Escribámoslo de nuevo. No perdamos la esperanza de que algún borono aberchándal de Navarra se caiga del guindo. Siempre tengo la impresión, en realidad es la certeza, para qué vamos a andarnos con gilipolleces a estas alturas de la película, de que Txibite no trabaja para Navarra.
Todo su aparato gubernamental va encaminado a decirle al vecino, el régimen aberchándal de la Comunidad Autónoma Vasca, tranquilo, Navarra nunca será un problema para vosotros. Navarra siempre la tendréis sometida, de felpudo. Navarra nunca osara competir contra vosotros. Navarra siempre será vuestra alfombra roja, vuestro taburete viejo en el que apoyáis las pies mientras os fumáis un puro sentados en vuestro mejor butacón, celebrando algún nuevo negocio a costa de Navarra.
A Txibite Navarra se la sopla, como ese artesano del vidrio que, inyectando su propio aliento en una materia prima sólida, incandescente, de calidad suprema, crea el vacío. Las paredes del recipiente se las marcan desde Ferraz barra Moncloa el PSOE y desde los bilbaínos jardines de Albia el PNV. Es decir, Navarra siempre podría ser... pero nunca es. Y lo que es más grave, nunca es porque los palos en las ruedas se los meten desde el propio ejecutivo foral, sin pelea, dócilmente. Sánchez dice por aquí y Txibite ni se planeta si es bueno o malo para Navarra, obedece ciegamente porque sabe que si no acata, Sánchez le da una calleja y la tira a la cuneta, es decir, le deja sin sueldo, es decir, sin medio de vida, es decir, sin chalet donde hacer afanosamente su bricolaje de mesas y sillas para echarse sus cañitas al sol de primavera.
El penúltimo ejemplo lo tenemos con las dichosas competencias de tráfico. ¿Es bueno o es malo para Navarra? Ni idea, lo que sabemos es que fue una negociación entre los aberchandales vascos y el gobierno de Sánchez en la que Navarra no apareció, como si fuera menor de edad, como si no pudiera tener voz en las decisiones que se toman sobre ella, como si no existiéramos, como si fuéramos una especie de colonia de facto del aberchandalato: un Congo del vizcaíno rey absolutista Urkkullu, del sátrapa guipuzcoana Otegi. A Txibite le dieron la resolución tomada entre Bilbao y Moncloa y Txibite dijo sí, bwana.
Txibite, en el mejor de los casos, le pone el freno de mano al desarrollo de Navarra y en el peor, directamente le raja las ruedas a navajazos, cuando cree que no le ve nadie, mirando a la cámara que ingenuamente piensa que no graba, creyendo sinceramente que nadie se dará cuenta del auto sabotaje. Su última ocurrencia, boicotear las empresas navarras.
Le presentan un plan la Confederación Empresarial de Navarra, la Cámara de Comercio y la Asociación para el desarrollo de la Empresa Familiar Navarra, donde plantean un modelo fiscal que favorezca la atracción empresarial y la competitividad, y Txibite, con todo el despreció del mundo, lo despacha con un no pienso mover un dedo para que las empresas navarras sean más competitivas. Estupendo. Maravilloso.
Como en Euskadi, tenemos un régimen especial por el que podemos fijar nuestra política económica sin contar con nadie, y los mismos que allí optan por ayudar fiscalmente a las empresas, que es el lugar de España donde menos impuestos pagan, en Navarra deciden que sea donde más paguen por el impuesto de sociedades, por ejemplo.
Para que nos entendamos, el PSOE y los aberchándales deciden que Euskadi prácticamente sea un paraíso fiscal y el mismo PSOE y los mismos aberchándales deciden que Navarra sea lo contrario, comparado con ellos, prácticamente un infierno fiscal. ¿Como puede ser posible que el PSOE y los aberchándales opten por dos políticas diametralmente opuestas dependiendo en qué lado de la raya estemos? ¿No sería lo lógico que los dos territorios que controlan tuvieran la misma política económica? Eso indicaría la lógica elemental de que como creemos en esto, esto aplicamos en los dos lados, pero aquí la lógica va por otro camino con una sencilla respuesta.
No aplican la misma política porque los aberchándales tienen claro que su patria es la Comunidad Autónoma Vasca y su enemigo, contra el que compiten, es Navarra. Y el PSOE tiene claro que su patria es que Sánchez no pierda la Moncloa, aunque eso implique que a Navarra le vaya muchísimo peor de lo que le podría ir. No hay más.
Aberchándales de Navarra, cáiganse del guindo, que viven aquí y no allí. Dejen de tratar a los aberchándales de Euskadi como hermanos que ellos os tratan como auténticos primos. Y eso es todo.
