‘IBIDEM, Museo de Oteiza’ es el título de la exposición que María José Gurbindo presenta en el Polvorín de la Ciudadela con 32 fotografías del edificio diseñado por Saénz de Oiza y con la que aporta una visión distinta de una construcción conocida, lo que posibilita nuevas lecturas a sus visitantes. La muestra se ha presentado este miércoles junto a otra exposición del artista israelí Ilan Wolff.
En esta ocasión, este trabajo busca aportar una visión propia del Museo Oteiza, resultado de la experimentación de su arquitectura, tal y como ha explicado la autora en la rueda de prensa de presentación de la muestra en la que ha participado junto con el director del área de Cultura e Igualdad, Jorge Urdánoz. De hecho, ha querido retratar la luz del edificio y cómo el color de sus materiales lo tamiza todo. También, resaltar el carácter escultural del edificio situado en Alzuza.
Las imágenes son tanto en color, 21 de ellas, como en blanco y negro, 11. Fueron realizadas en su mayor parte durante 2020, excepto las fotos exteriores que son del año 2017. Se presentan sobre planchas de dibond de 50 x 75 centímetros. La exposición puede verse hasta el 2 de mayo. El horario de visita es de martes a sábados de 11.30 a 13.30 y de 18.30 a 20.30 horas y los domingos y festivos, de 11.30 a 13.30 horas.
INFLUENCIA EN LA OBRA DE OTEIZA
El título, ‘IBÍDEM’, es un latinismo que significa ‘en el mismo lugar’, y su autora se ha apropiado del término para expresar justo lo contrario: “no hay repetición en la mirada de un fotógrafo, aunque su objetivo apunte al mismo lugar. En mi opinión, y esto se refleja en mis fotos, el edificio de Saénz de Oiza supone una intervención potente que influye activamente en la experimentación de la obra de Oteiza en él contenida”.
El Museo Oteiza en Alzuza, creado entre 1992 y 2003, fue el último proyecto de Francisco Javier Sáenz de Oiza realizado, como en otras ocasiones anteriores, en complicidad activa con Oteiza. Una larga amistad y colaboración profesional, que comenzó con el proyecto de Aránzazu, volvió a unir a estos dos reconocidos artistas en esa ocasión.
La autora, arquitecta de formación, explica que la intención de Sáenz de Oiza fue plantear, partiendo de la idea del túnel de Arantzazu, “una caja de hormigón sencilla que pudiera contener una obra escultórica muy rica. Sin embargo, en mi opinión, su edificio supone una intervención potente que influye activamente en la experimentación de la obra allí contenida”. En la conferencia durante el desarrollo del proyecto en la fundación Jon Intxaustegui, explicó que estaba pendiente de preguntar a Oteiza “si le contenta una caja mucho más elemental y escueta, más prismática y cartesiana o bien quiere dar más violencia a la caja que contiene sus esculturas”.
EL PROTAGONISMO DE LA ARQUITECTURA
En palabras de María José Gurbindo, “buscando alejarme del reportaje descriptivo convencional, en mi primera visita con cámara en mano, me sorprendió el protagonismo de la arquitectura y la riqueza de matices y colores que envuelven cada rincón y cada escultura en ella contenida. La luz es una protagonista principal, así como los materiales nobles utilizados”. Coincide con la explicación de Sáenz de Oiza cuando señaló que "el proyecto, a modo de promenade architecturale corbusieriana, (...) plantea espacios sucesivos relacionados y gobernados por la luz, sustancial protagonista de la forma”.
Posteriormente a la realización de las fotos, leyendo el legado teórico de Oteiza, conoció Gurbindo que en su obra, arquitectura y escultura comparten la misma naturaleza estética y también el espacio como material de trabajo. Oteiza, al mismo tiempo que desarrollaba su escultura, colaboró intensamente con arquitectos en proyectos arquitectónicos, existiendo en su trabajo, una fuerte interacción entre estos dos campos. Por ello, “suponiendo que en Alzuza participó o al menos influyó activamente, y en coherencia con sus principios estéticos, el edificio debiera ser considerado un elemento más de la obra artística integral allí expuesta, cuyo fin último sería dar servicio metafísico al hombre”.
TRAYECTORIA PROFESIONAL
María José Gurbindo estudió arquitectura en la Universidad de Navarra y como a ella le gusta decir, desarrolla su labor profesional como arquitecta desde el campo de la imagen. En 1995, se trasladó a Barcelona donde se especializó en imagen 3D para formar parte del grupo de personas pioneras en este sector aplicado a la arquitectura. Desde su lugar de trabajo, ha colaborado con importantes estudios de toda España.
Quince años después, comenzó su andadura como fotógrafa apostando por el potencial de lo real frente a la realidad inventada.
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