PAMPLONA
José Joaquín Arazuri, el médico que salvó la memoria de Pamplona y de los Sanfermines
Médico de profesión y cronista por vocación, José Joaquín Arazuri dedicó su vida a rescatar la historia de Pamplona y a conservar su memoria colectiva.
A primera hora de la mañana, en el paseo que lleva su nombre junto al Rincón de la Aduana, la escultura de José Joaquín Arazuri parece seguir tomando notas, como si aún estuviera a medio escribir la historia de su ciudad. Pamplona no sería la misma sin la mirada curiosa y meticulosa de aquel médico que convirtió su amor por las calles, las fiestas y la gente en un legado imprescindible. Fue, ante todo, un hombre que amó profundamente su tierra y que dedicó su vida a conservar su memoria.
Su trayectoria, reconstruida a partir de una entrevista concedida por su esposa Sagrario Irigaray Aramburu a Ignacio Murillo en 2012 con motivo de un reportaje sobre las fiestas de San Fermín, y de los datos recopilados por Carlos Albillo en su blog Memorias del Viejo Pamplona, revela la historia de un pamplonés que unió la medicina con la historia y el afecto por su ciudad.
José Joaquín Arazuri Díez nació en Pamplona, en la calle San Antón, el 1 de diciembre de 1918. Estudió el Bachillerato en el Colegio de los Hermanos Maristas y cursó la carrera de Medicina en Zaragoza, donde se licenció con Premio Extraordinario en 1944. Tres años después obtuvo el título de médico puericultor, una profesión que ejerció con pasión durante toda su vida. Miles de familias pamplonesas pasaron por su consulta o lo recibieron en sus casas, donde atendía con paciencia y cercanía a los más pequeños.
Además de médico vocacional, fue un historiador por pasión. Dedicó más de cincuenta años a investigar y difundir el pasado de su ciudad, a recopilar imágenes, documentos y testimonios que dieran vida a la Pamplona de otros tiempos. Su curiosidad y su amor por la historia local lo convirtieron en el primer gran divulgador del patrimonio histórico pamplonés, un hombre que logró acercar la historia a todos los públicos con un estilo claro, ameno y riguroso.
Sus primeros contactos con el Archivo Municipal de Pamplona se remontan a 1953, como recoge el archivero Vicente Galbete en el prólogo de Pamplona Antaño. En 1966 ya había reunido más de 7.000 fotografías antiguas, que ocho años más tarde ascendían a 15.000. Aquel interés por la imagen comenzó de forma casual. Tres meses antes de su boda falleció el padre de su futura esposa, Ricardo Irigaray, quien le dejó en herencia una valiosa colección de fotografías antiguas de Pamplona. Arazuri tomó el relevo con entusiasmo y acabó transformando aquella afición en una tarea casi científica.
Se casó con Sagrario Irigaray Aramburu en Roncesvalles, en una ceremonia marcada por la ausencia del padre de la novia, pero llena de emoción. “No quise llorar, porque no era el día. Me acompañó al altar mi tío Alfredo. Pero no fue una boda triste, fue todo muy bonito, con flores, organista, etc.”, recordaba Sagrario en la entrevista concedida en 2012.
De ese matrimonio nacieron seis hijas: Sagrario, Ma José, Ana, Asunta, Mercedes y Pilartxo. La familia residió durante décadas en la calle Navas de Tolosa, donde Arazuri compaginó su consulta médica con su trabajo de investigación. Muchos de sus pacientes le dejaban fotografías antiguas en el buzón o se las entregaban personalmente, sabiendo que él sabría cuidarlas y darles un sentido.
En marzo de 1961, publicó su primer ensayo histórico-fotográfico, Archivo iluminado. La cuesta de la Estación, en la revista Pregón, en la que colaboró durante años. También escribió en Príncipe de Viana, donde firmó artículos como Pamplona hace 90 años (1962), La peste en Pamplona en tiempos de Felipe II o Viejas rúas pamplonesas. En 1964 prologó e ilustró con fotografías Apuntes para la historia (1872–1876). Memorias de un pamplonés en la segunda guerra carlista, de Leandro Nagore, editado por la Institución Príncipe de Viana.
En 1965 obtuvo el Premio del Patronato Olave por su libro Pamplona Antaño, publicado al año siguiente e ilustrado con 93 fotografías. La obra se agotó en un año y fue reeditada en varias ocasiones con nuevas imágenes. Luego llegarían Pamplona estrena siglo (1970), Pamplona en tiempos de Felipe II (1973), Pamplona belle époque (1974), Pamplona en 1560, Viejas rúas pamplonesas y Calles pamplonesas (1979).
Su gran consagración llegó en noviembre de 1979 con el primer tomo de Pamplona, calles y barrios, una trilogía monumental que reúne cerca de 1.200 fotografías y la historia de cada rincón de la ciudad, con datos, biografías y anécdotas. El éxito fue inmediato: el primer tomo se agotó en un mes, el segundo se publicó en abril de 1980 y el tercero en noviembre de ese mismo año. Todos tuvieron múltiples reediciones, incluida una completa en 2001, pocos meses después de su muerte.
En la década de los ochenta, Arazuri concentró sus esfuerzos en otra de sus grandes pasiones: los Sanfermines. Entre 1983 y 1993 publicó los tres tomos de Historia de los Sanfermines, obras que documentan con rigor el origen, la evolución y los actos más emblemáticos de las fiestas, y que hoy siguen siendo referencia obligada para entenderlas.
Su trabajo no le alejaba de su profesión médica. “Mi marido dedicó la vida entera a la ciudad de Pamplona. Me decía: ‘Sagrario, hoy no podemos salir, que tengo que escribir’. Y yo me sentaba en la butaca y hacía mi labor mientras nos hacíamos compañía”, recordaba Sagrario Irigaray en aquella entrevista de 2012. “Siempre atendía, incluso en San Fermín. Disfrutaba trabajando y se aburría en verano cuando no tenía pacientes. Era médico por vocación; lo de recopilar las cosas de los Sanfermines y Pamplona era entretenimiento”, añadía entonces.
Su dedicación fue reconocida en vida. En 1987 recibió el Gallico de Oro de la sociedad gastronómica Napardi, y en 1992 —según algunas fuentes, en 1998— el Ayuntamiento de Pamplona le concedió la Medalla de Oro de la ciudad, en reconocimiento a su labor de investigación y divulgación histórica.
En 1995 publicó su última gran obra, Historia, fotos y joyas de Pamplona. Cinco años después, el 6 de noviembre de 2000, José Joaquín Arazuri falleció en Pamplona a los 81 años.
Tras su muerte, su familia donó al Ayuntamiento más de 40.000 fotografías y documentos, fruto de toda una vida de trabajo. En 2010, su viuda completó la donación al Archivo Municipal de Pamplona con la colección íntegra, que sumaba más de 22.000 fotografías clasificadas y documentadas.
En junio de 2001, el paseo que comunica la calle Nueva con la iglesia de San Lorenzo, en el Rincón de la Aduana, fue bautizado con su nombre. Dos años más tarde, en julio de 2003, se inauguró allí una escultura realizada por Rafael Huerta, que lo representa tomando notas, en actitud reflexiva, tal como muchos pamploneses lo recuerdan.
Arazuri fue un hombre metódico, discreto y profundamente enamorado de su ciudad. “Le llamaban de noche y le advertían de una chica con anginas, y al final acababa yendo a verla; lo hacía con mucha dedicación porque le entusiasmaba la medicina”, relataba su esposa en 2012. Cuando cumplió 70 años, bromeó con que iba a empezar a comer chorizo y mantequilla, “que ya se había cuidado bastante”. Poco después comenzó a perder la memoria. “Un día me dijo: ‘Sagrario, voy a perder la memoria’. Todos le ayudamos mucho, pero ya casi no pudo escribir”, confesaba entonces.
Tras su fallecimiento, Sagrario comenzó a leer los libros de su marido, quizá por cariño, quizá por mantener viva su memoria. La propia Sagrario Irigaray Aramburu falleció en mayo de 2025, a los 98 años, tras una vida dedicada a su familia y al recuerdo de su esposo.
Hoy, la huella de José Joaquín Arazuri sigue viva en cada calle y en cada fotografía de la vieja Pamplona. Fue un médico que curó cuerpos y un historiador que curó el olvido.
1918 · Nace en Pamplona, en la calle San Antón.
1944 · Se licencia en Medicina por la Universidad de Zaragoza con Premio Extraordinario.
1947 · Obtiene el título de médico puericultor.
1953 · Inicia sus trabajos de investigación en el Archivo Municipal de Pamplona.
1961 · Publica su primer ensayo histórico-fotográfico, Archivo iluminado. La cuesta de la Estación, en la revista Pregón.
1966 · Edita Pamplona Antaño, su primera gran obra, galardonada con el Premio del Patronato Olave.
1970–1974 · Publica Pamplona estrena siglo, Pamplona en tiempos de Felipe II y Pamplona belle époque.
1979–1980 · Lanza los tres tomos de Pamplona, calles y barrios, considerados su obra cumbre.
1983–1993 · Publica los tres volúmenes de Historia de los Sanfermines, una referencia esencial sobre las fiestas.
1987 · Recibe el Gallico de Oro de la sociedad gastronómica Napardi.
1992 (o 1998) · El Ayuntamiento de Pamplona le concede la Medalla de Oro de la ciudad.
1995 · Publica Historia, fotos y joyas de Pamplona, su último gran trabajo.
2000 · Fallece en Pamplona el 6 de noviembre.
2001 · El paseo junto al Rincón de la Aduana pasa a llevar su nombre.
2003 · Se inaugura una escultura en su honor, obra de Rafael Huerta.
2010 · Su viuda dona al Archivo Municipal la colección completa de más de 22.000 fotografías.
2025 · Fallece Sagrario Irigaray Aramburu, su esposa, a los 98 años.