La cuchillería Caneda de Pamplona es uno de los negocios centenarios que están muy cerca de desaparecer. Son lugares donde el paseante se detiene siempre a ver el escaparate con baldas de madera antigua llenas de cuchillos y navajas que nos llevan a otro siglo.
La tienda está situada en la calle de la Mañueta número 18 en el casco viejo de la capital navarra. A muy pocos metros otros establecimientos que hemos conocido en esta sección de comercio local.
Como es el caso, por ejemplo, del mercado de Santo Domingo con su nuevo puesto de comida vegana y casera. La misma calle da nombre también a la famosa churrería centenaria de visita obligada todos los Sanfermines.
Es una tienda "que está abierta como cuchillería desde 1912 cuando la tenían los Arias", asegura el actual dueño. Maximino Arias se instaló como afilador en el número 18 de la calle Mañueta en 1903. Tras su fallecimiento se hizo cargo del negocio Eladio Arias. El abuelo Ramón Caneda la cogió en traspaso en el año 1938. Luego la cogió el hijo, que también se llamaba Ramón, y ahora la lleva el nieto Juan Carlos desde 1978.
El pamplonés Juan Carlos Caneda Viana tiene 62 años y es la tercera generación de la familia que se dedica a trabajar en la misma cuchillería. "Estamos ya cerca de la jubilación y no hay relevo. No hay manera y conmigo se acabará", señala Juan Carlos convencido.
"Acabé segundo de oficialía que estaba haciendo en los Salesianos y de ahí a aquí. Yo estoy feliz y contento. Estoy a gusto y bien. Ha cambiado mucho desde que empecé. No se trabaja como antes, pero seguimos adelante. Antes había épocas como navidades y hasta enero que había matanza. Ahora la matanza no existe y matan cuatro".
El esquileo también se ha perdido: "Empezaba a partir de marzo y abril, según el tiempo, hasta junio. Antes eran rebaños pequeños y el esquileo lo hacía cada uno. Ahora son rebaños más grandes y se lo dan a cortar al esquilador. Todas estas cosas han ido cambiando".
Pese a los cambios y el paso de los años "aquí seguimos afilando y vendiendo cuchillos, tijeras y navajas con particulares, bares, restaurantes, gentes del mercado de Santo Domingo que se mueve mucho a las mañanas".
En cuanto a los clientes, Juan Carlos asegura: "La gente joven no afila y se va notando. La gente mayor se va muriendo y se reduce el número de clientes" como ha ocurrido en la cuchillería Gil que ha cerrado hace poco en Estella.
En cuanto a la rentabilidad del negocio, Juan Carlos afirma: "De momento bien. Se saca para seguir viviendo aunque ya no es como antes. Vas sacando para comer pero cada año vas a menos.
Abre de lunes a viernes y lo que más vende "son cuchillos y tijeras". Los clientes le dicen "que aguante pero uno ya quiere marcharse para que nos vamos a engañar. Si puedo, para el año que viene. A ver si me salen los números".
"Si no me quedarán un par de añicos más como mucho. Esa es la idea. Después de tantos años te da también un poco de pena, pero también tienes ganas que son muchos años trabajando" concluye Juan Carlos Caneda.
