• martes, 03 de diciembre de 2024
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SOCIEDAD

Youssou, un joven que se reencontró con su padre en Navarra tras 14 años separados y ahora recibe un premio

Natural de Senegal, ahora dedica su tiempo a ayudar a otros jóvenes que están pasando por una situación parecida. 

Youssou Ndiaye, Galardón a la Persona Joven 2024, que concede el Gobierno de Navarra. GOBIERNO DE NAVARRA
Youssou Ndiaye, Galardón a la Persona Joven 2024, que concede el Gobierno de Navarra. GOBIERNO DE NAVARRA

Natural de Senegal, cogió un billete de avión ‘solo de ida’ a Navarra con tan solo 15 años. Aquí, su madre, sus hermanos y él se reencontraron con su padre después de 14 años de separación. Fue la Asociación SEI Elkartea la que les ayudó durante el proceso de reagrupación familiar y de duelo migratorio y, ahora, él hace lo mismo, ya como voluntario, con otros jóvenes que están pasando por una situación similar.

Este año, Youssou Ndiaye (23 años) ha sido reconocido con el Galardón a la Persona Joven 2024, un premio enmarcado en los Galardones de Juventud que también han recaído en el Proyecto Kabia de la Asociación Lantxotegi Elkartea, con el Galardón a la Participación Social, y en el Programa Suspertu de la Fundación Proyecto Hombre de Navarra, con el Galardón a la Entidad.

Los Galardones de Juventud, organizados por el Instituto Navarro de la Juventud del Departamento de Vivienda, Juventud y Políticas Migratorias, están dirigidos a personas, colectivos y entidades que contribuyan con sus acciones, trabajos o creaciones al fomento de la participación social, la autonomía y la calidad de vida de las y los jóvenes en Navarra. Para esta 27ª edición, se habían presentado un total de 30 candidaturas aspirantes a alguno de los tres premios, dotados con 2.500 euros cada uno.

Cuenta Ndiaye que cuando llegó a Pamplona, hace ya 8 años, le ayudó mucho saber que había más personas en su misma situación, a las que conoció gracias a la Asociación SEI Elkartea. “El idioma me costaba mucho e iba al colegio o a jugar a fútbol y me quedaba mirando al resto de chicos y chicas, porque no entendía qué estaban diciendo”, dice, para añadir que precisamente su afición, el fútbol, le ayudó a superar la barrera del idioma. “Conocí a muchos amigos, empecé a estar con gente de mi edad y a hablar con ellos, y entre esto y el colegio poco a poco fui mejorando”, apunta.

Prácticamente desde que empezó su nueva vida en Navarra ha formado parte de SEI. Primero como menor, elaborando su propio proceso de duelo y reagrupación familiar; después, como premonitor para acompañar a quien acababa de llegar; y, ahora, Ndiaye es uno de los voluntarios más comprometidos con la asociación.

“Cuando una persona siente que le han ayudado en algo le nace ayudar a otras personas que están en la misma situación. Todos los comienzos son difíciles y, como a mí me ayudaron a mejorar, creo que ahora me toca a mí hacer ese esfuerzo para que otra persona también pueda mejorar”, sostiene, para animar a “todo el mundo a que lo haga, porque es bueno ayudar a otras personas y, en definitiva, ayudar a hacer un mundo mejor”.

Tras estudiar un Grado Medio en Soldadura y Calderería, Ndiaye está trabajando en una empresa y, en su tiempo libre, participa en diferentes acciones de SEI de sensibilización y participación, en donde se ha convertido en todo un referente para chicos y chicas recién migradas, a quienes les dice: “Mira cómo estoy yo; hace 8 años no lo habría creído, así que lo mismo te va a pasar a ti”.

Galardón a la Participación Social 2024

Son ya 40 años los que lleva la Asociación Lantxotegi Elkartea trabajando en la intervención socioeducativa de jóvenes en situación de exclusión. Desde sus inicios, la interculturalidad ha sido uno de los valores que han vertebrado todos los programas. Así, en 2020, a raíz de las situaciones de vulnerabilidad de las personas que fueron llegando a Navarra, la entidad comenzó a trabajar en el ámbito de la formación en competencias básicas para jóvenes migrantes, donde surgió el programa Ahlan Bek de acogida, acompañamiento y formación.

Fue dos años después, en junio de 2022, cuando la asociación creó el programa Kabia para trabajar el ocio comunitario con personas jóvenes, ya que esta era una de las necesidades que las y los estudiantes de Ahlan Bek habían expresado en las asambleas del programa. Un programa, cabe destacar, que consiste en trabajar la corresponsabilidad en el proceso de acogida, proponiendo espacios de ‘encuentros improbables’ entre jóvenes con una red de apoyo en Navarra y jóvenes que comienzan su proceso de inclusión en la sociedad de acogida.

Los objetivos específicos de estos ‘encuentros’, que ya van por su quinta edición, son generar vínculos interpersonales entre jóvenes migradas y locales, fomentar el intercambio cultural y la reflexión sobre la corresponsabilidad y promover la participación activa de las y los jóvenes en la comunidad. Arantxa Caminos García, responsable del programa junto a Marta Jiménez Serrano, enfatiza que estos espacios están pensados “para generar relaciones que se establecen en el tiempo, que son relaciones de calidad’. El fin último, en palabras de Caminos, es ‘poder desarrollar una inclusión plena y efectiva”.

Lantxotegi, en colaboración con otras entidades y colectivos, trabaja de forma comunitaria para que Pamplona se convierta en una ‘ciudad de acogida’, y para ello organizan encuentros como, por ejemplo, el Mundialito Antirracista. “Es necesario que las personas que llevan más tiempo viviendo en la ciudad hagan una apertura y lectura de pequeñas acciones que favorecen la inclusión de la población que no lleva tanto tiempo”, sostiene Caminos.

“Este premio es para la comunidad –concluye-. Es un proyecto que pone el foco en la horizontalidad. Sin participación comunitaria y sin gente que se anime a participar, no existiría”. “Este reconocimiento es para todas aquellas personas que han aportado y apostado por este programa, y que siguen viniendo. Para nosotras es un regalo poder tener este lugar de aprendizaje mutuo y de desarrollo personal”, enfatiza la responsable.

Galardón a la Entidad 2024

El programa Suspertu de la Fundación Proyecto Hombre de Navarra nació en 1997 como respuesta a la necesidad que sentía la entidad de acometer una prevención eficaz en el ámbito de la juventud. Es un programa que propone un trabajo intensivo con jóvenes en situación riesgo y con sus familias, a través de una atención directa a las y los adolescentes con comportamientos de riesgo, apoyo, formación y asesoramiento.

Tal y como señalan desde la Fundación, una de las principales señas de identidad de Suspertu es el trabajo intensivo con las y los propios adolescentes, pero también con sus padres, madres y/u otros progenitores, gracias a la labor de profesionales especializados. Para las familias, Suspertu ofrece una Escuela de Padre y Madres en la que se enseñan habilidades educativas y de resolución de conflictos con hijos e hijas adolescentes.

Garikoitz Mendigutxia, doctor en psicología y director del programa, explica que la iniciativa va más allá de la propia prevención del consumo de drogas: “Atendemos a diferentes comportamientos de riesgo que tienen que ver con usos inadecuados de las pantallas o de los videojuegos, o con temas relacionados con las apuestas deportivas”.

La búsqueda de formas más actuales y eficaces de intervención es uno de los pilares de Suspertu, que se ha ido adaptando a los cambios en la sociedad, como la predominancia de las pantallas, mediante la evaluación constante de la labor que realizan. “El programa tiene dos tesis doctorales para valorar la eficacia de las intervenciones que se realizan, una relacionada con las familias y otra con los adolescentes”, indica.

Mendigutxia recalca que este galardón “es un reconocimiento a la trayectoria, en estos tiempos en los que todo va tan rápido y es difícil que proyectos como este se mantengan en el tiempo”, considerando que llevan casi tres décadas en activo, en las que, además, han ofrecido prevención externa en centros escolares. “La prevención en jóvenes permite ayudarles en su proceso de desarrollo para que tengan las vidas que quieran tener, evitando el paso o la escalada de problemas en el futuro”, manifiesta.

Hasta el momento, gracias a este programa la Fundación ha atendido a cerca de 3.000 adolescentes de Navarra con problemas asociados al consumo de drogas, conflictos familiares y problemas en el ámbito escolar. Además, se han impartido más de 1.500 horas de prevención en centros escolares en las que han participado cerca de 16.000 alumnos y alumnas, y se han realizado charlas y talleres dirigidos a más de 2.000 familias.

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