• viernes, 29 de marzo de 2024
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TOROS

Un despiste que casi acaba en tragedia: la terrible cogida al torilero en Alcalá de Henares

Uno de los toros de la corrida había sido devuelto, pero el animal se ha dado la vuelta cuando parecía que ya estaba en corrales. 

Momento en el que el toro embiste al torilero en la corrida celebrada en Alcalá de Henares.
Momento en el que el toro embiste al torilero en la corrida celebrada en Alcalá de Henares.

Tremendo susto el que se ha vivido en la plaza de toros de Alcalá de Henares cuando unos de los astados ha tenido a su merced al torilero, la persona que se encarga de abrir la puerta que permite el acceso de los animales a la plaza. 

Los hechos han ocurrido después de que el segundo toro de la tarde hubiera sido devuelto a corrales por falta de fuerza. Ha sido en ese instante cuando se ha vivido un momento de gran angustia, ya que el toro se ha dado la vuelta cuando parecía que ya estaba completamente dentro de los corrales.

Tras pegar un fuerte topetazo contra la puerta, ha derribado al torilero, que ha quedado a merced del animal, que lo ha embestido en un par de ocasiones, afortunadamente sin llegar a herirle. 

Finalmente el hombre se ha librado de la cornada y el toro ha buscado salida por el callejón, lo que le ha permitido al torilero librarse de las embestidas del animal. Ha sido atendido en la enfermería por varios golpes, uno de ellos en la ceja. 

En cuanto a la corrida, los diestros Antonio Ferrera y Morante de la Puebla cortaron tres orejas cada uno y salieron triunfadores del último festejo de la feria taurina de Alcalá de Henares (Madrid), en el que Juan Ortega tuvo que conformarse con un solitario trofeo.

Ferrera cautivó al público que hoy sí acudió casi en masa a La Estudiantil, un coso para más de 10.000 espectadores y que se cubrió en más de la mitad de su aforo (unos 6.000 aproximadamente), algo que puede considerarse un éxito a tenor de que Alcalá de Henares llevaba seis años sin dar toros y ha tenido que esperar a 2021 para este regreso triunfal de la mano de Martínez Erice y Arellano.

El torero extremeño fue el encargado de abrir fuego con una primera faena de alto voltaje ante un buen toro de Bañuelos, al que toreó con el percal por arrebatadas verónicas y chicuelinas, para llevar después una faena de mucha personalidad, en la que la suavidad, el relajo y el desmayo fueron los mimbres de una faena premiada con una oreja por el pinchazo previo a la estocada.

En el cuarto, un toro extraordinario, Ferrera anduvo muy variado de capa para protagonizar acto y seguido un vibrante tercio de banderillas, que Morante declinó compartir tras el ofrecimiento del torero pacense. Destacó un tercer par al quiebro colosal.

Muleta en mano volvió a Ferrera a torear con ese desparpajo, ese abandono tan heterodoxo que le hace ser tan singular. Un toreo que no acaba de convencer a los más puristas, aunque, en esta ocasión, sí puso a todo el mundo de acuerdo, pues la gente disfrutó y a él se le vio también disfrutar en una faena muy comunicativa y bien rubricada con una estocada en la suerte de recibir. Dos orejas.

Morante se las vio en primer lugar con un sobrero muy noble pero cogido con alfileres por sus pocas fuerzas. El de la Puebla del Río, que se gustó en un bonito quite por chicuelinas, anduvo por encima de las circunstancias en una labor técnicamente impecable y salpicada con destelles de tremenda torería. Cortó una oreja.

Aquí se vivió un momento de muchísima angustia, cuando el toro que había sido devuelto se dio la vuelta antes de entrar a los corrales y, tras pegar un fuerte topetazo contra la puerta, derribó al torilero, que quedó merced del animal que, aunque hizo por él, no llegó a herirle. Fue un milagro.

En el quinto llegó lo más torero de la tarde. Este fue un toro de muy buena condición y Morante, que dejó cositas de tremenda belleza con el capote, lo cuajó de principio a fin en una faena exquisita, de mucho gusto y sabor añejo.

Hubo muletazos que fueron auténticos carteles de toros por la estética, la cadencia, el temple que imprimió el sevillano en todo su quehacer. Se tiró a matar muy de verdad y para él fueron dos orejas sin discusión.

Y Juan Ortega, que entró por la vía de la sustitución por el lesionado Cayetano, sorteó en primer lugar el toro de menos opciones, un ejemplar sin fuerzas con el que el sevillano anduvo en labores de enfermero, dejando, eso sí, algún pasaje aislado de preciosa interpretación. El espadazo que agarró ya valía por sí solo la oreja que acabó paseando.

No remató Ortega en el sexto y eso que la apertura de faena fue de muchos quilates por lo despacio y lo bonito que lo hizo; pero luego todo se fue diluyendo, ora porque el sevillano no acabó de cogerle el aire al toro, ora también porque el de Bañuelos no fue tampoco un dechado de bravura. Además, no estuvo esta vez fino con la espada.

FICHA DEL FESTEJO

Toros de Antonio Bañuelos, el segundo como sobrero, bien presentados, nobles y de buen juego en distintos grados, a excepción del inválido tercero.

Antonio Ferrera (verde botella y oro): pinchazo y estocada baja (oreja); estocada recibiendo (dos orejas).

Morante de la Puebla (purísima y oro): media (oreja); gran estocada (dos orejas).

Juan Ortega (hueso y azabache): gran estocada (oreja); tres pinchazos y dos descabellos (ovación).

En cuadrillas, Andrés Revuelta saludó en el tercero.

La plaza registró más de media entrada en los tendidos. 


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Un despiste que casi acaba en tragedia: la terrible cogida al torilero en Alcalá de Henares