Luis del Val

En un acto social, Oscar Wilde se encontró con un conocido, ya de cierta edad, acompañado de un chico joven, muy agraciado, que le fue presentado como sobrino. 

Como nos pasamos gran parte del tiempo escudriñando los gestos y movimientos de los aburridos y pesadísimos nacionalistas catalanes, o las tonterías contemporáneas de ese grupo de progres venidos a más, sucede que los grandes asuntos nos pasan inadvertidos. Por ejemplo, Erdogan.

Les engañaron. Les dijeron que era los liberadores, mejor dicho, los sacrificados soldados que llevarían la libertad al Pueblo Vasco.

De la misma manera que se ha impuesto la barbaridad lingüística de "violencia de género", podríamos incorporar la de "hipocresía de género... político", según el hipócrita sea de un sexo o de otro, incluso de uno u otro partido.

En algunas ocasiones, el presidente del Gobierno abandona ese aire de hombre sensato, con la fatiga del sentido común cargando sobre sus hombros, incluso esa leve ironía galaica, y muestra un matiz displicente que sorprende, incluso a sus monaguillos.

En los peores años de la crisis, hubo muchas familias que, ante la imposibilidad de poder hacer frente a la hipoteca, desesperados ante lo que podría llegar, se quitaban el piso de encima, lo vendían a precio de saldo, y se iban a vivir con un pariente. 

No todas las iniciativas de Podemos, a través de sus diversas franquicias de tapas autonómicas y locales, son insensatas o utópicas.

En España estamos poniendo las bases para derribar el Estado de Derecho. Por un lado, hay jueces que han descubierto la "Justicia Ejemplar", una Justicia con apellido y todo, cuando yo creía que la Justicia, como la Democracia, no necesitaba adjetivos y, por otro, uno de los pilares de las naciones libres, que es la presunción de inocencia, ya está abolida de manera definitiva, gracias al entusiasmo de Ciudadanos y a la sumisión de los demás partidos políticos, que están convencidos de que este grave retroceso en las libertades individuales es lo que ellos denominan muy progresista.

Para poder pagar las pensiones habrá que implementar 15.000 millones de euros que, desde el punto de vista coloquial, viene a ser una barbaridad, aproximadamente.

Hace una semana, mi amiga y compañera Cristina López Schlichting entrevistaba a unas mujeres de etnia gitana, algunas de ellas analfabetas, pero que han interpretado en el teatro a Lorca y a Lope de Vega, con notable éxito.

Todos somos iguales ante la Ley, incluidos los policías.

Se calcula que hay en España casi dos millones de votantes que, en alguna ocasión, siendo votantes habituales del PP han votado al PSOE, o al contrario.