SAN FERMÍN
El fotógrafo que 'vacía' ciudades capturó por anticipado los Sanfermines cancelados por el coronavirus
Ignacio Pereira cree que su imagen ejemplifica muy bien la soledad del corredor que pelea contra seis toros.
Ignacio Pereira cree que su imagen ejemplifica muy bien la soledad del corredor que pelea contra seis toros.
Al fotógrafo Ignacio Pereira, conocido por vaciar las ciudades en sus imágenes, mostrando plazas y calles que suelen estar abarrotadas, pero dejando solo a una persona como protagonistas de sus instantáneas, le quedaba todavía un reto por acometer: hacer una de sus fotografías en un encierro de San Fermín.
Pereira, con trabajos en lugares tan emblemáticos como Nueva York, Londres, Tokio, Roma o Madrid, se enfrentó el pasado año 2019 a una labor mucho más compleja, ya que él acostumbra a tomar fotografías más pausadas y calmadas, ajenas a la explosividad de los encierros de Pamplona. Una vez tomadas, el gran esfuerzo viene después, con multitud de horas para dejar en ellas a una sola persona y, de ese modo, contar su historia.
Pereira llegó en julio del 2019 por primera vez a los Sanfermines y a Pamplona, y la sorpresa que se llevó fue mayúscula, según relata. "La experiencia fue espectacular, sobre todo porque mi sensación era que se me había pasado un poco el arroz de ir a los Sanfermines, ya que fui con 40 años. Pensaba que ya no merecía la pena vivir la fiesta y conocerla. Pero fue una sorpresa total, porque tuve la oportunidad y la suerte de estar invitado por gente de Pamplona, y la experiencia fue absolutamente espectacular. Me he hecho completamente fan de las fiestas", apunta.
Este fotógrafo toledano arribó a Pamplona precisamente a realizar este proyecto, uno que le hacía especial ilusión: "Mis fotografías tienen una cosa en común, que es contar una historia interesante, y los Sanfermines, sin duda, me parecía una opción muy atractiva. Es verdad que llegué con mucha sorpresa por ver cómo podía trabajar, porque era la primera vez y era difícil mirar encuadres. Pero tuve mucha suerte, porque me permitieron el acceso a un balcón de la cuesta de Santo Domingo".
Desde ese balcón, realizó dos fotografías (la que ilustra este artículo y otra más cenital), aunque también tuvo la oportunidad, en los tres días que pasó en Pamplona, de sacar imágenes en la zona de Telefónica, aunque allí no obtuvo ninguna con las exigencias técnicas suficientes para elaborar el proyecto.
La imagen tomada en la cuesta de Santo Domingo, en el encierro de los astados de Victoriano del Río, posee un protagonista muy especial, el cascantino Mariano Jiménez Baigorri, un conocido corredor que ese mismo año resultó herido en el sexto encierro y que, una vez recuperado, indicó que su intención era dejarlo tras alrededor de 40 años poniéndose delante de los toros.
EL PROTAGONISTA SE VUELVE REAL
Como le ha sucedido en alguna otra ocasión, el protagonista de sus imágenes se puso en contacto con él. "Me sucedió también con la foto de Times Square y, con la de Pamplona, me llamó el hijo de Mariano. Me dijo que le produjo mucha alegría ver en la fotografía a su padre y me explicó toda su historia, de cómo ambos corrían juntos los encierros", afirma.
El obejtivo que busca Pereira con sus fotografías es, a través de técnicas digitales, cumplir el sueño artístico de vaciar las ciudades para generar potentes sensaciones debido a la kenopsia, que es, según define, "la extraña atmósfera que se crea cuando hay un espacio que se supone que debe estar lleno de gente y que, en cambio, está abandonado".
En Pamplona, además de esa labor de borrar los espacios, supone mucho más esfuerzo sacar la instantána, tal y como asegura. "El encierro es un disparo de velocidad muy rápida y tiene su dificultad. Fue un trabajo bastante eficaz, porque considero que sacar dos fotografías de ese día supuso un éxito total. No pensaba ni que me iba a salir una. Es todo muy rápido y después hay que ver el trabajo que has hecho, porque casi estás a ciegas, sin saber muy bien lo que te ha salido. Luego, evidentemente, hay mucho trabajo de posproducción. Hacer una fotografía así cuesta prácticamente una semana de trabajo", expone.
Para Pereira, la imagen que obtuvo representa muy bien la auténtica esencia de los encierros, que quizá cuesta desentrañar cuando las carreras se ven en directo por la televisión. "Lo que hace es subrayar en realidad cuál es la verdadera batalla entre la bestia y el hombre. A mí me parece una fotografía muy significativa, en el sentido de que hay una persona, que es Mariano, peleando contra seis toros y seis cabestros. Es una lectura bastante real de lo que sucede en los encierros, porque, al final, todo ese tumulto de gente se queda a un lado, y no nos damos cuenta de que representa una batalla de uno solo, de uno mismo contra los toros", incide.
MOMENTOS DE TENSIÓN
Además de tomar las fotos, Pereira pudo también compartir momentos con algunos corredores. "Tuve mucha suerte de estar con ellos y de sentir lo que es realmente un encierro. Yo hasta entonces lo había vivido desde Madrid, desde la televisión, pero siempre me ha apasionado. Siempre me he levantado a verlos y siempre ha sido un tema que me ha traído mucha curiosidad. Pero vivirlo ahí es completamente diferente", destaca.
En esos encuentros con los corredores, comenzó a palpar la emoción que significa estar en esas calles todas las mañanas de los Sanfermines. "Ellos me dijeron que por las mañanas no se pueden hacer bromas ni carecer de la seriedad del tema que tienen entre manos. Yo quedé con un corredor a las 7.45 horas. Fuimos hacia su posición en la cuesta de Santo Domingo y entramos en la librería en la que dejan todos sus enseres y se preparan, se concentran… Todo ese ritual fue absolutamente espectacular", agrega.
"Después -continúa-, es verdad que el propio encierro son siete u ocho segundos de explosión de adrenalina, que pasan volando. Captar ese momento es increíble. Uno de los corredores me contó que tenía mucho interés en ver mi trabajo, porque una de las grandes sensaciones que él tenía al correr el encierro era el de la soledad, el de correr él solo. Se encontraba contra las bestias y ahí no había nada ni nadie más".
Ese es, precisamente, el significado que transmite su fotografía. "En el momento, lo que vemos es una espantada de gente, y por eso creo que esta imagen ejemplifica muy bien la sensación de soledad del corredor. Congelar ese momento, ver a ese corredor cómo está pegado a la pared, con una escapatoria que no sé ni cómo salió de esa... Cualquier persona que vea esto tiene que darse cuenta de la grandeza que guarda esta batalla", remarca.
SANFERMINES CON CORONAVIRUS
Lo que no podía imaginar este fotógrafo es que su trabajo adquiriera una dimensión completamente diferente cuando comenzó la pandemia del coronavirus, con las calles vacías y con estrictas medidas de seguridad sanitaria para evitar los contagios entre las personas. Ahora, su imagen posee también ese significado, el de unos Sanfermines que se habrán de vivir en soledad, sin los tumultos ni las aglomeraciones de todos los años.
Pereira traslada a su vez cómo, una vez finalizada la fotografía vaciada, realizó un cartel de fiestas y lo presentó al concurso de este año 2020. "Cuando se suspendieron las fiestas, lo publiqué. Lo que me gustaría es que, ahora que las fiestas están canceladas, ojalá fuese un recuerdo bonito y que la gente lo tuviera de recuerdo de lo que ha sucedido", dice.
Lo que sí queda claro es que el agijón de los Sanfermines le ha pinchado y le ha llegado muy hondo. "Me gustaría mucho poder volver a Pamplona. Técnicamente, es un trabajo muy complicado y complejo, pero muestra la grandeza de lo que ocurre, por lo que tengo claro que volveré, y me encantará hacerlo, porque soy un apasionado de los encierros. Me gustaría tener la oportunidad de sacar alguna foto desde la curva de Mercaderes y Estafeta, con un encuadre más cerrado y con una imagen más cercana, para aproximarme más a la historia del protagonista", manifiesta.
No será este 2020, aunque, falte lo que falte, cada día que pasa está más claro que ya falta menos.