Las marchas organizadas este 1 de mayo por los sindicatos nacionalistas vascos han estado marcadas por un fuerte contenido ideológico, centrado exigir la retirada del Monumento a los Caídos. La defensa del internacionalismo, el anti-imperialismo y la crítica al gasto militar han tenido más peso que cualquier reivindicación concreta relacionada con los problemas laborales actuales de los trabajadores navarros.
La manifestación convocada por ELA ha partido del Monumento a los Caídos y ha concluido en la Plaza del Ayuntamiento de Pamplona, recorriendo algunas de las principales calles del centro. Bajo el lema “Decidir aquí el Salario Mínimo”, la central abertzale ha centrado su discurso en denunciar el reparto de la riqueza, exigir una fiscalidad diferente y rechazar el aumento del gasto en defensa.
El coordinador de ELA en Navarra, Imanol Pascual, ha cargado contra los partidos de izquierda por, según él, no haber hecho reformas fiscales en diez años y ha acusado al Gobierno de Navarra de seguir construyendo el TAV, mantener una política de vivienda deficiente y no abordar con seriedad la siniestralidad laboral. Pascual ha asegurado que Navarra necesita "un salario mínimo propio", propuesta que —según ha dicho— ha sido rechazada por el Gobierno foral, la patronal (CEN), UGT y CCOO.
Pero las reivindicaciones sindicales pronto han dado paso a un discurso puramente político. Pascual ha expresado la preocupación de ELA por el "aumento del gasto militar" y ha acusado a la presidenta María Chivite de apoyar este incremento. También ha vinculado el “belicismo” con el avance de la extrema derecha, y ha reclamado el derribo del Monumento a los Caídos, al que ha calificado como el “segundo mayor monumento fascista del Estado”. Para subrayar su postura, ELA ha realizado una acción simbólica simulando la caída del edificio.
En paralelo, el sindicato LAB ha recorrido las calles de Pamplona bajo el lema “Salario y pensión digna para frenar la precariedad”. Sin embargo, el contenido de sus intervenciones también ha estado centrado en reclamar un marco propio de relaciones laborales para Navarra, el control local del salario mínimo y un cambio profundo en la política industrial.
Su portavoz en Navarra, Imanol Karrera, ha criticado que el Gobierno foral esté “en manos de la CEN, UGT y CCOO”, y ha exigido “valentía y determinación” para romper con ese modelo. Además, ha reclamado una ley de Industria navarra que responda a los intereses de la “mayoría social” y no de las transnacionales.
En su intervención, Karrera ha vuelto a situar el 1 de mayo como una jornada de internacionalismo y anti-imperialismo, y ha asegurado que la lucha por una pensión y un salario mínimo dignos es una “batalla histórica de la clase trabajadora”. Poco o nada se ha escuchado sobre medidas laborales concretas, negociación colectiva o propuestas realistas para mejorar el día a día de los trabajadores.
Así, ELA y LAB han aprovechado la cita del Día del Trabajo para reforzar su agenda política y nacionalista, muy alejada del perfil sindical tradicional, y convertir una jornada de reivindicación laboral en un acto de contenido ideológico.