Tras su aparatosa cogida en la corrida de hace un año, el madrileño Gonzalo Caballero ha regresado a Pamplona con ganas de triunfar y poder abrir la puerta grande como ya hizo como novillero en San Fermín hace seis años.
Pero el destino le tenía reservado otro final diferente. Un plano final en la enfermería, pero sin susto y sí con una leve sonrisa de quien se ha entregado en la arena y ha logrado sacar adelante una tarde complicada.
"Ojalá pueda escuchar el silencio en este caos y ser capaz de pregar dos o tres buenos muletazos", había valorado el joven torero a su llegada al coso pamplonés, donde ha atendido a los micrófonos del canal Toros de Movistar.
El madrileño, que ha estado de nuevo arropado por su inseparable amigo y sobrino del Rey Felipe, Juan Froilán, ha vuelto a sufrir un infortunio sobre la arena. Ha sido durante la última faena, cuando lidiaba su segundo 'Escolar' y ya arreaba los muletazos finales.
Descalzo sobre la arena, Gonzalo Caballero ha visto como el toro le ha entrado por el pitón derecho y le ha lanzado por los aires en una voltereta que ha hecho pensar en cornada.
La cuadrilla ha comprobado rápidamente que no había habido puntazo y el madrileño ha seguido empeñado en sacar lo mejor de este último astado, aunque con cautela por los recuerdos de lo ocurrido anteriormente sobre esta misma arena.
Para concluir la faena y la corrida, Caballero ha logrado clavar una estocada de nivel a la primera y ha acertado en el descabello para darle la puntilla al último toro. Acto seguido, y sin premio de oreja con los tendidos en ligeras palmas, el matador ha acudido a la enfermería.
El doctor Ángel Hidalgo ha revisado el golpe sufrido en el interior del muslo. Caballero ha asegurado que sentía dolor, pero confiaba "en que no sea nada", y se ha mostrado contento con el cambio de tercio que ha dado a una tarde en la que el lote y la suerte no le han acompañado.
"Estoy contento porque ha sido una prueba de fuego, he hecho un esfuerzo muy grande y el reconocimiento de la gente como artista me reconforta", ha concluido.
Gonzalo Caballero tampoco había tenido suerte en el primer toro de su lote. El diestro ha achacado los problemas a un problema de visión del propio animal: "Parecía que tenía algo en la vista, no veía bien por un ojo".
"He intentado ajustar pero no ha descolgado en ningún momento, siempre con la cara arriba", se ha sincerado con los periodistas de Movistar que se encargan de la retransmisión televisiva. "Yo he intentado verle más voluntades que defectos, pero lo primero que tiene que hacer es humillar", ha zanjado sobre el primero.
DEBUT DE JUSTO, SIN JUSTICIA DE PUERTA GRANDE
Tras casi seis años sin torear, Emilio de Justo consiguió un gran triunfo en el coso francés de Mont de Marsan que le volvió a poner en el mapa taurino y sirvió para que los empresarios volvieran a confiar en su maestría.
Este 8 de julio ha supuesto su debut en Pamplona, la segunda plaza de máxima categoría que ha pisado en España tras torear en Las Ventas. "Es algo que soñaba desde niño, ojalá pueda expresar lo que llevo dentro", ha aventurado antes de comenzar su primera tarde en la Feria del Toro.
De Justo se ha ganado al público con un brindis a la plaza y una buena faena que ha terminado en pañolada y con una primera oreja en Pamplona, la única de la tarde. El diestro de Cáceres ha agradecido el premio con una faena que ha descrito como de "sinceridad".
En declaraciones a los micrófonos de Toros, el canal de Movistar, el extremeño ha asegurado que el astado ha tenido dificultad: "Le he pegado muletazos agusto por el pitón derecho y creo que lo he matado bien".
Antes de que llegase su segundo toro, Emilio de Justo ha tenido que realizar una intervención de última hora después de que el toro 'Dinámico III', el cuarto de la tarde, prendiese a Javier Castaño al entrar a matar y le causase una cornada en el bajo vientre.
Emilio de Justo ha saltado de nuevo al ruedo para dar muerte a este toro, al que ha tumbado con una estocada limpia de primeras. En cambio, cuando ha hecho frente al segundo de su lote, la suerte ha sido bien distinta.
El diestro cacereño ha tenido que estocar en varias ocasiones, pinchando sobre hueso y sin acabar de rematar al toro de la manada de José Escolar. "He hecho un esfuerzo importante con un toro que no ha sido fácil y creo que si lo hubiera matado el público hubiera pedido la oreja", ha lamentado.
"Venía con ilusión de puerta grande, pero bueno, al final también me voy contento por cortar una oreja en Pamplona y eso es algo de peso", ha zanjado el debutante en San Fermín.