• viernes, 29 de marzo de 2024
  • Actualizado 12:22

Opinión / Sabatinas

Militancia ilustrada

Por Fermín Mínguez

Cada tiempo tiene sus costumbres y sus conceptos, y también su evolución. Si en el siglo XVIII surgió el despotismo ilustrado, en este XXI maltrecho lo que prima es la militancia ilustrada.

La RAE es bastante tibia en la definición de militar en algo, y lo define como la acción de apoyar determinado proyecto o idea, pero en el ideario popular es algo más fuerte, o se percibe como tal.

Cuando se utiliza el concepto militar en algo, se suele describir una pertenencia visceral, casi ciega, en algún grupo. Se habla de militancia en organizaciones terroristas, grupos hooligans de equipos de fútbol, movimientos religiosos y lo más suave, que no por ello lo mejor, en partidos políticos. Como todo en esta vida hay muchos tipos de militancia, y, oigan, que cada cual milite en lo que le brote, la iglesia maradoniana tiene más de cincuenta mil seguidores, por ejemplo, pero hay que militar bien, consciente de lo que se defiende.

Hay una forma de militar que es la militancia consciente. Uno puede ser militante de un partido político, por ejemplo, y defender sus siglas por encima de todo pero siendo crítico con el partido. Apoyar pero cuestionando.

Esa es la militancia buena porque hace evolucionar al colectivo. Lo cuestiona y lo mejora, y lo que transmite a sus responsables o directivos es que para seguir contando con el apoyo de las bases tendrá que esforzarse en mejorar y proponer. Esto es como cuando es adolescente y tus amigos están por encima de todas las cosas y si uno se metía en problemas, entras a defenderlo sin cuestionarte muchas cosas. Primero se defiende y luego se pregunta. O como cuando juegas en deportes de equipo y hay alguna tangana, lo normal es defender a los tuyos, aunque sea separando, no vas a ponerte a pegar a tus compañeros.

Pero luego, cuando la relación o el equipo te importa de verdad, hay una reflexión, o tendría que haberla. Reflexión que ayude a entender por qué se ha producido el problema y para dejar claro que nuestra participación en la próxima no será tan fácil porque nos parece que no tenía razón de empezar. Hay amigos a los que se les va perdiendo la lealtad si hacen cosas que no nos encajan, al igual que hay jugadores que salen del equipo si restan más que aportan. Esto es lo que hace mejor al colectivo, ver qué se ha hecho mal, cuestionarlo y tomar decisiones que lo evolucionen. Militancia razonada, no suena tan mal, ¿no?

El problema es que a veces no es razonada, y esto tiene una doble causa. La primera es que quien lidere el movimiento sea un imbécil, lo cual desgraciadamente es frecuente, y con un imbécil al frente todo es más difícil, claro.

El imbécil que lidera tiende a convertirse en un narcisista de manual ya que ,como generalmente le han hecho poco caso en la vida, cuando se ve dirigiendo y validado por un montón de militantes se viene arriba. Y como todo líder es modelo e inspiración, un imbécil liderando lo que hace es motivar a muchos otros imbéciles que piensan que si este imbécil ha llegado hasta aquí y le va bien, ellos, que son mucho más imbéciles pueden llegar a donde quieran. Y se cambia la crítica constructiva por la defensa a gritos.

El que mejor defienda la causa, mejor considerado está, y si en esa defensa hay una crítica destructiva al oponente, pues mejor todavía. Esto deriva en algo peligrosos que es creer que por ser militante de algo se tiene la razón, y lo que antes quedaba en una conversación privada, o en un debate político, ahora se toma como derecho de ejecución, y bajo el paraguas de la libertad de expresión, nos creemos en el derecho de insultar, faltar al respeto, imponer criterios o echar a la gente de los sitios.

Hemos llenado la escena social, no solo la política, de fachas, rojos, maricones, putas, rancios, perroflautas y demás, construyendo barreras que dificulten el encuentro con otros que piensen diferente, convencidos de que nuestro dolor es el único verdadero y nuestra idea la única defendible. Y, ¿saben quiénes están más cómodos detrás de tanta trinchera?, efectivamente: los imbéciles. Todo para los míos pero sin los míos, pero nada para los míos. Absolutismo reloaded, como Matrix

La segunda razón para esta militancia ilustrada es que hay una parte en la vida que no atiende a razones, que es puro corazón. No sé ustedes, pero yo tengo un grupo de personas por las que me voy a pegar siempre, sin pensar. Aunque sepa que no tienen razón, aunque sepa que nos van a dar para el pelo, aunque luego lo razone y me enfade,  voy a entrar siempre. A morder si hace falta. ¿No les pasa? Cuando alguien toca a alguien que quieres, o le afectan decisiones de terceros sale el animal, el cerebro reptiliano se activa, y es importante tener a alguien confiable cerca para que nos centre. Si esto no pasa y además tenemos a un imbécil como referente, se forma la tormenta perfecta: militantes enfadados, convencidos de que tienen la razón, y líderes a los que les conviene la crispación. Militancias convencidas de que la calle es suya y hace tiempo que se la robaron.

El otro día leí con bastante pena un incidente que tuvo Pablo, fotógrafo de este periódico, al que le increparon en una calle de Pamplona porque con su presencia había ido a provocar y que ya sabían todos para quién trabajaba. Supongo que se referirían a este medio, porque Pablo trabaja para un montón de gente, que es lo que tiene ser trabajador autónomo en este país, que tu estabilidad profesional es una juerga. Conozco poco a Pablo, pero por el trato que he tenido con él es un tipo encantador, y seguro que esto lo corrobora más gente, y de distintas militancias.

No tengo ni idea de qué piensa o deja de pensar, pero lo que sí sé es que es un fotógrafo magnífico, y tiene el mérito de haberme hecho dos de las únicas cinco fotos que tengo de adulto en las que no parezco polimedicado, que salgo bien, y  créanme que eso es algo al alcance de muy pocos. Lo que me preocupó es que cualquiera se crea en el derecho de tachar a alguien de lo que le venga en gana y echarlo del lugar que le plazca, que era la calle, ojo, las que creemos nuestras, porque se siente ofendido. Tiene tela.

Supongo que la persona que lo increpó tendría sus razones militantes, de pertenencia y/o de corazón, pero ya le digo yo que un fotógrafo no tiene ni la culpa ni la solución. Otra cosa es que ya que pasaba por allí, decida venirse arriba y ganar puntos en el ranking de imbecilidad. Seguro que alguien le dio la enhorabuena por increpar a un chaval que trabajaba. Seguro que ese alguien tampoco se jugaba nada. Espero que alguien razone y le diga que así no, o que se saque la cara a Pablo, pero no por ser él, que ya es mayorcito para defenderse solo, sino por lo que significa validar estas actitudes déspotas, esta chulería de matón de barrio que nos recuerda épocas pasadas. Y aquí estoy seguro de que cada uno de ustedes se ha ido a una época diferente, y ninguna buena. Ese es el problema de las militancias ilustradas, que venden una idea de razón que es falsa y hace que los peones se peguen, o lo que es peor, se maten. Ya hemos estado ahí, hágame el favor de no volver.

Que está muy bien lo de los likes, insisto, y las bolas amarillas esas con cara de enfadado, o incluso con forma de caca, para demostrar nuestro enfado, pero siempre es mejor ser proactivo, cuestionarse y apoyar, militar incluso, pero razonadamente. O si decidimos militar sin pensar, al menos ser conscientes de que lo que hacemos está mal y puede tener consecuencias. Que uno puede ser malo, pero nunca ser imbécil, por favor.

Escohotado, que nos dejó esta semana, personaje criticado y alabado por militancias muy distintas y muchas veces a la vez, decía que sólo aprender nos permite cambiar de idea. Pues eso, aprendan, aprendamos siempre, no para cambiar de idea, sino para al menos cuestionarnos las que tenemos, ¿les parece?

Y actúen, claro. Igual le llamo a Pablo a ver si consigue hacer magia otra vez y actualizo mis fotos, que de mensajes en redes sociales no se vive. Sonrío.

Sean buenos, militen, pero sean felices. Querer ser feliz es la mejor defensa contra los absolutismos.


  • Los comentarios que falten el respeto y que no se ciñan al tema de la noticia, podrán ser eliminados.
  • Cada usuario será el único responsable de sus comentarios.
Militancia ilustrada