El ex secretario general del PSE, Nicolás Redondo Terreros, ha defendido en Pamplona la "coherencia" de su andadura de casi medio siglo en el PSOE incluida su salida del partido por discrepar de su deriva con el pacto con Puigdemont, "un coste muy alto", dado que el partido socialista "ha sido mi familia".
Hijo del histórico dirigente de UGT del mismo nombre, Redondo Terreros fue expulsado del PSOE cuando escribía el libro que hoy ha presentado en Pamplona, "No me resigno. Populismo, nacionalismo y los retos del socialismo español", un acto organizado por Sociedad Civil Navarra y la asociación Pompaelo al que han asistido unas 250 personas, entre ellas el presidente de UPN, Javier Esparza, junto a otros cargos regionalistas, o incluso exsocialistas como Lola Eguren o Pilar Aramburo.
Ningún cargo del Partido Socialista de Navarra actual ha acudido al acto, enfrascados hoy en día en sus pactos con los proetarras de EH Bildu para mantenerse en el poder a cualquier precio.
En declaraciones a los periodistas antes de comenzar el acto, Redondo Terreros ha avanzado que en el libro habla de "la crisis de los sistemas de democracia representativa" y de la situación política actual. "Hago una reflexión sobre el predominio del nacionalismo en la política española" en los 40 últimos años, algo "llevado al nivel máximo y estratosférico en estos momentos".
"Creo que eso es malo para los intereses de este país. Estamos viviendo una situación de crisis", ha dicho para poner como ejemplo el rechazo hoy en el Congreso de los Diputados de las enmiendas a la totalidad contra la ley de Amnistía para los independentistas catalanes.
Ha recordado que su salida del PSOE fue precisamente a raíz de sus críticas a un posible pacto con Carles Puigdemont (Junts per Catalunya), que en agosto ya calificó de "inadmisible. Es una persona que si pisa suelo español estaría en la cárcel, y un gobierno serio y decente no puede depender de un prófugo, no puede depender de unas negociaciones fuera del territorio nacional y no puede depender del criterio de un relator".
Entonces Redondo Terreros consideró esto "inadmisible en un país que quiere prosperar y que la única forma de prosperar las sociedades occidentales es haciendo políticas reformistas y moderadas, que los partidos políticos, el Partido Popular y el Partido Socialista, no dependan de sus extremos. Si un país quiere avanzar, tiene que ir por el camino de la centralidad, de la moderación".
Esto lo sostiene en el libro, aunque "no me han hecho ningún caso", ha reconocido un político que proviene de "una familia de verdades resistentes. Mi padre y mi abuelo lucharon contra el franquismo desde el principio y yo he aprendido a decir mis verdades, que son mis verdades, cueste lo que cueste y las digo".
"Nadie podrá decir que no soy coherente porque llevo 30 años diciendo lo mismo que digo hoy", ha señalado tras recordar que hace unos cinco años sostuvo lo mismo en Pamplona en un acto en el que "aplaudieron muchísimo" sus palabras el anterior y la actual secretarios generales del PSN, Roberto Jiménez y María Chivite, que "seguro que ya no me aplauden hoy".
Autodefinido como miembro del "Club de los perdedores", explica que la alusión se refiere a que "todos los que piensan por sí mismos tienen más dificultades que los que se adaptan a las mayorías, a las modas, a la voz del líder".
Así, "somos gente que debemos saber que decir lo que pensamos tiene un coste. Y el mío ha sido muy alto porque el PSOE ha sido mi familia, y también la familia de mi padre y la de mi abuelo. Y los dos fundaron el Partido Socialista Obrero Español".
Preguntado al respecto, ha señalado que el socialismo y el PSOE "deberían ser lo mismo pero ya no lo son", al tiempo que en referencia al título de su libro ha marcado que "el reto del socialismo es hacer una política reformista".
"Es decir, llamar a la mayoría y que no vaya a unas elecciones para gobernar en base a acuerdos, sino que vaya a ellas para ganar, que es bien diferente. Una política nacional española de la que no estemos avergonzados. Una política que mire más al futuro que al pasado y una política que provoque o busque la concordia, esa concordia mínima que es necesaria para que todos los países funcionen y que ahora en España, como otros países, está muy resquebrajada", ha zanjado.
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