La decisión del alcalde de Pamplona, Joseba Asirón, de restar espacio a los coches en una de las rotondas con más tráfico de la ciudad, la plaza de los Fueros, para ampliar el nuevo carril bici que conectará Abejeras con la avenida del Ejército, es ya un desastre. Las obras, que comenzaron en julio, ya han reducido el número de carriles en varios tramos, pese a las retenciones que esta zona sufre a diario. (Puedes ver fotos en este enlace)
El proyecto, valorado en 506.485 euros, busca unir las rutas ciclables de Abejeras, Sancho el Fuerte y Vuelta del Castillo, pero su ejecución ha generado un evidente desequilibrio entre el espacio reservado a ciclistas y el destinado al tráfico rodado. En esta primera fase, el Ayuntamiento ha optado por suprimir carriles de circulación para ganar terreno al asfalto. Así, en Sancho el Fuerte se ha pasado de dos carriles a uno, y en la rotonda de los Fueros, de tres a dos.
La decisión ha despertado comentarios entre vecinos y conductores, que advierten del riesgo de aumentar los atascos en una de las principales entradas a la ciudad. Mientras tanto, el equipo de Asirón defiende el proyecto como un paso hacia una movilidad más “sostenible”, aunque los hechos muestran que el espacio para los coches se reduce de forma progresiva en favor de las bicicletas.
En paralelo, se ha ejecutado la conexión del carril bidireccional de Abejeras con la avenida de Sancho el Fuerte, aprovechando una zona ajardinada y suavizando la pendiente con un trazado en curva. También se ha modificado la circulación junto a la Casa de la Misericordia, donde se ha eliminado un carril en sentido Vuelta del Castillo, una decisión que ha reducido aún más la capacidad de paso en hora punta.
El proyecto incluye la elevación y ampliación de pasos de peatones, además de nuevos reductores de velocidad para “calmar el tráfico”, según fuentes municipales. En la práctica, los cambios ya han afectado al transporte público: la parada de villavesa junto a la Misericordia ha tenido que ser desplazada para adaptarse al nuevo trazado.
Las obras forman parte de una reordenación más amplia con la que el Ayuntamiento pretende conectar los barrios de Milagrosa, Iturrama, Azpilagaña, Casco Viejo y San Juan a través de una red única de carriles bici. Sin embargo, la reducción de calzadas en arterias principales ha sido interpretada por muchos como una imposición del modelo ciclista, más que como una integración equilibrada del tráfico urbano.
El nuevo carril bici bidireccional, de 3 metros de ancho, reservará 2,5 para bicicletas —1,25 por sentido— y dejará apenas 50 centímetros de separación con la calzada. En la práctica, esta decisión implica que los vehículos deberán circular con menos espacio, tanto en la rotonda de los Fueros como en Yanguas y Miranda, donde también se suprimirá un carril en 2026.
Las futuras obras, además, dependerán de la remodelación de la cubierta de la estación de autobuses, lo que alargará el proyecto al menos hasta 2026. Para entonces, el centro de Pamplona habrá completado su transformación: menos carriles, menos coches y más bicis, incluso en los puntos donde el tráfico es más denso.
