¿Ha entrado la Feria del Toro en una anodina dinámica ganadera? ¿Realmente merecen todos los hierros anunciados su regreso año tras año? ¿Acaso hace mal la Meca en no arriesgar y buscar el beneficio, dado su benéfico objetivo?
La estabilidad y continuidad como virtud. O como defecto, según se prefiera. El anuncio de las ganaderías que lidiarán en la Feria del Toro del próximo año ha abierto la habitual veda de opinión general de la afición taurina, tan importante como dispar. Sale Núñez del Cuvillo, laureado hierro al que no sabemos si la Meca le está dando “un descanso” como ha ocurrido previamente con otras ganaderías como Fuente Ymbro.
En su lugar, saltarán al ruedo pamplonés animales de Domingo Hernández, nombre que quizá venga a la mente de la afición más ligada a otra: Garcigrande. La separación definitiva de ambas divisas tras el fallecimiento de su propietario va a propiciar que por primera vez nuestra feria cuente con este hierro en sus carteles.
Pero la cuestión es otra. ¿Ha entrado la Feria del Toro en una anodina dinámica ganadera? ¿Realmente merecen todos los hierros anunciados su regreso año tras año? ¿Acaso hace mal la Meca en no arriesgar y buscar el beneficio, dado su benéfico objetivo?
Que las ganaderías de la última feria estuvieron por debajo de lo esperado es una obviedad, tanto las popularmente calificadas como “duras” como las más del gusto de los toreros. Y no ha sido algo exclusivo de 2023. Ya en 2022 varios de estos hierros echaron petardos salvados por algún animal medianamente potable. Por supuesto que es imposible en una corrida de toros pretender siempre festejos triunfales con animales espectaculares, esa es la magia de este mundo. Sin embargo, que una plaza de primera, año tras año, decida traer divisas que encadenan malas tardes debe responder a algo que a la afición se le escapa.
¿Falta de animales con el trapío propio de Pamplona? Cada vez es más habitual ver animales que podrían salir en la novillada que abre feria. ¿Encarecimiento de la materia prima de la feria? ¿Llegan ya las consecuencias de la notable reducción ganadera durante la pandemia? Quien escribe estas líneas no duda que serán muchas las dificultades que se encuentra la organización de la feria tanto en el campo como en los despachos, pero se debe comprender el hastío que sufre el aficionado al ver que la Feria del Toro pierde poco a poco su referencia en el panorama taurino.
Sea como sea, que el invierno y la primavera permitan el remate de los animales reseñados para el serial sanferminero. Ya falta menos para admirar la integridad y belleza del toro bravo bañado en la marea roja y blanca.
