Esta endémica plaga socialista corrupta, sin escrúpulos, no tienen reparo en “vaciar y agrietar” Navarra y España.

A la vista de próximas comparecencias en sede judicial de imputados, y anunciados informes de la UCO, que pueden implicar a más personas, en esta trama de corrupción que afecta al PSOE, en el Gobierno de la nación con marca Navarra, no puedo claudicar y creo debo seguir mostrando mi preocupación por esta grave situación.
Supongo que comparto con gran parte de navarros, la desmotivación y desasosiego que esta coyuntura provoca, ante lo que no nos cabe otra postura que mostrar de forma fehaciente cuando corresponda, el hartazgo ante este nuevo escándalo de corrupción de políticos de PSOE-PSN.
Esta endémica plaga socialista corrupta, sin escrúpulos, no tienen reparo en “vaciar y agrietar” Navarra y España. He leído hace poco un dicho: “la vaca coja, es más fácil de ordeñar”, y esto sucede, pues los “irresponsables” gobernantes con tal de seguir en el poder, están dispuestos a dejarse exprimir la ubre, todo lo que sea preciso, y así contar con los votos de sus socios, algunos más fariseos que otros.
Complicado es concretar y definir todo lo que es corrupción en la vida pública o privada, dadas sus clases, tipos, formas y porque el delincuente intenta siempre adelantarse a lo prescrito en la normativa penal, pero destacamos algunas prácticas como el soborno, el nepotismo, fraude electoral, colusión, tráfico de influencias, blanqueo de capitales o malversación de fondos públicos.
El corruptor no va a ciegas, no es casualidad, previamente ha estudiado a la “víctima propiciatoria”, sabe que es tocable (recuerdo a Eliot Ness y los intocables) contacta y actúa. No suele haber graduación en la disposición y ánimo del corrupto, aunque en ocasiones llegue a asustarse y su indiscreción o signos externos de su vida privada lleguen a “dar el cante” y opte por cantar.
“La corrupción no es accidental cuando se separa la ética pública de la ética privada. Nunca he entendido el mecanismo por el que los vicios privados pudieran convertirse en virtudes públicas”, decía Alejandro Llano. El político Peces Barbas (PSOE) definía la ética pública como “la moralidad con vocación de incorporarse al derecho positivo”.
Contra esta escandalosa corrupción que acorrala al PSOE su líder, “ególatra mutante” ha planteado quince medidas, y su acólita en el Gobierno foral a pesar de disponer de una institución como la Cámara de Comptos y la Oficina de Buenas Prácticas y Anticorrupción (con plantilla en cuadro), va a contratar una serie de auditorías externas. Reconocen de repente la corrupción existente, a pesar de que unos días antes de ser públicos los informes de la UCO varios ministros y destacados cargos del PSOE y PSN ponían la mano en el fuego por los hoy imputados, y en especial por quien ahora goza de una celda privada en un clásico y céntrico establecimiento penitenciario.
Cuando emerge algún caso de corrupción suele el líder comparecer en plan lastimero o lacrimógeno: “Es un caso aislado, afecta a tres o cuatro personas, pero ya se les ha expulsado del partido”. Así lo hicieron el maquillado ególatra mutante y con los televisados pucheros de su sentida acólita foral. No sé dónde han aparcado la presunción de inocencia todos estos ministros/as y corifeos, cuando sin que se haya dictado una sentencia, o tenían sus sospechas o quizás participaban de forma activa o pasiva en la trama (organización criminal), pues inmediatamente y “sincronizadamente” han condenado y se han desentendido de sus amigos y colegas, ya no son del partido y ni los conocen. Total hipocresía y desvergüenza.
El maquiavélico ególatra mutante y su “mariachi” contradicen al Maquiavelo auténtico, cuya opinión en El Príncipe, en la Máxima IV del sumario: ”De la corrupción y de los remedios” título de este escrito, decía: “Cuando una república se dirige a la corrupción no basta oponer a este mal el preservativo de buenas leyes, sino que es necesario mudar poco a poco las instituciones antiguas, a fin de que ellas no estén en oposición con estas nuevas leyes” y aquí lo contrario más leyes, más agencias, más chiringuitos, al final más caldo de corrupción.
En esta sistémica corrupción, no hay que olvidar al farsante “ególatra mutante” y la igualdad de derechos y defensa de la mujer, que tanto proclaman y predican sus ministras, pero tiene que aguantar, una acusación, al parecer de su más que presunta relación con negocios de su familia política, en saunas y establecimientos de relax. Se dice que en política no es fiable aquel que no es capaz de llevar una vida moralmente digna.
Y qué decir de la “corrupción” en dos partidistas instituciones de justicia: un fiscal general investigado, y un Tribunal Constitucional, de doce prestigiosos juristas, cuya mayoría valida descaradamente una cuestionada Ley de Amnistía, bajo presión de los socios que tienen secuestrado al Gobierno.
Transcribo las reflexiones de Alejandro Llano, en Humanismo Cívico: “El bien personal no es una parte del bien común, sino que más bien es el bien común el que constituye un requisito para la realización del bien personal” y finalizo: “Una democracia sin valores, inmersa en la incertidumbre moral y en la contingencia política tiende a convertirse en un totalitarismo visible o latente.”