- viernes, 06 de diciembre de 2024
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¿Han leído sobre esa nueva tendencia que consiste en levantarse muy pronto para aprovechar el día a la que llaman madruguing?Nos estamos pasando de listos. Esta necesidad de presentar todo como nuevo, innovador y disruptivo está pasando de dar pereza a rayar la imbecilidad más profunda, ¿no les parece?
Cuatro mujeres asesinadas en los primeros ocho días del año, y dos más en investigación. Es una salvajada. Les aviso que si esperan aquí el enésimo speech sobre jueces, la ley, la ministra, o cualquier tema que desvíe la atención, ya pueden cerrar e irse a leer a otros columnistas. Aquí vamos a hablar del problema principal: los hombres que matan a las mujeres.
Se llama fuerza de cohesión, y es la que hace que las moléculas de un mismo elemento se atraigan y se mantengan unidas, siendo así más fuertes. Es la que permite que algunos elementos se separen o se rompan en diferentes unidades pero que, si se acercan, vuelvan a juntarse de nuevo formando una nueva unidad.
Estoy muy a favor de la campaña Vivir es urgente que inició Pau Donés, y de la que, además de camisetas, se ha hecho hasta un sello el año pasado. A favor de que su recaudación se destine a la lucha contra el cáncer. Y más a favor si sirve como recordatorio de la importancia de vivir pero, vivir no es urgente, no puede serlo. Vivir tendría que ser cotidiano.
Calamaro dice que no se puede decir que una canción es mala, que acusar de maldad es una temeridad. Puede que tenga razón, que las cosas no sean malas en sí mismas y que dependen de cómo las percibimos, de qué hacemos con ellas. Que seamos nosotros quienes las hacemos malas o buenas, importantes o insignificantes.
Es una vergüenza, no se puede seguir así. Que alguien decida llevarse por delante a una veintena de niños y que las profesoras no vayan armadas para defenderse. O que unas niñas de trece años vayan provocando impunemente. Lo ponen muy fácil, así no hay quien se pueda comportar. Putas víctimas, luego encima se quejan.