El equipo de Carmen Ezpeleta, jefa del Servicio de Microbiología Clínica del Complejo Hospitalario de Navarra, que trabaja a destajo desde el inicio de la pandemia, con picos de casi 5.000 PCR analizadas en un solo día, pide a la población que actúe "como si todos estuviéramos contagiados".
Carmen Ezpeleta, Ana Navascués y Ana Miqueleiz atienden a EFE por teléfono, desde el Complejo Hospitalario de Navarra y cuando ya han acabado de analizar todas las muestras de la jornada.
Las tres profesionales señalan que “ahora, con la llegada de los test de antígenos en Atención Primaria hay menos muestras que otros días” pero no saben si “se tratará de algo duradero”, por lo que descartan analizar o prever los efectos de este nuevo test en la velocidad de los diagnósticos en su laboratorio. Además, reconocen en la entrevista que no saben "cuándo acabará esto".
Sobre los retrasos que han podido producirse a la hora de hacer el diagnóstico, señalan que se trabaja “en cadena” y que en el laboratorio de microbiología “incluso en los picos más altos, con 4.900 PCR en un día, se han emitido resultados en menos de 20 horas de media”.
“Desde que el médico te dice que tienes que hacer una prueba, la muestra llega al laboratorio, emitimos los resultados, que van al médico de Atención Primaria o al rastreador”, relatan en la conversación el equipo de Ezpeleta.
“No todo es tan sencillo como puede verse cuando uno está confinado en su casa”, prosiguen, y señalan que “los tiempos son los que son” y piden también valorar que “no es lo mismo el paciente que llega por Atención Primaria que el paciente que está con un cuadro grave”.
De hecho, para estos pacientes se reservan otros kits de detección, “con un número limitadísimo, aquí y en todos los sitios” que dan resultados en solo una hora y son “PCR especiales”. Estas pruebas se realizan a personas con operaciones en urgencia, pacientes en UCI o partos.
Las PCR habituales tardan cinco horas en dar resultados, a lo que hay que sumar un proceso previo “de muestras a registrar, comprobar que los datos están bien...”. Es una técnica que “tarda cinco horas en hacerse y que no se puede bajar de ese tiempo”, resaltan.
Por ello, insisten que “una cosa es contar el tiempo desde que el médico decide hacer la PCR, se le da cita, hasta que le llegan y emiten los resultados”. Además, entra en juego no solo el análisis de las muestras, sino la priorización de los pacientes.
El trabajo en equipo en el laboratorio es un engranaje que encaja a la perfección. Las tres destacan al equipo de técnicas del laboratorio, que “son fantásticas”, y todo el equipo de microbiología “que son gente implicadísima, con paciencia para ir explicando a personas nuevas que se incorporan al equipo”.
Agradecen y no olvidan a nadie del equipo, desde recepción, secretaría, personal técnico y hasta los residentes del BIR, que son “espectaculares, se dedican a esto con cuerpo y alma y una ilusión tremenda”.
“No es cuestión de tener máquinas sino de personas que han sido extraordinarios, y su labor es fundamental”. Por ello destacan el valor humano ya que “por mucho que tengamos máquinas, si no tenemos buenos profesionales no vamos a ningún lado”.
El equipo técnico se suma a la nueva maquinaria que acaban de incorporar y que les permitirá analizar las muestras “de cinco personas juntas”, un avance que facilitará “hacer más muestras”. “Si llega una tercera ola, estaremos muy preparadas”, anticipa el equipo de Ezpeleta.
Ahora cuentan con un apoyo que definen como fundamental y necesario en el hospital Reina Sofía de Tudela, después de la dotación de un equipo que desde hace una semana ya permite hacer PCR en la localidad, con personal proveniente del CHN y microbiólogos “que han enseñado a los técnicos de Tudela a hacer ese trabajo”.
Una mejora “muy importante” porque esto permite la rapidez en los diagnósticos, ya que antes “las muestras desde Tudela tardaban mucho” en un proceso en que tenían que ser trasladadas hasta Pamplona.
“Estamos encantadas y orgullosas de que estén allí también, y de que sea una forma de dotar a un hospital y a un área como la Ribera de elementos de diagnóstico”, señalan. “Son más de 100.000 personas las que viven en Tudela y los pueblos de alrededor”, apunta Navascués, que 'tira' de orgullo de tierra natal, Ribaforada.
A pesar de la presión y de la situación general vivida, reconocen que lo han vivido “muy bien, como una experiencia súperinteresante y una oportunidad estupenda de aprender”.
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