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Opinión / Sabatinas

El Seis Naciones

Por Fermín Mínguez

Como cada año ya está aquí el Seis Naciones, el torneo de rugby que enfrenta a las mejores seis selecciones del hemisferio norte, o las cinco mejores e Italia, según preguntes. Pero no lo utilizaré para hablar de rugby, no se preocupen. O sí. Jueguen.

Jugadores de Rugby durante un partido
Jugadores de Rugby durante un partido.

Entiendan que aproveche una de las pocas veces que este precioso deporte tiene el foco mediático para hablar de él, hacerle algo de publicidad, animarles a que lo vean o lo practiquen y saque un poco de pecho.

Este año además hay mundial en Japón, ese Japón al que le dediqué una columna por su victoria épica, así que volveré a la carga, pero no voy a hablar directamente de rugby, habrá más oportunidades, y este torneo brinda más oportunidades de reflexión. Por ejemplo de lo fácil que es generalizar conceptos y llevar a la metadiscusión lo que casi siempre es un problema de decisión y compromiso personal.

Para empezar es un evento deportivo patrocinado por una marca de cerveza, y dónde se permite beber durante los partidos. En el Aviva Stadium había más de cincuenta mil almas y una buena parte de ellos bebiendo cerveza. Y no hubo mayores incidentes, fíjense. Un partido de un deporte de contacto, porque créanme que lo es, con connotaciones políticas, donde los espectadores bebían y además ganó el visitante, muy a mi pesar, no tuvo incidentes que reseñar.

Esto tumbaría la idea de que no se pueden mezclar deporte y alcohol, y que los eventos deportivos sacan lo peor de cada uno. Pues miren no. Y no se confundan que esto no es una apología del alcohol, no, que ya son ustedes mayores como para entender y decidir, lo que estoy diciendo es que es más fácil condenar toda una actitud y vincularla a los riesgos potenciales que asumir su resolución. No es el deporte el que envilece, son cada uno de los anormales que deciden pegarse con una camiseta de su equipo como si les fuera la vida en ello.  No tiene sentido que haya 11 detenidos en un Getafe – Levante, ojo, casi los mismos detenidos que espectadores, y no pase nada en un Irlanda – Inglaterra, ¿no les parece?

Al principio del partido se interpretaron los dos himnos, se escucharon y se respetaron. Esto creo que ya lo comenté también, el partido se decide en los 80 minutos que dura y dentro del campo, y lo que se tiene que resolver fuera, pues se resuelve fuera, parece lógico también. Y esto pasó en pleno debate del Brexit, las tiranteces entre países, y las discordancias entre ciudadanos del mismo país. Lo que podía ser un polvorín fue un estupendo partido de rugby.

También fue bonito el Escocia -Italia, y entre otras cosas fue bonito porque Italia sale a jugar todos los partidos con la rabia y la intensidad del que cree que puede ganar el partido, y esto es admirable. Para que ese hagan una idea, en este torneo se entrega un trofeo que nadie quiere y es la cuchara de madera. Esta cuchara se entrega al equipo que no gana ningún partido en todo el campeonato, pues bien Italia se ha llevado nueve de las últimas trece cucharas.

Ojo, que esto mina la moral de cualquiera y se entendería que saliesen al campo no bajando los brazos, sino directamente sin brazos. Total, si pierden siempre. Pues no, no solo no bajan los brazos sino que se dedican a presionar y placar como si no hubiera un mañana. Así que el hecho de perder de forma recurrente no habilita a rendirse ni a buscar excusas, sino que puede servir como acicate para seguir mejorando. Así que no son tanto las condiciones como la determinación y la forma de enfrentarlas. De hecho Gales, mi Gales, pasó en dos años, de 2003 a 2005, de cuchara de madera a campeón y ganador del Grand Slam y la Triple Corona. Y esto no es una lección de libro de autoyuda, esto es que si tejiendo bien los mimbres, y con capacidad de esfuerzo y sacrificio se puede mejorar, y mucho.

A punto de cerrar el artículo y todavía sin hablar de rugby, pero ya está bien ver un poco más allá de lo obvio, es bueno ser conscientes de que las aportaciones personales, la forma en la uno afronta lo que se encuentra por la vida no solo afecta a la propia decisión sino que sirve de ejemplo a muchos otros que lo ven.

Esta puede ser la diferencia entre pedir el cambio y promoverlo, entre manifestarse y actuar, entre rendirse o entregarse a la queja porque nada de lo que esperamos que cambien lo cambian y ponerse a cambiar lo que depende de nuestra actuación para ir favoreciendo cambios.

Así que no es tanto el alcohol como las personas que lo consumen. No es tanto la influencia del grupo como la actitud que cada uno decide tener dentro del mismo. No es tanto el deporte como la forma en la que se decide vivir. No son tanto las banderas como quienes las enarbolan. Ni son tanto las dificultades como la intención de superarlas. ¿Están de acuerdo?

Y todo esto con solo una jornada del campeonato jugada, no quiero pensar cómo lo acabaré. Eso sí, espero que gane Gales.

En el resto espero que cada uno asuma sus responsabilidades, las decisiones están enfrente, como en la canción de Belle & Sebastian.

Y que ganen los buenos, claro, también espero eso. Siempre los buenos.


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