• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión / Periodista. Director de Comunicación y Marketing del Consejo General de la Abogacía Española.

Marca dos X en el IRPF

Por Francisco Muro de Iscar

Nueve millones de personas -muchos más que los votantes del partido ganador de las últimas elecciones y, previsiblemente también de las próximas-

"votaron" en 2015 por la Iglesia Católica al marcar la X en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. 23.174 ciudadanos más en 2015 que un año antes. El 35 por ciento de los ciudadanos que ejercer el derecho y la obligación de declarar sus ingresos y pagar sus impuestos. A pesar de algunas cosas negativas.

Es la única votación en la que los ciudadanos podemos decidir qué queremos que se haga con una parte de nuestros impuestos. No significa pagar más ni que nos devuelvan menos. Sólo le decimos al Estado que queremos, libre y voluntariamente, que una parte de nuestros impuestos los gestione la Iglesia. Lo mismo sucede con la casilla que también podemos marcar para que otra parte de nuestros impuestos vaya a las ONGs y lo gestionen ellas.

Eso destruye uno de los tópicos que algunos siguen vendiendo: el Estado no da dinero a la Iglesia, se lo damos libre y voluntariamente los ciudadanos que queremos hacerlo. Nadie nos obliga, nadie nos mira, nadie nos controla. Millones de ciudadanos queremos que ese dinero se destine a las obras sociales que realiza la Iglesia: a la atención a inmigrantes a los que el Estado da la espalda; a mujeres que quieren ser madres o mujeres vulnerables que huyen de la violencia; a enfermos mentales, crónicos y terminales; a ancianos abandonados; a educar a niños y jóvenes; a Cáritas, que es nuestro Premio Nobel de la solidaridad, pero que es sobre todo Iglesia; a buscar empleo o pagar la vivienda de muchos sin techo; a la atención básica de esos sacerdotes que son la última esperanza de muchos ciudadanos en tantos pueblos de toda España con salarios mínimos; a la conservación del patrimonio cultural y religioso que es de todos... La Iglesia sigue siendo el último refugio de sin papeles, sin familia, sin techo, sin nada. La última casa de esa misericordia que predica el Papa Francisco.

Algunos sostienen que la Iglesia es poco transparente, pero sus cuentas son auditadas cada año, desde hace una década, y se hacen públicas. Transparencia en cada céntimo. La Iglesia está ultimando un plan, que será plenamente efectivo en 2017, para ser la institución más transparente. Se someterá a la supervisión de un organismo del máximo prestigio internacional y la idea es que todas las instituciones eclesiales puedan rendir cuentas con formatos contables unificados, homologables y transparentes. A la iglesia le sienta bien la transparencia. Seguramente por eso tiene la confianza constante de uno de cada tres españoles, entre los que, sin duda, habrá unos cuantos que ni siquiera sean católicos. Pero saben que su dinero se emplea bien.

Cada euro que damos a la Iglesia Católica y a las ONGs se multiplica por cinco o por diez en la atención social. Pongan sus dos X en el IRPF. Voten por la solidaridad y por la transparencia. Que lo escuchen los políticos. Y que copien.


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