CaixaBank inicia la emisión progresiva de todas sus tarjetas con materiales reciclados a partir de 2021.
La entidad dirigida por Gonzalo Gortázar, que, a través de su filial CaixaBank Payments & Consumer, lidera el sector de medios de pago en España, con un parque de más de 18,8 millones de tarjetas emitidas, dejará de utilizar el plástico en la fabricación de los soportes físicos y lo sustituirá por materiales con menor impacto ambiental, de origen reciclado (PVC-R) o biodegradable (PLA).
Dado el alto volumen de tarjetas con las que cuenta CaixaBank y la amplia gama de modalidades y marcas, la sustitución de materiales se realizará de forma progresiva.
Se estima que, a lo largo de 2021, el 85% de las nuevas tarjetas se emitirán con materiales sostenibles. A final del año, el número de tarjetas de CaixaBank con los nuevos materiales podría alcanzar previsiblemente la cifra de cinco millones de unidades en circulación.
De esta manera, CaixaBank se convertirá en la primera entidad financiera en España y uno de los primeros bancos del mundo en emitir sus tarjetas en materiales alternativos con menor impacto para el medio ambiente.
NUEVOS MATERIALES
El material que CaixaBank utilizará para la mayoría de tarjetas será el PVC reciclado (PVC-R), la alternativa al plástico con menor huella de carbono y realizada con materiales reciclados, a partir de fuentes como desechos de la industria de la construcción, reciclaje de bolsas de plástico o residuos de otras tarjetas, entre otros.
Asimismo, para determinadas modalidades, CaixaBank utilizará el PLA, un material de orígen biológico por lo que se evita utilizar recursos fósiles y es biodegradable.
En ambos casos, los materiales, además de reducir el impacto ambiental respecto al plástico, aseguran una duración de las tarjetas de cinco años e incluso superior.
Por otro lado, las técnicas de impresión del nombre de cliente y los datos de la tarjeta también evolucionarán para reducir el impacto ambiental. Actualmente, CaixaBank ya solo personaliza una de las dos caras de la tarjeta (el reverso) y ha empezado a utilizar la impresión en láser en lugar de tintas, lo que no solo genera menos residuos, sino que además aumenta la duración de la tarjeta.
Asimismo, la entidad ya cuenta con un circuito de reciclaje para todas las tarjetas caducadas o en desuso. Cuando, al término de la vida útil de la tarjeta, el cliente la entrega en su oficina, CaixaBank pone en marcha un proceso gracias al cual se puede recuperar el material y darle una nueva aplicación.
ENTIDAD PIONERA
Con la decisión de pasar a emitir exclusivamente con materiales reciclados y biodegradables, CaixaBank culmina un proceso que inició en 2019, con la introducción, por primera vez en España, de tarjetas fabricadas con materiales sostenibles.
Como primer paso, toda la gama de tarjetas regalo de la entidad (unas 150.000 unidades al año) pasó a realizarse con un material biodegradable (ácido poliláctico, procedente de almidón de maíz), lo que permite su eliminación sin residuos al final de su vida útil (máximo de dos años, al tratarse de tarjetas regalo).
En agosto de 2020, CaixaBank lanzó la tarjeta Visa & Pay reciclada, la primera tarjeta comercializada en España cuyo soporte está fabricado con material 100% reciclado (en este caso, PVC-R). En la actualidad, ya son 125.000 las Visa & Pay recicladas en circulación.
La decisión de CaixaBank de pasar a emitir toda su gama de tarjetas con materiales más sostenibles contribuirá a reducir la huella de carbono. Según datos técnicos, en la producción de una tarjeta de PVC-R se consume un 45% menos de agua y se emite 15% menos de CO2 que en el mismo proceso realizado con una tarjeta de plástico.
COMPROMISO CON EL MEDIO AMBIENTE
CaixaBank es una de las entidades líder mundial en la actuación para mitigar los efectos del cambio climático. La entidad, incluida en el índice CDP (Carbon Disclosure Project) como una referencia mundial en las estrategias y políticas aplicadas contra el cambio climático, defiende que la sostenibilidad debe estar integrada en el modelo de negocio de las organizaciones. Por esta razón, la estrategia medioambiental conforma uno los cinco ejes del Plan de Banca Socialmente Responsable.
CaixaBank está comprometido con el respeto a la sostenibilidad más allá de sus obligaciones legales y tiene la variable ambiental integrada en su actividad de negocio. Fruto de ello, CaixaBank está adherida a los Principios de Ecuador y, además, en su marco de gestión del riesgo, tiene en cuenta el impacto ambiental. Asimismo, la entidad financiera está comprometida con el cumplimiento de los Acuerdos de París.
Desde el punto de vista de gestión del impacto ambiental, CaixaBank cuenta con un Plan de Gestión Medioambiental 2019-2021 específico que incluye, entre otras, medidas de eficiencia energética y de reducción de consumos y de extensión del compromiso ambiental a la cadena de valor. Gracias a una política activa de control de emisiones, CaixaBank ha logrado reducirlas en un 85 desde 2009.
Asimismo, CaixaBank se ha convertido en el único banco español cotizado que compensa la totalidad de las emisiones de efecto invernadero generadas y calculadas en su huella de carbono, lo que le convierte en entidad “Carbon Neutral”. Por ejemplo, en agosto de 2020, CaixaBank anunció su apoyo a un proyecto en Brasil para proteger hectáreas de bosque amazónico en el estado de Pará como compensación a las emisiones derivadas de su actividad en el ejercicio 2019.
El banco fue la primera organización española incluida en la lista RE100, una iniciativa que pretende incrementar la demanda y el suministro de energías limpias. Por otro lado, forma parte del Grupo Español de Crecimiento Verde, que aboga por el crecimiento económico ligado a una economía baja en carbono.
La entidad también se ha sumado al Compromiso Colectivo para la Acción Climática de Naciones Unidas, una declaración que se crea en el marco de los Principios de Banca Responsable para que el sector financiero movilice sus productos, servicios y relaciones para facilitar la transición económica hacia un modelo sostenible. El compromiso pretende alinear las carteras de entidades financieras de todo el mundo para financiar una economía baja en carbono, con el objetivo de que el calentamiento global se mantenga por debajo de los dos grados centígrados.
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