Profesionales del Hospital Universitario de Navarra (HUN) han denunciado un grave deterioro en la calidad asistencial que se está prestando en el Servicio de Anestesiología y Reanimación. La falta de anestesistas —un déficit que arrastran desde hace años— está provocando que pacientes sean atendidos por sanitarios sin la formación médica necesaria, lo que, según advierten, supone un riesgo real para su seguridad.
Así lo denuncia el Sindicato Médico de Navarra en una carta enviada a este medio en la que recuerda que la valoración preanestésica debe realizarla un facultativo especializado, tras un interrogatorio, exploración física y revisión de pruebas médicas. Sin embargo, actualmente esta evaluación la realiza personal no médico, que solo deriva a los especialistas los casos más complejos. Esto supone, en la práctica, que hay pacientes a los que se les administra una sedación sin haber sido explorados ni evaluados por un anestesista.
También alertan de que hay procedimientos como las colonoscopias que están siendo sedadas sin la presencia de anestesistas, y que durante algunas intervenciones hay menos profesionales de los necesarios para responder a complicaciones o situaciones de riesgo.
"El Departamento de Salud ha optado por la solución más barata y la menos segura", denuncian. Según explican, se está implantando un nuevo modelo asistencial “sin informar a los pacientes de qué profesional les atiende ni cuál es su cualificación”. Aseguran que esta reorganización se está llevando a cabo “lentamente y sin hacer ruido, escudándose en la falta de personal o de presupuesto”.
La carta concluye con una llamada a la sociedad navarra: “¿Levantará la voz? ¿Se movilizará? Porque parece que la sociedad está anestesiada, pero quizás no bien anestesiada”.
Carta abierta enviada por el Sindicato Médico de Navarra
El Servicio de Anestesiología y Reanimación es uno de los muchos servicios y unidades del Hospital Universitario de Navarra que presenta un déficit de facultativos desde hace años. Esta situación está teniendo una repercusión directa en las prestaciones sanitarias, así como en la calidad de la asistencia que se está ofreciendo a los ciudadanos.
Los procedimientos que realizan los anestesistas, como son una sedación, una anestesia general, un tratamiento del dolor, etc., no están exentos de riesgos, y es por ello que deben ser realizados por dichos profesionales. Más aún en aquellos pacientes con patologías previas en que el riesgo de un efecto secundario o complicación aumenta si no se valora correctamente por el profesional adecuado, en este caso el anestesista.
De entre todas las soluciones posibles a esta acuciante situación, el Departamento de Salud ha escogido la más fácil y la peor, y es sustituir a los anestesistas por profesionales sanitarias sin la cualificación médica específica. Solución que para los gestores resulta más barata, pero para los pacientes es mucho menos segura.
Es preceptivo realizar una valoración del riesgo a todo paciente que vaya a ser sometido a un procedimiento quirúrgico o prueba complementaria. Para ello es imprescindible que sea evaluado previamente por un especialista en anestesia y reanimación que, tras un interrogatorio, exploración física y valoración de las pruebas complementarias previas, establecerá el nivel de riesgo de cada paciente.
Sin embargo, actualmente hay pacientes en los que la evaluación preanestésica y el correspondiente “apto” o no a determinado procedimiento, la realiza un profesional sanitario sin cualificación médica, que remite al especialista solo aquellos que presentan un mayor riesgo anestésico por sus patologías previas. También hay procedimientos como son las colonoscopias que precisan una sedación y que no están siendo realizadas por anestesistas.
Es decir, en este momento hay pacientes a los que se les realiza un procedimiento anestésico sin que les explore, sin que les interrogue, sin que les realice una sedación y sin que les controle estrechamente durante la recuperación un anestesista.
Además, durante la intervención, un menor número de facultativos anestesistas de los necesarios cubren los posibles riesgos de accidentes, de imprevistos o de complicaciones, que la Administración obliga a asumir tanto al médico como al paciente, de forma injustificada e innecesaria.
En definitiva, la política actual sanitaria está llevando a admitir un riesgo extra a la población navarra al implantar procesos asistenciales que carecen no solo de la calidad asistencial imprescindible sino de la seguridad exigible.
Esta nueva organización del Departamento de Salud se está implantando lentamente y sin ruido con la excusa de la falta de facultativos y/o presupuesto. Pero lo más perverso es que se está haciendo sin informar a los pacientes de qué profesional le está asistiendo en cada parte del proceso y cuál es su cualificación.
Solo queda esperar que los usuarios, los perjudicados por esta deriva, se empoderen y decidan exigir lo que les corresponde, una atención sanitaria pública segura y de calidad. ¿Levantarán la voz? ¿Lo harán las asociaciones que les representan? ¿Se movilizará la sociedad para revertir el deterioro sanitario? De momento parece haber poco ruido…
Será que la sociedad está anestesiada, sí es posible, pero quizás no bien anestesiada.
Firman la carta Alberto Pérez Martínez,secretario General del SMN; Mª Concepción Goñi Orayen, vicepresidenta Hospitalaria del SMN y Mª Pilar Anadón Senac, vocal de la Comisión Ejecutiva del SMN