- miércoles, 11 de diciembre de 2024
- Actualizado 20:02
El partido suspendido de la primera jornada de la segunda vuelta se jugaba provechando el parón de la liga Asobal. No pudo ser en otro momento. Se cortó la trayectoria de buen juego, de confianza y buen entendimiento entre los jugadores.
Un equipo con necesidad de puntos, como el Guadalajara, llegaba a Pamplona para intentar rascar y subir peldaños en la tabla. Difícil para ellos y no muy complicado en principio para los locales, pero todo depende de las circunstancias. Hay tardes en las que como en lo taurino “ paso de este toro” y es lo que vimos en la Catedral.
Los primeros minutos determinaron las dificultades que le venían encima al cuadro local. No eran capaces de resolver las jugadas de ataque, se daban robos de balón del contrario y, a pesar de la igualdad en el marcador, durante el primer cuarto de hora, se veía la superioridad del contrario.
El equipo navarro no estaba con la confianza demostrada en partidos anteriores. Era un querer y no poder. Los ataques quedaban anulados por su mala finalización. Unos por lanzamientos, otros por ser robados por la defensa y los que no, parados por el histórico Hombrados.
El equipo se daba por vencido en los últimos siete minutos del primer tiempo a la espera del descanso, porque no sólo no se acertaba en ataque sino que además se daban todas la opciones al contrario en defensa y contras.
No era la tarde del Anaita .Los jugadores lo intentaban una y otra vez, pero tuvieron que pasar más de quince minutos para ver una reacción de los locales y poner las cosas en su sitio.
Las intenciones y reacciones a veces no son suficientes y, a pesar de remontar tres tantos en contra, quedó claro que cuando no es tu tarde no hay nada que hacer.
Lo mejor del partido se centró en los minutos de buena defensa que llevaron a remontar el marcador, a una con la buenas intervenciones de Marcos Cancio que lanzaba al equipo a por la victoria.
Lo peor, sin duda, el ataque local. Más de diez jugadas desperdiciadas sólo en el primer tiempo por falta de concentración. Dejamos de contar, porque era una tras otra, El conjunto anaitasunista tuvo que darse por satisfecho con un empate que al menos le mantiene sin perder en casa desde noviembre.
Como dato curioso queda que un jugador que no ha contado casi nada, hasta ahora, para el técnico fue el que marcó el gol del empate. Bienvenido Ruslan Dashko.