Investigadoras de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) trabajan en un proyecto para estudiar cómo reducir, mediante nuevas tecnologías, el miedo a las inyecciones que sufren los niños al someterles a una intervención médica.
Para ello, en colaboración con la empresa valenciana Innoarea y el Complejo Hospitalario de Navarra (CHN), quieren evaluar si emplear un dispositivo de realidad virtual con el menor, mientras el personal de enfermería utiliza un visualizador de venas durante la punción, puede reducir la aprensión a las agujas del paciente pediátrico y, de esta forma, disminuir el dolor y el estrés.
El equipo, liderado por Marta Ferraz Torres, busca financiación a través de la plataforma de 'crowdfunding' o micromecenazgo para proyectos científicos Precipita, impulsada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.
Las investigadoras del Departamento de Ciencias de la Salud de la UPNA implicadas en el proyecto son, además de Marta Ferraz Torres, Leticia San Martín Rodríguez, Nely Soto Ruiz y Paula Escalada Hernández (todas ellas, integrantes del Grupo de Investigación INNO-CARE) y Raquel Sáenz Mendía. Por parte del Complejo Hospitalario de Navarra, participan Cristina Armijo Villacampa, Cristina Echeverría Beroiz, Raquel Aizcorbe Zabalza, María Isabel Cuartango Santamaría e Idoia Cuevas López.
La investigadora Marta Ferraz explica que "es frecuente que el paciente pediátrico sufra de ansiedad y estrés, sobre todo, en situaciones de urgencia y de hospitalización y ante procesos invasivos, como las técnicas de extracción sanguínea o de inyección de vacunas".
Para combatir esta situación, las investigadoras se han fijado en una nueva tecnología, que ya se aplica en el campo de la salud, la realidad virtual. "El paciente pediátrico, de entre 2 y 15 años, utiliza un dispositivo visual que, mediante tecnología informática, genera un entorno de escenas u objetos de apariencia real. Esto le crea la sensación de estar inmerso en ese entorno", señala Marta Torres.
"En concreto, son una serie de minijuegos, gracias a los que tiene que ir completando puzzles e interactuar con una serie de animales, lo que permite que se entretenga y no se altere por la presencia de agujas, médicos y enfermeras a su alrededor", explica Torres.
El proyecto combina esta tecnología con el empleo de un detector de venas ecográfico y otro de luz infrarroja, que "proporcionan, con imágenes en alta definición, una visualización directa mediante iluminación de venas durante todo el procedimiento de acceso vascular". "El uso de estos dispositivos permite visualizar mejor el recorrido de los vasos del paciente pediátrico y disminuir el tiempo que dura la punción, así como facilitar esta técnica a los profesionales sanitarios", añade.
Según estas investigadoras, "en el contexto de la atención pediátrica, hay pruebas sólidas que apoyan la eficacia de la distracción y la hipnosis para reducir el dolor y el malestar relacionados con la realización de procedimientos invasivos en niños y adolescentes".
"Sin embargo, se necesitan estudios de investigación adicionales para evaluar más exhaustivamente intervenciones que, hasta la fecha, solo se han investigado en grupos determinados, como son técnicas de distracción -como soplar aire-, alteración de la memoria y posición de los padres o profesionales mediante sugestión. De igual forma, la vinculación de dos nuevas tecnologías en pro de generar una optimización de los recursos y de disminuir los principales factores de dolor y de ansiedad y estrés en esta población tan susceptible no han sido claramente estudiados", señala la investigadora de la UPNA.
Esta técnica podría extrapolarse a otro tipo de intervenciones sanitarias. "Nuestra meta consiste en crear un protocolo validado y en formar a profesionales sanitarios en esta técnica para implantarla a nivel nacional", concluye Marta Ferraz.
El periodo para colaborar con este proyecto a través de la iniciativa 'Precipita' concluirá el próximo 20 de noviembre. Se pueden realizar aportaciones económicas desde diez euros. Dichas aportaciones, que tienen desgravación fiscal, pueden provenir de personas o empresas.