El escultor y videoartista japonés Hiraki Sawa ha inaugurado en el Museo de la Universidad de Navarra la exposición "Memoria paralela", en la que reflexiona sobre la memoria y el olvido a través de imágenes en movimiento.
Son sus memorias familiares, las imágenes fantasmagóricas y la simbología circular los ejes vertebradores de la obra de este artista japonés, que mezcla la escultura, la imagen en movimiento a través de vídeos y pequeñas películas, y los dibujos.
El escultor ha afirmado a los medios de comunicación en el museo que su trabajo “está relacionado con la memoria y su construcción” y espera que esa “visión, experiencia y recuerdos se inserten también en la memoria del visitante”.
Sawa ha reconocido que no había pensado en trabajar con "la memoria como tema”, pero, al revisar sus obras, que parten de los años 90, se percató de que “se trataban todas de recuerdos”.
A ello se añadió que los visitantes de su obra comentaban que ésta les llevaba a “recuerdos de su infancia, parajes y paisajes que recordaban haber visto pero no sabían dónde”.
El impacto de experiencias personales, como la amnesia sufrida por uno de sus amigos cercanos, le hicieron acercarse “a este concepto de la memoria y la amnesia”.
Ha buscado también que su obra se base en un paseo desordenado “y que el visitante elija su recorrido”, debido a que el Museo de la UNAV “es de estructura compleja” al albergar dos puertas de entrada distintas.
Sawa ha reconocido que se ve más “como escultor que como cineasta” a pesar de que en su obra "Memoria Paralela" se entremezclan las esculturas con la imagen en movimiento.
También ha recordado su primer contacto con la producción artística audiovisual, que data de hace más de 20 años, con la película "Dwelling", que puede verse en la exposición. Junto a ésta, pueden verse otras tres películas: "Elsewhere", "Airliner" y "Eight minutes".
La muestra de Sawa, que abre la temporada 2020 del Museo de la UNAV, “lleva aparejado un desarrollo tecnológico detrás muy importante”, ha subrayado Valentín Vallhonrat, fotógrafo y comisario de esta exposición.
La producción de Sawa comenzó después de que el Museo de la UNAV le hiciera una propuesta de residencia en el año 2016 que ha finalizado en estos últimos días, ha comentado Vallhonrat.
En la obra de Sawa se percibe una conexión “con su propia producción previa, el rastro del rostro que no se reconoce, la pérdida de la memoria y que da lugar a otra acción clave en su trabajo que es la construcción de la memoria”, ha introducido el comisario.
Sobre la memoria y la desmemoria, Vallhonrat ha querido destacar el conjunto de “dibujos del ciclo lunar, elaborados bajo la técnica de borrado, que deja un rastro” y que, según sus palabras “vuelve a ser una metáfora de cómo funciona la memoria y su pérdida”.
La obra presentada en el museo se compone de 15 producciones audiovisuales, 24 dibujos, y cuatro instalaciones escultóricas. Una producción que incluye al visitante en la experiencia que presenta Sawa y en el recorrido.
En resumen, según Vallhonrat, el trabajo que ha devuelto Sawa tras su residencia es un completo que incluye “un desarrollo arquitectónico y escultórico”.
Junto a la obra de Sawa, se pueden ver ocho piezas de la colección de fotografía histórica del Museo, de los autores José Ortiz Echagüe, Claudius Galen Wheelhouse, Alphonse de Launay, Jean Baptiste Laurent y José Martínez Sánchez.
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