en Pamplona.
Lucía trabajaba antes para una empresa multinacional de droguería y perfumería que llevaba treinta tiendas con cien empleados. Terminó un poco saturada y decidió cambiar de trabajo. Las antigüedades y las manualidades le habían gustado desde niña y por ello se lanzó a la aventura de una tienda de antigüedades.
Lucía reconoce que el cambio de calle se ha notado en las ventas de la tienda: "Es mejor calle, hay más tránsito de gente. La verdad es que me ha costado, pero hablé con la dueña y he cambiado. Había aquí antes otra tienda de antiguedades".
Llevaba nueve años en la calle Bajada de Javier. "No me puedo quejar aunque el invierno es duro con días mejores y peores, pero esta calle es mucho más comercial, entra gente todo el rato". Además, la tienda tiene mucho encanto con el portalón antiguo colocado en la entrada.
Al entrar en la tienda los clientes y visitantes se quedan sorprendido por la cantidad de objetos que tiene: "Se vende un poco de todo, desde muy rústico hasta cosas modernistas", indica Lucía Pérez.
"Hay fotografías. Muchos programas de San Fermín hasta de principios del siglo pasado que la gente colecciona, incluso de San Fermín de Aldapa del año 1962. Siempre es un bonito detalle algo de San Fermín".
Hay también chapas, carteles "que se venden muy bien", calendarios, discos... ". Las cosas de aquí de Pamplona se venden bastante para decoración de algún bar", explica la dueña de la tienda.
"Yo traigo muchas cosas de caseríos, de gente que los ha comprado y lo quieren reformar. Antes lo tiraban todo y ahora lo venden", asegura Lucía.
Se pueden ver espejos de todo tipo, muebles, cosas de farmacia, estuches, cámaras de fotos antiguas, juguetes antiguos, planchas, botellas de sifón, teléfonos, cencerros, todo tipo de aperos agrícolas, máquinas de escribir...
Lucía nos cuenta el secreto de encontrar cosas antiguas para la tienda: "A raiz de tener la tienda vienen y te dicen que quieren vender. Pido fotos y si me interesa aprovecho los domingos y voy. Se sigue vendiendo bien", concluye la dueña del establecimiento.
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