• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión / Tribuna

Bildu kanpora

Por Manuel Sarobe Oyarzun

Les confieso que hay pocas cosas que me den más pereza que referirme a personajes como Joseba Asirón Sáez, pero resulta difícil callar ante la enésima tergiversación de la realidad que pretende colarnos nuestro jatorra oficial.

Joseba Asirón durante el pleno del Ayuntamiento de Pamplona celebra el Debate sobre el Estado de la Ciudad. IÑIGO ALZUGARAY

Y es que el de Bildu ha tildado de “crítica política” los graves incidentes protagonizados por las iracundas hordas abertzales que, una vez más, reventaron la procesión del 7 de julio insultando y agrediendo a la Corporación, al Cabildo y a la policía -a un agente le partieron la nariz- cuando enfilaban la calle Curia de regreso a la Catedral.

Imposible olvidar la desbordante alegría que irradiaba un Asirón aclamado por los violentos, en contraste con el miedo esculpido en los desencajados rostros del resto de munícipes y de los canónigos que, despojados de toda dignidad, pugnaban por ponerse a salvo de los fascistas que les acosaban.

Hay que ser muy yonqui de la política para violentar la procesión de San Fermín, en el punto de mira de los euskonazis, tras cargarse el Riau Riau. Los bildutarras, que aprendieron a ningunear al Santo de la mano de Asirón, el alcalde que prefería homenajear a su estómago antes que a nuestro copatrón, lo son.

Debería saber Joseba que el foro reservado a la crítica política es el pleno del Ayuntamiento. La procesión está para honrar al Santo moreno. Si politizamos las fiestas improvisando un crispado parlamento popular en la calle Curia, llevemos también la fiesta a la política; soltemos unas vacas de Macua en el salón de plenos municipal evitando, eso sí, que el festejo lo presida Xabier Sagardoy, el concejal socialista que en la pasada Feria acreditó su enciclopédica ignorancia en materia taurina.

El problema de los nacionalistas es que lo politizan todo; las tradiciones, la cultura, el deporte, el euskera, la educación … y, por supuesto, las fiestas (¨jaiak bai, borroka ere bai”). Mientras que al resto de los mortales nos preocupa lo cotidiano, v.gr., que en Navarra se paguen cada vez más impuestos a cambio de peores servicios, son muchas más las cosas que inquietan a los abertzales, de ahí que no descansen. Ya saben, “quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos…” y demás angustias existenciales. Militan incluso cuando duermen, pues tan solo en sueños les es posible alcanzar sus quimeras. Minoritarios en las instituciones, buscan imponerse a golpes en la calle porque ejerciendo la violencia no tienen rival.

Aunque no siempre resulta fácil entenderlos, pues los mismos cansos que no nos dejan en paz ni el 7 de julio, ni se presentaron a votar la más importante de nuestras leyes, el Amejoramiento del Fuero, pilar de nuestro autogobierno, cuyo 40 aniversario celebramos este año. Sabemos que al nacionalismo vasco le repugna una Navarra soberana, pero podían tener al menos el valor de reconocerlo, como hizo el PNV oponiéndose a dicha norma.

Joseba Asirón nos toma por tontos. Decir que la izquierda abertzale trabaja por mejorar una convivencia que solo ellos perturban es un claro insulto a la inteligencia, con el que únicamente puede engañar a unos socialistas deseosos de blanquear a sus amorales socios.

La manada abertzale ha demostrado, una vez más, su intolerancia frente a los que no comulgan con su totalitarismo. Nada de extrañar viniendo de quienes todavía hoy se niegan a condenar a ETA y a pedir perdón a unas víctimas a las que humillan homenajeando a sus asesinos con total impunidad. Debería aclararnos Joseba si agredir a los miembros de la peña Mutilzarra y partirle la cara a su presidente es también crítica política porque, de ser así, me temo que la cola dispuesta a “criticar” a Asirón estaría más concurrida que la que despidió a Isabel II.

La opinión del bildutarra sobre los sucesos sanfermineros carece, por lo demás, de toda credibilidad. A las grabaciones me remito. Acuérdense del papelón del jatorra, que defendió vehementemente la inocencia de su mentor, Joxe Abaurrea, en los incidentes del Chupinazo de 2019, para que nuestro Hannibal Lecter acabara dando su conformidad a la sentencia que lo condenó por morder a un policía...

Considera Joseba que sancionar a los agresores es “represión política”. ¿Esperaba, acaso, que sus esbirros fueran nombrados cofrades honorarios de la Corte de San Fermín? La Ley de Seguridad Ciudadana y el Código Penal no están para reprimir, sino para proteger a los ciudadanos de bien de quienes, como ellos, se comportan antisocialmente. Únicamente los alborotadores y los delincuentes han de temer las leyes punitivas.

Criticando a Navarra Suma Asirón emula a ETA que, como recordarán, no contenta con asesinar, culpaba a las víctimas de su propia muerte.

El próximo 28 de mayo se celebran elecciones municipales. Higienicemos las instituciones expulsando de ellas a quienes no dudan en atacar nuestras más queridas tradiciones para imponer su odio infinito. Respondamos a su matonismo con un “Bildu kanpora” masivo en las urnas. Impidamos así que Maite Esporrín haga alcalde a Asirón, enviando a este y a sus sicarios al rincón de pensar hasta que aprendan a vivir en democracia. Porque a violentos nos ganan, pero a demócratas no.


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