• viernes, 19 de abril de 2024
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Opinión /

La disforia de María Chivite

Por Alfonso Ibáñez

Estos días los socialistas nos tienen abrumados y superados por su ataque continuado a los adolescentes y al sentido común de los ciudadanos.

Como si les fuera la vida en ello, han decidido desproteger a nuestros menores retirando diversas limitaciones a la minoría de edad que los protegían de los diferentes abusos que otros con mayoría de edad podrían ejercer sobre ellos y así utilizarlos como cobayas humanas para sus experimentos ideológicos.

El término disforia de género, hasta hace muy poco desconocido para la mayoría de los mortales, nos habla de un período que tiene lugar habitualmente en la adolescencia y que se caracteriza por las dudas sobre  la propia sexualidad del individuo en cuestión. Es algo natural de largo conocido y que habitualmente no provoca mayores trastornos, al menos hasta ahora que han venido los socialistas con sus socios a cometer lo que podríamos definir como un acto de pederastia política, al permitir que estos adolescentes, en su momento de confusión, puedan tomar de manera unilateral la decisión de cambiar de sexo mutilaciones sin retorno y hormonaciones incluidas. Esta locura lo es todavía más en España ya que hay precedentes de la misma barbaridad en otros países que nos llevan años de ventaja y que ya están dando marcha atrás al ver las consecuencias desastrosas que conlleva. Arrepentimiento por la decisiones tomadas, depresiones, suicidios… en números altamente preocupantes.

Nuestra presidenta Chivite no es ajena en absoluto a todo este caos, ya que como Secretaria General de los socialistas navarros es responsable de lo que su diputado Santos Cerdán vota en el Congreso y lo que su senador Antonio Magdaleno vota en el Senado. Y ambos han votado a favor tanto de la ley del sí es sí como de la ley trans.

Y es que María Chivite viene sufriendo durante esta legislatura una aguda disforia política. La conocimos hasta la campaña electoral autonómica del 2019 como candidata progresista, feminista, navarrista, constitucionalista y antiterrorista. Pero aquella noche electoral de mayo del 2019 parece ser que sufrió como digo un agudo brote disfórico y decidió amputarse poco a poco todos los atributos anteriormente mencionados. Comenzó por cortar con la navarridad y el constitucionalismo pactando con un partido trufado de terroristas y antinavarrista como es Bildu. Hoy es el día en que, como mi perrillo mira totalmente atento y sin pestañear a ver dónde le lanzo la pelota para acudir raudo a por ella y traérmela henchido de orgullo y satisfacción, y así una y cien veces, la presidenta de los navarros Chivite no pierde de vista a Otegi, que tan pronto le lanza la pelota de los presos, como posteriormente la del euskera, la de la expulsión de la Guardia Civil de Navarra o en próximas fechas la derogación del delito de ultraje a la bandera. Y a todas esas llamadas acude presta y sin dudarlo nuestra presidenta. Hasta tal punto, que los socialistas navarros ya no pueden asistir a actos organizados por las víctimas del terrorismo sin ser públicamente señalados para su vergüenza, si es que todavía les queda alguna. Y por si  su sumisión a la organización filoetarra no hubiera quedado bien patente, los socialistas navarros ya han anunciado que tras las próximas elecciones, y voten lo que voten los navarros, ellos van a apoyar a Bildu tanto en el ayuntamiento de Pamplona como en el gobierno de Navarra. Lo que dicho de otra manera significa que es mejor votar directamente a Bildu en vez de al PSN y así nos ahorramos pasos y teatrillos de negociaciones.

Posteriormente a la disforia antiterrorista, la presidenta ha sufrido una disforia feminista al permitir que se apruebe la ley del solo sí es sí a pesar de que los socialistas estaban ampliamente avisados de sus perniciosas consecuencias. De momento ya son 500 los depredadores sexuales que se han beneficiado de dicha ley. Sabiendo como se sabe que aproximadamente el 20% de estos agresores volverán a delinquir y este es un dato empírico, dicha ley va a provocar sí o sí que tengan lugar al menos 100 agresiones sexuales, violaciones, actos de pederastia, abusos contra mujeres y niños… que sin la ley no habrían tenido lugar. Y ahí estaba en el Congreso de los Diputados nuestro ínclito Cerdán aplaudiendo eufórico el gran avance retrógrado, antifeminista y pedófilo al que había contribuido con su voto el PSN.

Pero como ocurre con los desgraciados adolescentes que se arrepienten de sus amputaciones y hormonaciones, así le ha pasado también a Chivite, que dice ahora que no le gustan demasiado las consecuencias de su ley, la que ordenó votar positivamente tanto en el Congreso como en el Senado.

Pero ya no tiene remedio, las diversas auto amputaciones de los atributos que tenía hasta los últimos comicios son, como en el caso de nuestros adolescentes que han caído en el engaño progresista, irreversibles.

Pero no todo está perdido. Dado que la ley Trans también contempla la posibilidad de acudir al registro y modificar el nombre del sujeto o sujeta para adaptarlo a su nueva realidad, le animo a María Chivite a que acuda al registro y se inscriba con un nuevo nombre que se ajuste a su nueva realidad: María Disforia Txibite. Y además le puede servir como slogan para su próxima campaña, ya que recoge la totalidad de su nuevo ideario y lo resume a la perfección.


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