El partido se animó en los minutos del miedo, esos que prorroga el árbitro y en los que los jugadores comienzan a temblar cuando el balón se acerca tanto al área propia como a la contraria. Y ahí aparece el de casi siempre: Sergio Herrera.

Jugar en el coqueto estadio de Cornellá es siempre un aliciente, hacerlo contra el R.C. Español, tal y como está en la clasificación, parecía una ocasión óptima para llevarse los tres puntos; pero no, Osasuna no está por la labor de salir a ganar con todo aquello que sabe hacer en estadios propicios para ello como el de este sábado.
Conforme pasaban los minutos, no sabíamos si era la hora del vermut o de la siesta; no lo digo por los espectadores en el estadio o televidentes, sino por los propios jugadores de ambos equipos, que parecían que los tres puntos no tenían importancia.
Vicente nos sorprende con una alineación en la que figuran dos delanteros centros, por lo que todos hemos pensado que, por fin, el míster iba a por el partido; un sistema de 4-4-2 novedoso nos hacía tener esperanzas de ver fútbol de ataque.
El partido comenzó soso, continuó y llegó al descanso como para dormirse y hacernos la pregunta: ¿pero estos de rojo quieren ganar el partido? Los 10 primeros minutos de este período nos engañaron a todos, porque pasados estos, todo siguió igual. Los cambios en Osasuna tampoco aportaron más de lo que ya había, únicamente compensaron el cansancio de algunos.
Osasuna, en su línea, sin arriesgar mucho en defensa, aporta casi nada en ataque; sigue faltando movimiento de los hombres sin balón, demasiados errores en las entregas y un juego de ataque muy previsible. Todos sabemos que disponemos de los centros de los laterales y el posible remate de Budimir; si el contrario tapa estas acciones, se nos apaga cualquier otra luz para hacer gol.
El partido se animó en los minutos del miedo, esos que prorroga el árbitro y en los que los jugadores comienzan a temblar cuando el balón se acerca tanto al área propia como a la contraria. Y ahí aparece el de casi siempre: Sergio Herrera. Habrá que hacerle un monumento y situarlo cerca del Sadar o en alguna zona de Pamplona que el ayuntamiento no quiera cambiar, para que perdure en el tiempo: ¡Bien por Sergio!
Lo de la capitanía tengo mis dudas. No porque no seas adecuado por tu veteranía o amor a Osasuna, sino porque estás demasiado lejos del señor árbitro y, cuando te diriges a él, con o sin razón, se te nota demasiado. Lo mejor sería cederla a un centrocampista, que está siempre más cerca del que manda.
Nos hubiéramos divertido más si todo el encuentro hubiera sido como los últimos cinco minutos. Y si la eliminatoria de copa fuera por cercanía, mejor, porque a Osasuna no se le puede mandar más lejos en los dos sorteos.
FELIZ NAVIDAD
AUPA OSASUNA