Dice el dicho que no hay más ciego que el no quiere ver y Europa, sus gobiernos, muestran una ceguera alarmante, sangrante e inhumana respecto al drama de los refugiados y asilados que llegan por millares al viejo continente.
Acaba la campaña electoral; “la madre de las campañas”; la más importante de la historia de la democracia; la más mediática y plural; la más abierta e incierta de cara a unas elecciones generales; la del supuesto fin del bipartidismo; la de … saturar a todo bicho viviente.
Las Guerreras han caído en octavos de final, pero nadie puede negar que han vuelto a batirse hasta el último suspiro por un objetivo que no han podido alcanzar: los cuartos.
España ya ha consumido tres partidos del Mundial y a la victoria de Kazajistán, la derrota con Rusia que entraba en lo factible, y el triunfo contra Rumanía, hacen que las Guerreras hayan dado todos los motivos para seguir apasionándose con su talento y juego.
Resulta especialmente doloroso comprobar como la sociedad actual se está “acomodando” a recibir y encajar los asesinatos de violencia de género y sexista con una frialdad y resignación que rozan el sarcasmo.
Sin embargo, ya existe y es tan viejo como el ser humano. Su actividad puede ser o no reglada, pero nunca ha faltado y nunca faltará. Hablo del voluntariado, del altruismo, de ayudar a otro sin esperar nada a cambio.
Quizá por la perspectiva que le dan a uno los años (estrenada ya la “versión 5.0”) la sensación que a la sociedad actual le falta cortesía y educación es algo que día a día se me hace más palpable.