• viernes, 25 de abril de 2025
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Opinión

Me preocupó bastante la sesión de la comisión de Economía celebrada el martes en el Congreso de los Diputados, en la que el ministro de Economía (y de no sé ya cuántas cosas más) en funciones, Luis de Guindos, fue severamente vapuleado por diputados de la oposición, a cuenta de sus explicaciones por el fallido nombramiento del ex ministro José Manuel Soria como director ejecutivo del Banco Mundial.

No tendremos Presupuestos para 2017, no cumpliremos el objetivo de reducir el déficit fijado por Bruselas, es posible que no se pueda subir el salario mínimo ni las pensiones ni acometer ninguna de las reformas imprescindibles... pero nuestros diputados hacen cuestión de gabinete de si el ministro De Guindos acude a la Comisión de Economía en lugar de hacerlo al Pleno para explicar las sinrazones del error en la designación de otro ex ministro Soria para un alto cargo en un organismo internacional.

Nuestros hijos son nuestros, pero los niños son de todos. Nuestros hijos, nuestros no en sentido posesivo sino de las obligaciones para con ellos, son nuestros, pero los niños, todos los niños, deben gozar del amor y de la protección de todos, de la sociedad, para hurtarles de los abusos, el maltrato, el abandono y el desamparo.

A través de la Comisión de Economía el ministro, Luis De Guindos, informó al Congreso de que se hizo todo bien en el fallido nombramiento del ex ministro de Industria para director ejecutivo del Banco Mundial.

La Universidad de Navarra ha presentado un estudio sobre su contribución económica a la comunidad foral. Y sin embargo, el valor que tiene para todos nosotros es muy superior a lo que se puede mensurar en euros o empleos.

Estos días, tras el arresto de tres mujeres que pretendían hacer estallar a un coche cargado de bombonas de gas en las inmediaciones de la catedral parisina de Notre Dame se ha abierto el debate sobre la creciente implicación femenina en el Estado Islámico.

Madrid en estos días es la capital de los rumores y casi todos ellos tienen como protagonista al PSOE. Les cuento lo que me cuentan.

Ha dicho sentirse "genial" pero la procesión -y la aprehensión por el futuro de su campaña electoral- se reflejaba ayer en el rostro de Hillary Clinton, candidata presidencial del Partido Demócrata norteamericano.

Pasó julio al relance del pobre de mí y terminó agosto para dar entrada al mes de septiembre donde la temporada pesa, los callejones se llenan de rumores y llega el momento de las principales ferias del escalafón novilleril. 

El presidente de la Generalitat ha anunciado que quiere pactar con el Gobierno de España la fecha de celebración del referéndum que pueda dar lugar a la independencia de Cataluña.

El bloqueo político ha llegado a un punto que pasará a ser insoportable caso de tener que repetir las elecciones con los mismos lideres que cada uno en su registro ya dio de sí lo que sabemos.

Hay una carrera con indudable ventaja sobre todas las demás, y que garantiza un puesto de trabajo, no muy bien remunerado al principio, pero bastante decente después, y con posibilidades de jubilarse sin cambiar de empresa: el nacionalismo.

No es solo la total parálisis política, que también. No es tampoco, aunque suma, la sensación de que son los mismos asuntos y problemas sobre los que se vuelve y vuelve sin que avance nada excepto la creciente irracionalidad. Léase separatismo.

La hasta ahora vicepresidenta de la Junta de Castilla y León, Rosa Valdeón, sucumbió bajo el discurso de ejemplaridad que siempre fue cosido a su figura publica.

Osasuna fue de menos a más, al menos en cuanto a hacer buenas sus intenciones, y logró maquillar el resultado (5-3 si no le anulan un gol injustamente), pero para entonces el Madrid ya sumaba cinco y tampoco era cuestión de esforzarse más.

Las cosas como son, parece harto difícil que Rajoy o Sánchez puedan formar gobierno y lo más probable es que vayamos a las urnas el 18 de diciembre. 

Lo suyo sería titular "Camino Soria" el comentario sobre la carrera, el carrerón más bien, que lleva el ex-ministro de Industria y nonato gerifalte del Banco Mundial.

Pedro Sánchez ha decidido llenar el tiempo que queda hasta las elecciones vascas y gallegas forzando una ronda de contactos que sabe fracasada de antemano.

Las cosas como son, claro: el responsable de todo el "vodevil" que del intento de que el ex ministro Soria ocupara plaza en el Banco Mundial tiene un responsable que no es otro que Mariano Rajoy.

Visto el desprecio a la opinión pública que se desprende de la designación del dimitido ministro José Manuel Soria para ocupar plaza en el Banco Mundial es fácil deducir que Mariano Rajoy apuesta por ir a unas nuevas elecciones.

Acabo de hacer un ingenuo experimento de comprobación: echar un vistazo a mi última columna antes de tomar las vacaciones y, en efecto, compruebo que en este mes largo nada ha cambiado y que podría hoy repetir su publicación sin tener que corregir nada. 

El calor inhumano que torrefacta de Península extrema el agobio, y la inquietud, que le producen a los peninsulares dos divorcios disímiles, pero divorcios ambos.

Fracasada la investidura de Rajoy, parece evidente que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, va a intentar conformar en las próximas semanas una mayoría parlamentaria liderada por él con lo que viene llamando las "fuerzas del cambio", donde supuestamente caben todos los partidos menos el PP.

Designar a José Manuel Soria -dimitido ministro por su implicación en el escándalo de los "Papeles de Panamá"-, para ocupar el puesto que corresponde a España en el Banco Mundial ha sido algo más que acto de prepotencia política. 

Septiembre siempre es un mes raro cuando eres niño, no sabes cómo reaccionar a la vuelta al cole, vuelves a las tareas pero también vuelves a ver a tus compañeros, lo cual es bueno porque estás deseando contar todas tus aventuras.

Este año hemos vuelto a ver en fiestas de muchos pueblos de Navarra y el País Vasco los ya, por desgracia, tradicionales brindis, recibimientos y homenajes a presos de ETA.

Pienso que, tras la fallida investidura de Mariano Rajoy, se extiende por toda España, más como chascarrillo que como verdadera convicción, la especie de que el país puede funcionar perfectamente sin Gobierno, o con un Gobierno en funciones, que es como tener un Ejecutivo con una mano atada a la espalda y la otra esposada a una farola.

Cuando parece que todo ha sido dicho acerca de las circunstancias que han desembocado en el bloqueo político en el que nos encontramos es cuando las ideas más sencillas deberían abrirse paso.

Ayer, al terminar la segunda votación de la fallida investidura le pregunté a un importantísimo dirigente del Partido Popular y uno de los señalados como candidato a la sucesión, por qué Rajoy no daba un paso al lado, cedía el testigo y abría el melón sucesorio, facilitando así el desbloqueo institucional histórico que vive este país.

No lo creerán pero antes de incorporarme al trabajo he leído un montón de informes, artículos, opiniones, consejos varios sobre el síndrome post vacacional, intentando ilustrarme de la mejor manera posible sobre cómo enfrentarme a la vuelta al curro sin que me lleven los demonios.

Por tierras del sur de América, se cuenta la leyenda de dos hombres que eran vecinos y que rompieron su amistad, después de que uno de ellos le comprara a un buhonero el único pico que llevaba en el carro.

Seguramente les ha sucedido. Ese momento en el que, tras regresar de las vacaciones, uno se sube a la báscula y ante la incredulidad de lo que muestra la pantalla cambia el aparato de lugar y hace nuevos intentos para ver si el peso ganado se reduce por arte de magia.

¿Quién ha ganado el debate de investidura? Pues a mi juicio nadie, aunque con matices. Es evidente que Mariano Rajoy es el perdedor no solo porque no cuente con el apoyo suficiente para repetir como presidente.

Circula por ahí un manifiesto sensato, pero tardío. Demanda una coalición de gobierno de centro-izquierda-derecha integrada por PSOE, Podemos y Ciudadanos respectivamente, con el fin de desalojar al PP del gobierno, en el que lleva cuatro años más casi otro de propina haciendo de las suyas.

Nadie esperaba un milagro tras la intervención de Pedro Sánchez en orden a facilitar la investidura de Mariano Rajoy pero tampoco la dureza del discurso del líder socialista visto que la derrota de la candidatura del candidato estaba más que cantada en esta primera ronda.

No sé ustedes pero yo llevo meses harta del espectáculo continuo de nuestros políticos. Bien es verdad que la política tiene algo de teatro pero lo peor es cuando lo que se representa sobre el escenario es una farsa.

Como seguimos estando en ningún sitio, tal vez convendría rebobinar un poco para discernir qué nos ha llevado hasta aquí, es decir, a ningún sitio.

Es sabido que todo esfuerzo inútil abre las puertas a la melancolía. En ella parece estar ya instalado Mariano Rajoy dando por hecho que su discurso de investidura no conseguirá cambiar la decisión del PSOE de votar en contra de su candidatura a la presidencia del Gobierno.