El presidente de UPN y candidato a la presidencia de Navarra, Javier Esparza, ha apostado por convertir la carretera más peligrosa de Navarra la N-121-A en una autovía en el caso de alcanzar él la presidencia del Gobierno de Navarra.
Frente al modelo de 2+1 que ha impulsado el Gobierno de María Chivite, es decir, una carretera de doble sentido de circulación con tres carriles disponibles, de forma que el carril central se destina al adelantamiento en una u otra dirección a través de intervalos regulares, Esparza considera que "es más justo" y más seguro apostar por 4 carriles, dos para cada sentido de circulación, ya que, asu juicio, "solucionaría los problemas".
Asimismo, se ha comprometido a no cobrar ningún tipo de peajes "hasta que no obligue la UE", ya que es una medida que perjudica al transporte.
Son algunas de las cuestiones que ha abordado en una rueda de prensa en la que se ha sumado a las reivindicaciones del comité de empresa de Volkswagen Navarra y de las principales empresas proveedoras, ha cuestionado la gestión al respecto del Ejecutivo socialista liderado por María Chivite y ha pedido un compromiso para que el grupo automovilístico trate a Landaben "de la misma forma que a la planta de Martorell".
"Si Chivite es incapaz de denunciar el favoritismo a Martorell no puede ser presidenta de la comunidad", ha aseverado Esparza, quien ha criticado el "seguidismo de Sánchez".
En el ámbito de las infraestructuras ha insistido en que en las dos últimas legislaturas ha habido un "frenazo, una ralentización" por la "falta de compromiso del Gobierno de España para invertir en Navarra" y el hecho de que el Ejecutivo Foral ha tenido un "socio como Bildu", formación a la que se ha referido como "la coordinadora del no a todo lo que suponga desarrollo".
En relación con el Canal de Navarra ha señalado que con UPN en el gobierno se licitaron y adjudicaron 37.000 hectáreas y se construyeron 22.000 y en los últimos ocho años "no se ha adjudicado ninguna y construido 7.400", a lo que ha añadido, entre otras cuestiones, que "no hay plan de viabilidad económico financiero, no se sabe cómo se va a pagar".
Las propuestas de UPN pasan por firmar un convenio con el Estado para financiar las obras, en el que se determine cómo se van a financiar los 280 millones de euros previstos y plantear un nuevo modelo de financiación, que suponga ampliar la financiación a 50 años, frente a los 30 propuestos.
UPN también quiere que la sociedad pública CANASA (60 % del Estado y 40 % de Navarra) pase a ser "cien por cien navarra" con el fin de que las decisiones se tomen en la Comunidad Foral.
Con todo ello se comprometen a que el agua de boca llegue a la Ribera antes del final de la próxima legislatura, ha dicho, precisando que regar no se podrá.
Sobre el tren de alta velocidad, ha manifestado que en esta legislatura "se ha ido haciendo lentamente lo que ya estaba adjudicado gracias al acuerdo alcanzado por UPN con el PP en los presupuestos del Estado", se ha licitado el viaducto sobre el Ebro y parece que se va contratar el tramo Tafalla-Campanas.
Tras criticar la actuación del PSN al respecto, ha apostado por un acuerdo político en Navarra, para lo que ha tendido la mano a PSN y Geroa Bai, luego un pacto con Aragón y Euskadi, y finalmente con el Gobierno de España "para invertir de verdad en esta infraestructura".
Los regionalistas, que plantean liderar las obras desde Navarra, incluyen como sus prioridades el tramo Zaragoza-Zuasti, la nueva estación de Pamplona y la eliminación del bucle.
Otra infraestructura la que ha aludido es la autovía Soria-Tudela, a la que consideran que hay que dar un impulso.
