Agentes de la Policía Foral han detenido a un marroquí de 30 años de edad acusado de una presunta agresión sexual ocurrida este pasado jueves en Sarriguren.
El Juez de Primera Instancia e Instrucción número 1 del juzgado de Aoiz ha decretado su ingreso en prisión provisional dada la gravedad del hecho denunciado y el posible riesgo de fuga.
Los hechos tuvieron lugar el jueves pasado en un bar de la localidad de Sarriguren en el que terceros clientes observaron cómo el detenido realizaba tocamientos a una mujer que parecía encontrarse balo los efectos del alcohol o las drogas.
El marroquí detenido y la mujer abandonaron juntos el bar y se introdujeron en un portal de la calle Bardenas Reales de la localidad. Alguno de los clientes del bar, ante la sospecha de que pudiera estar produciéndose una violación, llamaron a la Policía Foral. Siendo consciente el detenido de que una patrulla llegaría en breve al lugar, salió huyendo.
La mujer interpuso una denuncia contra el marroquí en la mañana del viernes y la Policía Foral procedía a su detención este sábado, poniéndolo a disposición del juez, que ha decretado su ingreso en prisión comunicada y sin fianza.
Según recoge el auto, facilitado a Europa Press por fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Navarra, la resolución no es firme y contra la misma puede interponerse recurso de reforma o recurso de apelación.
El auto recoge que hay "indicios racionales bastantes" para determinar la existencia de un delito de agresión sexual en grado de tentativa del artículo 179 del Código Penal.
La denunciante manifestó haber visto en un bar al investigado, a quien sólo conocía de vista. Según ha relatado, tras producirse una discusión entre unas vecinas e intervenir la policía, se quedó hablando con una de ellas, siendo lo siguiente que recuerda estar llorando en brazos de su padre.
Ha indicado que pasó "muy mala noche", que estuvo vomitando y que incluso se lo dijo a un amigo por el móvil. Al día siguiente, le dijo a su padre que le llevara a urgencias, donde pasó la mañana, y le hicieron una analítica. Según ha manifestado, no recordaba lo ocurrido, indicando que sus pantalones estaban mojados. Ha negado haber tenido una relación con el investigado, al que sólo conocía de vista.
Consta en el atestado un informe elaborado por la Policía Municipal en el que se indica que unos testigos manifiestan que el investigado habría "manoseado a la denunciante" en el interior del bar, saliendo después a la calle, "y de manera que parecía forzada se había ido con ella a un portal", que los testigos le siguieron y comprobaron que la mujer "tenía los pantalones bajados" y que el investigado le bajaba la ropa interior.
Según se indica, la denunciante "estaba en estado de shock, no sabiendo dónde estaba y lo que hacía". El investigado, quien según consta en el atestado habría manifestado a la Policía Municipal que tuvieron una relación sentimental hace años y que "se habían liado", ha negado en su declaración haber tenido ninguna relación con la misma, conociéndola de vista.
Ha manifestado que fue la denunciante quien se bajó los pantalones y que "él decía que no hiciera eso". Ha relatado que él "quería pedirle su teléfono y que salieron del bar para irse a seguir tomando algo por ahí", negando haberle dado ninguna bebida ni sustancia para anular su voluntad, sino que únicamente le pidió un botellín de agua. Ha reconocido que estuvo en prisión y que salió en 2023, indicando que padece una esquizofrenia paranoide, pero "de carácter leve".
En el auto se considera "evidente" que las manifestaciones realizas por el denunciado, "con ánimo exculpatorio, no resultan verosímiles, a la vista de lo indicado por el testigo, no constando que existe ningún motivo espurio por parte de la denunciante frente al investigado que justifique la interposición de la denuncia, resultando revelador que unos testigos sigan a una pareja, al sospechar que algo extraño estaba ocurriendo".
