VERANO
Cómo tomar las típicas fotos playeras... pero bien hechas
La playa es uno de los escenarios más fotografiados del mundo. Arena blanca, mar azul, cuerpos bronceados, atardeceres espectaculares… todo parece perfecto para capturar recuerdos.

Seamos honestos: muchas fotos playeras terminan viéndose cutres, pasadas de moda o simplemente aburridas. Si quieres que tus fotos de vacaciones no acaben en la carpeta del olvido, sino que luzcan dignas de un álbum de foto digital CEWE, aquí van algunos consejos para hacer las típicas fotos de playa… pero con estilo, intención y buen gusto.
Evita la luz dura del mediodía. Esa luz aplasta los rasgos, genera sombras raras y hace que todos entrecierren los ojos. La “hora dorada” (una hora después del amanecer y una antes del atardecer) es tu mejor aliada. Da una luz suave y cálida que embellece todo: piel, mar, cielo y arena. También puedes aprovechar días nublados, que ofrecen una luz difusa y pareja, ideal para retratos sin sombras marcadas.
Las típicas poses exageradas —saltos artificiales, manos formando corazones al sol, o la clásica mirada al infinito con gafas de espejo— suelen caer en lo hortera. En su lugar, busca naturalidad: alguien caminando por la orilla, una carcajada espontánea, niños jugando con las olas, una pareja compartiendo un momento tranquilo. Las mejores fotos son las que cuentan una historia sin necesidad de palabras.
No dispares a lo loco. Piensa el encuadre: ¿quieres destacar el paisaje o a la persona? Si retratas a alguien, evita centrarlo siempre en el medio. Usa la regla de los tercios para crear equilibrio visual. Aprovecha líneas naturales (la orilla, el horizonte, una pasarela de madera) para dirigir la mirada. Y ojo con el fondo: nadie quiere un cubo de basura, un turista despistado o una sombrilla chillona robando protagonismo.
No todo tiene que ser panorámico. Acércate. Enfoca los pies llenos de arena, una mano sujetando una concha, las gotas de agua en la piel. Los detalles construyen la atmósfera. Añaden textura y emoción. Son esas pequeñas cosas las que hacen que un álbum de fotos destaque y no parezca un catálogo genérico de agencia de viajes.
Olvida los pareos con estampados imposibles, los sombreros gigantes o las gafas de neón. Busca ropa cómoda y sencilla que no desentone con el entorno. Colores claros, tejidos naturales, y accesorios sutiles ayudan a que el foco esté donde debe estar: en el momento y la emoción. Un bañador bonito, una camisa blanca abierta, un vestido fluido... y listo.
La playa es una explosión de color: azul del mar, dorado de la arena, rojo de las sombrillas… pero cuidado con el exceso. Si todo compite por atención, se pierde el impacto. Busca armonía. Puedes editar tus fotos ligeramente para resaltar tonos cálidos o fríos, pero sin pasarte con los filtros. Un toque sutil mejora. Un exceso lo arruina.
Una ola rompiendo, el viento levantando el cabello, una persona corriendo hacia el agua… Las imágenes dinámicas tienen vida. Usa la ráfaga de tu cámara o móvil para captar el instante justo. El resultado será más potente que una simple pose congelada.
El objetivo no es solo subir una foto a Instagram y olvidarla. Si haces las cosas bien, vas a querer conservar esas imágenes. Nada como verlas impresas en un álbum de foto digital bien diseñado, donde cada página cuente parte de tu viaje, con calidad y estilo.