Las restricciones por Covid-19 en Navarra son cada día más difíciles de comprender. Con una tasa de mortalidad del 0,08% en la última ola y un 71% de la población con la pauta de vacunación completa, el gobierno de María Chivite continúa imponiendo el toque de queda semana a semana, con intención de prolongarlo hasta el 2 de septiembre.
Prohibir la libre circulación nocturna a medio millón de personas para evitar botellones e imponer un 33% de aforo en El Sadar, mientras Osasuna juega en países extranjeros con misma población vacunada sin restricciones de aforo ni mascarillas en las gradas, son para este gobierno las medidas a tomar para frenar la transmisión del virus.
En el caso del toque de queda se trata de una decisión que responde, según el Ejecutivo, a rebajar el número de contagios en la Comunidad foral y frenar la oleada de hospitalizaciones a causa del virus.
"Ya no estamos hablando sólo de gente joven que ingresa con una recuperación rápida, sino que cada vez estamos teniendo más personas mayores de 65 años que están ingresando sin vacunación, con vacunación parcial o algunos de ellos incluso vacunados", alertaba un par de semanas atrás el director gerente del Complejo Hospitalario de Navarra, Alfredo Martínez.
De esta manera, el Gobierno foral vuelve a cambiar el discurso poniendo ahora de relieve la edad de los hospitalizados, como en su momento fue el elevado índice de incidencia acumulada y más atrás los niveles desbordados de presión hospitalaria.
"Estamos viendo más casos en las urgencias hospitalarias que los que vimos en la tercera y cuarta ola", destacó también Martínez en aquel momento.
Sin embargo, lo cierto es que a pesar de haberse registrado 14.035 contagios por Covid-19 en esta última ola, desde el pasado 27 de junio al 9 de agosto, los datos de hospitalizaciones, UCI y sobre todo, fallecidos mejoran con creces los registrados en las pasadas olas.
Las hospitalizaciones, uno de los grande reclamos para legitimar las restricciones, han bajado un 23% respecto a la ola de enero (378 frente a 292) y un 35% respecto a la ola de abril (448 frente a 292). En estos momentos, la tasa de ocupación hospitalaria también es menor y se sitúa en un 4,67% mientras que en la conclusión de las olas previas era de 7% y 8,78%.
Además, no hay que obviar que al comienzo de esta última ola de julio la tasa de hospitalización era mínima (1,06%) y existía la posibilidad de que los enfermos pudieran ingresar en hospitales. Por el contrario, al inicio de las olas de enero y marzo de 2021, la tasa de ocupación hospitalaria era cinco y cuatro veces mayor (5,16% y 4,78%).
En la UCI, la estadística también es favorable en la actualidad. Se registra 38% menos de ingresos UCI que entre el 2 de enero y 14 de febrero (37 frente a 23) y un 57% menos que entre el 27 de marzo y el 26 de abril (53 frente a 23). En las dos anteriores olas, la ocupación UCI llegó a establecerse en un 26% y un 31%, mientras que en estos momentos aún no supera la barrera del 15%.
Como también sucede con las hospitalizaciones, se debe tener en cuenta que en esta ola de verano la tasa de ocupación de UCI al empezar la subida de contagios se encontraba en tan solo un 5,79%. El número de camas UCI ocupadas era tres veces menor que en enero y abril (16,8% y 14,96%).
FALLECIDOS Y TASA DE MORTALIDAD
Dos parámetros que cambian drásticamente la situación existente entre las olas de enero y abril con el actual incremento de casos de verano son el número de fallecidos y la tasa de mortalidad.
En los últimos cuarenta y siete días, la Comunidad foral ha registrado 13 fallecidos por Covid-19 (de los que además no se informa sobre si estaban o no vacunados, si presentaban patologías previas, su edad o el momento en el que se produjo su contagio) y cuenta con una tasa de mortalidad del 0,085%.
Gracias al elevado porcentaje de población vacunada se han registrado un 89,65% menos de muertes que en la ola de enero (116 frente a 12) y un 76% menos que respecto a marzo-abril (50 frente a 12).
Respecto a la tasa de fallecidos/contagios la diferencia es todavía más significativa. En este período el indicador se sitúa en un 0,085%. En enero, se registró una tasa 18 veces mayor de 1,58% y en marzo-abril fue 8 veces superior con una marca de 0,7.
La letalidad del virus se encuentra en estos momentos en mínimos históricos con menos de una muerte registrada por cada mil contagios. Además, gracias a la vacunación en franjas de edad de riesgo, los fallecimientos registrados por Covid-19 en Navarra presentan una elevada medida de edad. Los últimos cinco decesos de los que se aportaron este dato tenían 90, 85, 91, 96 y 86 años.
En noviembre de 2020, la consejera de Derechos Sociales del Gobierno foral, Mari Carmen Maeztu, contaba como un logro que la tasa de mortalidad en residencias navarras hubiera descendido del 33% al 16%. En la actualidad, en los centros de mayores la cifra no llega al 3% y la tasa de mortalidad del total de la población es 200 veces menor que esa cifra.
VACUNACIÓN AL 72%
Las restricciones impuestas por el gobierno de María Chivite son más complicadas de comprender si cabe cuando el propio Ejecutivo se felicita por el éxito de la campaña de vacunación en la Comunidad foral, por la que el 72% de la población diana ya cuenta con la pauta completa.
Según el informe epidemiológico de finales de julio, la efectividad promedio de las vacunas en Navarra es del 82% con pauta completa (del 61% con una dosis) para prevenir casos sintomáticos de coronavirus. En ese mismo documento, se destacó que para prevenir ingresos hospitalarios la eficacia se situaba en el 77% con una dosis y del 92% con vacunación completa.
"No hay ninguna duda de que las vacunas que tenemos en estos momentos son tremendamente eficaces en cuanto a proteger a la gente de la infección, de la hospitalización, de la hospitalización grave en UCI y de la muerte", declaraba hace una semana el director general de Salud, Carlos Artundo.
Sin embargo, y a pesar de que la propia presidenta de Navarra expuso a finales de mayo que "no habría vuelta atrás en la desescalada", ahora ellos mismos vuelven a pedir el toque de queda porque "sigue siendo necesario".
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