El dolor y la emoción han imperado en el funeral por las víctimas del triple asesinato de Cáseda que se ha oficiado esta tarde en la iglesia de Santiago Apostol de la cercana localidad de Sangüesa.
El pasado martes una reyerta entre dos familias en la calle Nueva de Cáseda, con una ruptura matrimonial como detonante, acabó con la muerte a tiros de un padre y dos de sus hijos y la detención por esos hechos de tres personas, igualmente un padre y dos de sus hijos.
Tras serles practicadas las autopsias en el Instituto Navarro de Medicina Legal, los cuerpos de Fermín Jiménez Echeverría, de 50 años, y sus hijos José, de 29, y Cristian, de 16, han sido trasladados al tanatorio Nuestra Señora de Rocamador de Sangüesa, donde se han ido congregado sus allegados que posteriormente se han dirigido a la iglesia para asistir a los funerales.
Allí han esperado la llegada de los cuerpos en tres furgones fúnebres, con numerosas coronas y flores, que han sido recibidos por el párroco entre muestras de dolor de los familiares, tras lo que han sido introducidos a hombros al templo.
La emoción ha dominado en la ceremonia, en la que el sacerdote ha destacado la "fortaleza y entereza" de la familia, y en la que muchos no han podido reprimir el llanto, teniendo, incluso, que recibir asistencia médica en algún caso.
La presencia en el lugar de medios gráficos ha generado malestar entre algunos de los asistentes, que se han encarado con ellos, sin llegar a más.
Hasta el lugar han acudido efectivos de Policía Foral, Policía Municipal y Guardia Civil, que han organizado un dispositivo de seguridad para prevenir cualquier incidencia y que han pedido respeto a la familia.
Los familiares y amigos de los fallecidos han estado arropados además de por numerosos vecinos, por autoridades locales y representantes de organismos como la Federación de Asociaciones Gitanas de Navarra Gaz kaló.
Una vez finalizada la ceremonia religiosa, que ha durado una media hora, los cuerpos han sido de nuevo introducidos a los furgones para ser conducidos al cementerio, seguidos a pie por sus allegados.
Mientras las familias despiden a las tres víctimas mortales, los presuntos autores del crimen, un padre y sus hijos, permanecen en los calabozos de la Policía Foral en Pamplona, a la espera de pasar a disposición del juzgado de Aoiz.