'La Zapatillera', situada en el número 17 de la Calle Mayor, es un comercio de Pamplona que ha vivido más de 100 años de historia de la ciudad. Ha pasado por diferentes manos y ahora está en las de Carolina Aragón Razquin, una antigua trabajadora del local que, al jubilarse los anteriores dueños en 2013, decidió alquilarles el local. Carol, como le llaman sus allegados, trabajó durante 13 años en 'La Zapatillera', por lo que la tienda no tiene secretos para ella.
Carolina Aragón trabajó en una franquicia de zapaterías a nivel nacional antes de entrar en La Zapatillera, por lo que el cambio para ella fue abismal. "Allí éramos maniquíes, estábamos para exponer el producto y ya, y si le proponías alguna alternativa al cliente, se veía como algo raro", cuenta Aragón.
"Aquí nos gusta el trato personalizado, que el cliente se pruebe, ayudarle, buscar lo que le puede estar bien al cliente, por lo que nuestra experiencia como dependienta y cliente es muy diferente", afirma la dependienta.
Esta pamplonesa cree que este es uno de los puntos fuertes de 'La Zapatillera' y, en su opinión, este comercio ha durado tanto en Pamplona por el trato al cliente. Ella como dependienta cuenta que "prefiero no vender, que vender mal, es decir, si yo sé que te estoy dando algo que te va a estar mal, prefiero no vendértelo, porque si te vendo algo que te queda bien, vas a ir cómodo con los zapatos y vas a volver".
Carolina destaca este aspecto en las ventas de calzado infantil, porque "las madres que vienen no están acostumbradas a que la dependienta se agache a mirar a dónde le llega el dedo al niño, y se van de aquí con la sensación de que su niño va bien calzado porque no le han dado lo primero que han cogido, sino que se han preocupado por buscar el zapato que mejor le va al niño".
En cuanto al aumento de grandes empresas como Inditex o El Corte Inglés, la responsable de la tienda admite que notan que "nos adelantan porque antes en Pamplona las rebajas comenzaban el día 16 de julio, pero los grandes comercios empiezan las rebajas el día 1 de julio". Además, también cree que "iniciativas como el Black Friday nos afectan, porque los negocios pequeños, o nos adaptamos a esas dinámicas o recibimos quejas por el precio o por los plazos de rebajas".
Aragón afirma resignada que "los pequeños comercios nos podemos adaptar a ciertas cosas, pero a otras no, porque los grandes tienen una capacidad económica mucho más grande que la nuestra".
En los últimos ocho años, la comerciante ha realizado bastantes cambios en 'La Zapatillera', de los que destaca la apertura de comercio online, pero siempre teniendo en cuenta cuál es el espíritu de la tienda. No han cambiado el producto desde la apertura del local porque "de los otros tipos de tiendas hay muchas, pero como la nuestra no".
Productos muy tradicionales como abarcas, alpargatas o zapatillas de casa son los que ve el cliente al mirar el escaparate. La tienda sigue con los mismos proveedores de toda la vida, a no ser que alguno cierre, porque les aseguran la calidad en el calzado. Aragón pone como ejemplo de esta calidad que "todas las alpargatas las cosen una a una, a mano, por lo que es un calzado totalmente artesanal".
La clientela de 'La Zapatillera' está compuesta en su mayoría por gente mayor que busca la comodidad en el calzado y madres en busca de un zapato versátil y bueno para sus hijos, pero la gente joven también encuentra su hueco en la tienda. Carolina Aragón destaca que "hay clientas que son abuelas y vienen con sus nietos a comprar porque ellas compraban aquí cuando eran pequeñas, entonces tenemos varias generaciones de clientes".
En cuanto a la pandemia, admite que "nos ha afectado mucho al negocio, porque tenemos muchos clientes mayores y esos clientes se han quedado en casa". Además, la propietaria de la tienda admite entre risas que "se han vendido muchísimas zapatillas de casa, primero, justo después del confinamiento y después, durante el año porque la gente pensaba que nos iban a confinar otra vez".
Además, la vida de Aragón dio un vuelco justo al comienzo de la pandemia, porque dio a luz el día 7 de marzo de 2020 y el estado de alarma comenzó el 14 de marzo. Ella no pudo ir durante esos meses a arreglar la tienda y prepararla para la apertura porque tenía un hijo recién nacido, por lo que les costó 15 días más abrir la tienda, ya que tuvieron que adaptar el local a las nuevas medidas de seguridad.
En cuanto a un posible cambio de ubicación de la tienda, Aragón lo tiene claro: "'La Zapatillera' siempre ha estado en la calle Mayor". Cree que el local está en una ubicación ideal, pero cuenta que "en 2018, cuando empezó el Plan de Amabilización del Casco Viejo, tuvimos muchos problemas porque se vendió a la población que el Casco Viejo se quedaba aislado y que no se podía entrar, así que la gente dejó de venir y fue un año bastante complicado". Carolina Aragón agradece a la Asociación de Comercio, Hostelería y Servicios del Casco Viejo por la labor que hicieron de visibilización y cree que "sin las campañas que hicieron en favor del Casco Viejo y sus comercios, no sé cómo estaríamos ahora".
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