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Opinión / Tribuna

EH Bildu y sus candidatos de plomo

Por Manuel Sarobe Oyarzun

El 28 de mayo está a la vista, y los distintos partidos van dando a conocer sus candidaturas. Uno de los inveterados problemas de la política española es la falta de renovación. Es el caso de EH Bildu, que presenta un plantel propio de los años de plomo.

Joxe Abaurrea y Adolfo Araiz, candidatos de EH Bildu en las próximas elecciones.
Joxe Abaurrea y Adolfo Araiz, candidatos de EH Bildu en las próximas elecciones.

Joseba Asirón, riéndose de todos los iruinsemes, ha vuelto a incluir en la lista al Ayuntamiento pamplonés a Joxe Martín Abaurrea San Martín. Recordemos quién es este personaje. Abaurrea era concejal de Herri Batasuna cuando este partido señaló a Tomás Caballero Pastor, querellándose contra él. La Justicia lo absolvió; ETA lo mató. Ni entonces ni ahora el siniestro batasuno condenó la ejecución de su compañero de corporación.

Como letrado de Etxarri Aranaz se mostró contrario a que el Ayuntamiento eliminara la pintada de Gora ETA que profanaba la casa de Jesús Ulayar, asesinado por la banda, invocando argumentos de lo más peregrinos. El borrado de la pintada -para lo que únicamente hace falta pintura blanca y una brocha- es, a juicio del abertzale, una “actividad especial” que precisa de unos “medios extraordinarios y costosos” de los que el consistorio etxarriarra carece. Objeta, además, que los propietarios pueden reclamar al Ayuntamiento una indemnización por daños patrimoniales si el tono de la pintura empleada a tal fin no coincide exactamente con el de la fachada… Grande, Joxe Martín.

En el Chupinazo de 2019 la emprendió a puñetazos, patadas y mordiscos contra tres policías y una concejala en su intento por exhibir la ikurriña. La sentencia de conformidad que lo condenó menciona “la impresión dental de ambas arcadas” que el Hannibal Lecter pamplonés dejó en la muñeca de uno de los agentes; lo que en las guarderías forales viene a llamarse “el relojico”.

No se entiende la enfermiza dependencia de nuestro jatorra de semejante lastre. Y es que ni siquiera su condición de jurista libró al exalcalde de las múltiples condenas que la jurisdicción contencioso administrativa le impuso por su mal hacer. Si quieren pues que el próximo equipo de gobierno capitalino incluya a un agresor convicto y confeso, por más que ya no esté inhabilitado, voten a Joseba Asirón Sáez.

No olviden, por cierto, que la lista de EH Bildu la cierra Elma Saiz, la insaciable recaudadora mayor del Reino, cuyo segundo de a bordo -que pasará a ser primero cuando que Elma se fugue, como acostumbra- es el concejal que la lió parda presidiendo la corrida sanferminera del pasado 8 de julio.

Abaurrea representa así el Bildu más radical, papel que en el Parlamento corresponde de nuevo a Adolfo Araiz Flamarique, el ideólogo de la ponencia Oldartzen que abogó por socializar el sufrimiento de ETA asesinando a políticos democráticamente elegidos. La primera víctima fue Gregorio Ordóñez. Le siguió Miguel Ángel Blanco. Aquí, además de Caballero, cayó José Javier Múgica. La lista es larga. Araiz, miembro de la Mesa Nacional de HB más abyecta, fue condenado por el Supremo por colaboración con banda armada, sentencia que el Constitucional acabó revocando. Jamás ha mostrado el menor arrepentimiento por tanto dolor como causó. De él depende, por decisión de Chivite, la aprobación de los Presupuestos Generales de Navarra.

Las listas de Bildu al Parlamento esconden otro regalico; Eneka Maiz Ulaiar, exalcaldesa de Etxarri Aranatz, que empatiza más con el Ulayar encubridor de asesinos que con el Ulayar asesinado. Entre sus ekintzas destaca la inclusión de los verdugos de este último como víctimas en el “mapa del sufrimiento” elaborado por el Ayuntamiento con la financiación del Gobierno de Uxue Barkos Berruezo.

Abaurrea, Araiz, Maiz -Asirón y Aznal son meros figurantes- … Este es el amargo plato que los desnortados socialistas navarros, arrodillados ante los herederos de ETA, habrán de tragar. Un pacto contrario a la ética política que da alas a quienes representan la mayor amenaza para la soberanía de un Viejo Reyno que languidece desde 2015. El ránking del paro no miente. La tierra que tan atractiva hicieron las mentes preclaras que supieron aprovechar todo el potencial que nuestro régimen foral ofrece es hoy un destino hostil al inversor, con impuestos más altos a cambio de peores servicios. Navarra es incapaz de frenar la fuga de sus hijos más talentosos, mayormente a Madrid, en busca de las oportunidades que aquí les niega una política condicionada por unos pueblerinos. También languidece Pamplona, cuyo principal hito es la reapertura de la pasarela que Asirón ordenó demoler...

Si lo anterior es desalentador, no lo es menos la desunión de unos partidos constitucionalistas de centro derecha que se están equivocado de rival. Acabarán consiguiendo que Bildu sea la lista más votada en Pamplona, con todo lo que ello puede suponer. No se entiende que quienes se pondrán de acuerdo para gobernar, si los números dan, se enzarcen en vísperas electorales en estériles luchas que merman sus opciones.

El sombrío panorama lo cierra una sociedad indolente, responsable última de todo cuanto suceda. El nacionalismo, siempre activo, no se desvía un ápice de sus conocidos objetivos. El resto es más dado a la resignación o al lamento. Espabilen, pues nada está perdido todavía. En particular, esos riberos tan maltratados por el Gobierno de María Chivite que son quienes más padecerán las políticas impuestas por Bildu. No culpemos a nadie de las consecuencias de nuestros propios errores.


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