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Opinión / Toros

La Feria del Toro de los 'pinchazos'

Por Álvaro Alonso

Con la Feria del Toro 2019 recién acabada, llega el momento de reflexionar sobre lo acontecido durante las diez tardes del abono pamplonés.

Antonio Ferrera, el Juli y Pablo Aguado lidian con los Victoriano del Rio en la quinta corrida de las fiestas. Alejandro Velasco-52
El Juli se lamenta de uno de sus pinchazos durante la corrida de estos pasados Sanfermines de 2019.

¿Cómo puede ser que en una plaza en la que la espada resulta tan vital a la hora de la concesión de trofeos, quienes actúan en la arena no hayan sido capaces de lucir la suerte suprema? Bien es cierto que el público de nuestra plaza muestra un mayor interés por la efectividad de la estocada que por su colocación, pero es que este año ha resultado altamente difícil ver una estocada entera que haya tumbado al toro a la primera.

El pinchazo ha sido la tónica general de la feria, por no hablar de los descabellos y los puntillazos fallidos, presentes en todos los festejos. ¿Ha sido la presión por la necesidad de cortar trofeos, los nervios a causa del peculiar ambiente de Pamplona o simplemente un destino caprichoso el causante de tan deplorable imagen?

La respuesta poco importa ya a estas alturas. Aún así, el Club Taurino de Pamplona ha tomado la decisión de premiar al diestro Javier Castaño con el trofeo a la mejor estocada por la ejecutada a Castellano, un toro de 525 kilos de José Escolar la tarde del 9 de julio. Tampoco lo han tenido muy complicado.

Cambiando de tercio, es necesario hablar del TORO, el protagonista indiscutible de las fiestas de San Fermín: desde que pisan los corrales del Gas hasta que son arrastrados por el precioso tiro de mulillas, los astados que vienen a Pamplona son observados por miles de ojos en vivo y millones a través de la televisión. Esta última, a pesar de todas las pegas que le podamos poner (comentaristas incluidos), ejerce un papel clave en la difusión del mundo taurino y los Sanfermines, no lo olvidemos nunca, tanto en el ámbito de pago como en el público.

Volviendo al toro, da que hablar la presentación de los animales que son lidiados. La Casa Misericordia ha traído corridas un tanto desiguales y esto, ojo, no lo dice un servidor, sino multitud de aficionados. Resulta extraño de asimilar que el día 12 se lidiase un cuvillo de 460 kilos, cuando una semana antes, en la novillada, saltaron al ruedo novillos de 465 y 470 kilos.

Esto no quiere decir que haya que traer a Pamplona únicamente animales mastodónticos como Rabanero, el colorado chorreado de Miura que dejó boquiabierto al respetable al salir por toriles con sus 640 kilazos, tan solo habría que buscar un punto más de armonía en las corridas que vienen a nuestra feria, manteniendo la presentación propia de Pamplona en todas las corridas. Ahí queda la sugerencia, pues como todos sabemos, en esto de los toros nada es predecible y al final lo que importa es el juego de los bureles, más que su peso.

Se han dado tres vueltas al ruedo póstumas. Las del día 5 a Ofuscado de Pincha y día 6 a Razonante de El Capea son de justicia, mientras que la del 12 a Rosito de Núñez de Cuvillo se puede entender como un premio al conjunto de la corrida, más que al comportamiento del toro en cuestión, pues su hermano Pregonero lo superó con creces.

Más allá de ese novillo de vuelta, Pincha anduvo por debajo de lo esperado. En cambio, Capea volvió a ganarse la repetición. Sería muy interesante ver lidiar estos toros a pie, dado el momento en el que se encuentra esta ganadería de Murube.

Puerto de San Lorenzo y José Escolar dieron peor imagen que el pasado año, aunque a distinto nivel. Jandilla y Victoriano del Río echaron algún toro bueno, sin redondear sus respectivas tardes, Núñez del Cuvillo se ha llevado el premio Feria del Toro, un tanto discutible, y La Palmosilla ha debutado llevándose el Carriquiri, Tinajón, desaprovechado por un nervioso José Garrido.

Gran debut el de esta ganadería de Tarifa, que habiendo dado mucho que hablar durante el invierno por su presencia en el abono, ha callado la boca a todos, enhorabuena. Miura cerró la feria con su mejor corrida desde hace tiempo. La emoción acompañó en una tarde sin trofeos que ha terminado por resultar de las más entretenidas con el variado comportamiento de sus astados. Y ojo a ese tercero, gran toro. Aprovecho para mandar un enorme abrazo a Rafael Rubio, “Rafaelillo”, un titán que se está recuperando en el CHN de su terrible cogida. De Cebada Gago y sus lidiadores (Escribano, Pinar y Del Álamo) nada podemos decir más allá de la preciosa presentación y variedad de capas de sus animales. Maldita lluvia.

Por otro lado, Cayetano resulta el triunfador con cuatro cuestionables orejas, en todo caso merecería una y una, pero es de agradecer que sea capaz de haber creado un ambientazo la tarde del 12. El resto son orejitas de poco peso, destacando las faenas de Juli y Perera o la estocada de Castaño. En rejones y novillada el palco actuó de manera más que razonable.

Para acabar, hay que regular con urgencia el tema de las presidencias. Conociendo la generosidad del público pamplonés, no se puede permitir que personas como la edil que mal presidió la corrida del 12 se sienten en el palco. Su nombre no merece ser aquí nombrado, pero si usted no tiene ni idea de toros, quédese en su casa o infórmese antes de hacer el ridículo. Al asesor, mejor olvidarlo. Sería un detalle por parte del Ayuntamiento y la Casa Misericordia, instruir a aquellos ediles interesados en desempeñar tal cargo para unificar criterios.


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La Feria del Toro de los 'pinchazos'