UGT y CCOO han cosechado un rotundo fracaso y apenas han concentrado a centenar y medio de personas en la protesta convocada en Pamplona contra UPN, PP y Vox, es decir, la oposición al Gobierno de Navarra y de Pedro Sánchez, algo tan inédito como inaudito en democracia.
La protesta marca un hecho histórico pues es la primera vez que los sindicatos se movilizan en contra de un sector político que no ejerce el poder ejecutivo. El objetivo de la manifestación era rechazar la no convalidación en el Congreso del controvertido decreto ómnibus, que, según los sindicatos, contenía medidas esenciales para el escudo social.
Lo insólito de esta manifestación radica en el giro de los acontecimientos: la oposición, tras la bajada de pantalones de Pedro Sánchez, que tras varios días lanzando a sus hordas de ministros a decir que no se cambiaría ni una sola coma del decreto, y tras cambiarlo de arriba a abajo, presentando sólo 29 de las 80 medidas iniciales, va a apoyar el decreto.
Ese voto favorable desmontaba la coartada de los sindicatos, que a pesar de todo, la mantuvieron, cosechando ahora un rotundo fracaso.
Con esta manifestación, UGT y CCOO han quedado en evidencia, pues su postura no tenía una base lógica, ya que las medidas que inicialmente rechazaban serán finalmente aprobadas. De hecho, algunos observadores sugieren que esta movilización estaba más orientada a defender los intereses del Gobierno de Pedro Sánchez que a proteger los derechos laborales de los trabajadores.
Y es que, desde que el PSOE llegó al poder, los sindicatos no han mostrado públicamente ninguna signo de oposición al Gobierno, lo que refuerza la percepción de que, lejos de ser independientes, UGT y CCOO se han convertido en piezas clave en el engranaje político del Ejecutivo.
Lo que sorprende aún más es que, en lugar de manifestarse en defensa de los derechos de los trabajadores frente al Gobierno, UGT y CCOO han decidido centrar su ataque en los partidos de derecha. La protesta, que se presentaba como una lucha contra la "insolidaria oposición", llega en un contexto de creciente dependencia del Gobierno de Sánchez de los partidos independentistas como Junts, lo que ha colocado al PSOE en una posición vulnerable.
La protesta de hoy en Pamplona ha puesto en evidencia lo que muchos consideran el nuevo papel de los sindicatos en la política española: ser instrumentos al servicio del Gobierno, a veces, más que a la defensa de los derechos de los trabajadores.
El hecho de que UGT y CCOO hayan decidido manifestarse en contra de la oposición, y no del propio Gobierno, es tan insólito como inaudito, y marca un precedente en la historia reciente de las movilizaciones sindicales en España.
En la fracasada convocatoria de este domingo se ha visto entre los asistentes a miembros del PSN, como los senadores Javier Remírez y Toni Magdaleno, así como parlamentarios y concejales socialistas; y al portavoz de Contigo y coordinador de Izquierda Unida en Navarra, Carlos Guzmán. También han estado presentes trabajadores de BSH en Esquíroz que han desplegado una pancarta con el lema 'BSH no se cierra'.
En declaraciones a los medios de comunicación, el secretario general de UGT en Navarra, Jesús Santos, ha reclamado que "no se juegue con los derechos, sobre todo de la gente más débil". Ha censurado que "ha habido un oportunismo por parte de los partidos políticos, fundamentalmente por aquellos" que votaron en contra del decreto "pensando en poner una zancadilla al Gobierno". Por ello, ha demandado a los partidos políticos "que se tomen esto en serio, que no jueguen con la gente más débil".
Por su parte, el secretario general de CCOO en Navarra, Chechu Rodríguez, ha criticado que la semana pasada "la derecha extrema y la ultraderecha" intentaron "tumbar las posiciones de política social del gobierno de coalición en España dando una patada en el bolsillo de los trabajadores y las trabajadoras de la gente más desfavorecida del país".
Así, ojos vista de todo el mundo y en una plaza consistorial que se les ha quedado tremendamente grande, los sindicatos han cosechado un fracaso absoluto.