El club navarro proyectó en 1988 las fases de ampliación del estadio para cerrarlo por completo adaptándolo a la nueva tribuna.
La reforma completa o integral de El Sadar, que Osasuna desea para el estadio pamplonés no es algo nuevo, pese a que lo parezca después de las presentaciones oficiales de los cinco proyectos de remodelación presentados hace apenas una semana en el Auditorio del Museo Universidad de Navarra.
La Junta Directiva de Fermín Ezcurra presentó en marzo de 1988 un boceto de lo que sería el estadio "cuando en fase o fases posteriores se culminen las obras", en referencia a las que se iban a realizar de ampliación de la tribuna principal del estadio que se terminaron en 1989.
El boceto o perspectiva tenía como principal característica el cierre completo de la cuatro gradas a la misma altura de la principal. Se quedó en eso, en boceto, al no haber en ese momento una necesidad de ampliar más el estadio, ya que se pasó de una cabida de 24.000 a otra 28.000 espectadores.
Ha sido la primera ampliación del estadio desde su construcción en 1967, gracias a los 364 millones de pesetas que la Liga Nacional de Fútbol Profesional facilitó del CSD. "Sabe muy bien el socio de Osasuna que esta Junta no ha escatimado esfuerzos, paciencia y tenacidad hasta obtener el reconocimiento por los estamentos superiores del deporte de su derecho a un trato económico igual al de otros clubes", manifestó el club, en alusión a que Osasuna no recibía ayudas al no tener déficit y sí el resto de los clubes de la liga en Primera división.
Esta ampliación de la tribuna principal se terminó durante la temporada 1988-89. Acabó costando cerca de 450 millones de pesetas con una estructura de 250 toneladas con 3.700 nuevas localidades, palcos de lujo, veinte palcos o boxes cerrados, nuevo ante palco, bar, sala de trofeos, oficinas, cabinas nuevas para prensa y radio, todo ello proyectado por el arquitecto José Casals, directivo del FC Barcelona y autor del Miniestadi del equipo azulgrana.
