• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / Sabatinas

Centro de gravedad permanente

Por Fermín Mínguez

Esto pedía Franco Battiato en una de sus canciones más conocidas, “un centro de gravedad permanente que no varíe lo que ahora pienso de las cosas, de la gente”. Supongo que él sabía que esto es imposible, aunque tenga sentido. Lo vamos a echar de menos, como a toda la gente que se va y hacía la vida más bonita.

Franco Battiato.
"Giren hasta marearse, sean felices, liberen al animal que no les deja ser felices, déjenle ganar, déjenle querer sin límite. Hágannos al resto ese favor, que podamos recordarles felices con facilidad. Es mejor ser incentivo que lastre, siempre".

Esto pedía Franco Battiato en una de sus canciones más conocidas, “un centro de gravedad permanente que no varíe lo que ahora pienso de las cosas, de la gente”. Supongo que él sabía que esto es imposible, aunque tenga sentido. Lo vamos a echar de menos, como a toda la gente que se va y hacía la vida más bonita.

Siempre he pensado que la música tiene un papel definitivo como reflejo del momento cultural y social en el que se compone, creo que el papel de los juglares que iban de pueblo en pueblo cantando las novedades sociales que pasaban en otros puntos cuando la gente no sabía lo que era viajar, se ha ido modernizando y cambiando plazas de pueblos por vinilos, casetes y cds, y ahora por plataformas de reproducción, pero con el mismo papel de ser reflejo de lo que está pasando en la sociedad. Ahora le hace competencia la televisión, y el resto de medios, pero la música tiene la ventaja de que se fija en la historia, permanece mejor. Es decir, confío en que no nos acordaremos de la mayoría de los debates arrabaleros de Sálvame, pero podremos seguir sufriendo las canciones de Maluma…

Y aquí aparece un italiano largo, de nariz excesiva donde que aprovecha para llevar unas gafas igual de grandes, que cumple pocos de los criterios musicales de su época pero que consigue hacerse un hueco. Lo recuerdo de crío en los programas musicales moviéndose raro, no creo que nadie lo llame bailar, serio, y sin tener claro si me gustaba mucho o me aburría. Ahora he de decir que soy fan, que aprendí de él, de su forma de escribir y de defender su puesta en escena, su punto de gravedad, y su propuesta de girar bailando sin parar. Algo hizo bien porque lo echaré de menos, como tantos otros que no lo conocieron, eso es perdurar al fin y al cabo, dejar algo digno de ser recordado.

Miren, morir nos vamos a morir de todos modos, antes o después de alguien, pero morir nos morimos seguro, y a veces da la sensación de que nos preocupa más cuándo y cómo pasará que lo realmente importante, que es cómo habremos vivido hasta entonces. Sobre lo primero no tenemos control, o al menos no demasiado, y cuando llegue el día no nos llegará una alerta al móvil del tipo “Prepárese y póngase ropa interior limpia y bonita que hoy le toca”. Pero sobre lo segundo, sobre cómo vivir hasta ese día, sobre eso tenemos control absoluto. Y sobre cómo quieren que les recuerden, también.

A mi me gustaría que me pille dando vueltas bailando, que gire toda la estancia, mientras se danza, teniendo la conciencia tranquila de que he intentado hacerlo lo mejor posible, siendo bueno, aunque me haya salido como un churro todo. Que mi centro de gravedad sea saber distinguir qué es bueno de que no. Buscando la alegría.

Algunos como Battiato han tenido la ventaja de tener un talento descomunal y la valentía de explotarlo, y lo recordaremos gracias a sus canciones (si no lo recuerdan todavía, buceen este fin de semana en sus listas, por favor, ya verán qué bien), la nariz también ha ayudado, claro. Igual es suya la culpa de mi predilección por las narices agresivas, vayan a saber. 

El resto de los mortales puede que no contemos con un talento tan comunicable como el de componer y cantar, y tendremos que buscar cómo impactar en nuestros cercanos. ¿Han pensado alguna vez en cómo quieren ser recordados?, ¿en cómo les gustaría que pensaran en ustedes cuando ya no estén aquí? Igual suena a horterada, pero, ¿no creen que sería fantástico que los recordaran felices? No me digan que no sería brutal como objetivo global, sembrar felicidades, cada vez más gente sabiendo que se puede ser feliz porque ha visto que otros lo han sido. Ser referentes de felicidad y no de historias temporales que nos corrompen y nos amargan. Ya está bien de contar miserias para conseguir que nos escuchen, y ya está bien de dar más valor a lo malo que a lo bueno que nos pasa. Les contaré algo personal, de esas cosas que mi madre me dice que no comparta con tanta gente, todos los días dedico unos minutos, (al levantarme y al acostarme seguro, y luego cuando el animal que vive dentro me muerde el corazón o la memoria), a recordar una carcajada concreta de mi hermana Cris. Es de un día de verano, sonora, corta y a golpes, como ella se reía. Y lo hago porque no pienso olvidar la alegría, su alegría, nunca. Les cuento esto porque el efecto positivo es siempre mayor que el navajazo que me mete al corazón.

Bailen, bailen a pesar del dolor, giren como locos hasta perder el centro de gravedad, de hecho tírenlo a tomar por saco (lo siento Franco), piérdanlo intentando ser felices, y caiganse y vuelvan a bailar, cada vez con más golpes seguramente, y cosidos a cicatrices, pero cada vez con más intención de ser felices. Cambien tantas veces de opinión como vean oportuno, sólo faltaba.

No saben cuándo se irán y dejarán a los suyos en manos de la malnacida de la memoria que es tan puñetera que si no le enseñan qué recordar elegirá lo más recurrente o algo random que le impactó alguna vez. No le dejen elegir, oblíguenle a que les recuerde felices, riéndose a carcajadas cortas, con unas gafas de sol oscuras grandes, una camiseta blanca holgada con tirantes anchos y una coleta con goma verde, y un cigarro en la mano, que entonces fumabas, sonrío. Así hay que fijar los recuerdos, con una ráfaga de felicidad que reviente la memoria, que no le dé opción a buscar tristezas y quejas de mierda de las que es difícil salir.

Giren hasta marearse, sean felices, liberen al animal que no les deja ser felices, déjenle ganar, déjenle querer sin límite. Hágannos al resto ese favor, que podamos recordarles felices con facilidad. Es mejor ser incentivo que lastre, siempre.

En su mano está, ¿van a renunciar?

Gracias Battiato por canciones preciosas como esta, te vamos a echar de menos. La vida es más bonita con gente como tú, ahora tocará esforzarse más.


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