El abrazo grimoso de Chivite

Si te quejas te crujen, te miden el lomo, las costillas. Si te quejas te apartan, por llevar la peste. Si te quejas nadie te conoce, todos miran hacia otro lado cuando pasas. Si te quejas olvídate de que el sistema te deje tranquilo. Si te quejas date por jodido, se te dibuja automáticamente una diana en la nuca.
Partirte el culo ya de adulto de alguien que pertenece a una ideología que justifica, ampara e incluso ha propiciado el tiro en la nuca, que ama la violencia sobre todas las cosas, que se abraza a sus pistoleros asesinos y que no tiene problema en homenajearlos o incluso meterlos en las listas da un gustirrinín como especial.
Recuerdo muchas veces la final de Copa del 2005 porque en mi casa de Madrid nos metimos casi 20 personas a dormir. Hasta en la cocina te encontrabas gente tumbada. Aquello fue una locura, Sanfermines a la madrileña. Una fiesta alegre y excesiva, como son esas cosas cuando tienes veintipico años. Un día inolvidable de fútbol y amigos.