TOROS
El Cid vuelve a Navarra con fuerza y pone la clase y la calidad en la triple puerta grande en Fitero
El Fandi y José Garrido acompañaron al sevillano en la salida a hombros en una tarde con mucho ambiente y frío en Fitero.
El Fandi y José Garrido acompañaron al sevillano en la salida a hombros en una tarde con mucho ambiente y frío en Fitero.
FICHA
Seis toros del hierro de Virgen María, que desembarcaron en Fitero en sustitución del anunciado de Montalvo. Bien presentados, salvo el segundo anovillado. Sufrieron calambres casi todo, y fueron castigados de manera superficial en el caballo. Justos de fuerza pero con calidad y nobleza. El tercero fue devuelto por un problema en una de sus patas traseras.
El Cid: oreja tras aviso y oreja.
El Fandi: oreja y oreja con petición de la segunda.
José Garrido: saludos y do orejas.
Presidencia: a cargo de Barda Melero Pérez, asesorada por Francisco Sagardía y Jesús Mª de Andrés. Cumplió bien su cometido, aguanto de forma correcta para no conceder la segunda oreja a El Fandi en el quinto y quizá pecó de generosidad con las dos orejas del sexto, aunque la petición fue muy mayoritaria.
Incidencias: tres cuartas partes de entrada, con un gran ambiente. La banda municipal interpretó de manera estupenda una decena de pasosobles.
La imagen de David Fandila El Fandi pertrechado con una capote a modo de abrigo en el interior del callejón da buena idea de cómo se ha vivido la corrida de toros en Fitero, en un gran ambiente festivo, pero con una temperatura que rondó los 9 grados y con un molesto y desagradable viento frío
Y eso que la lluvia respetó desde el inicio del festejo e incluso salió el sol por momentos. El pueblo de Fitero respondió al consistorio municipal, que programó el festejó con tres toreros de renombre. De no ser por el mal tiempo vivido durante toda la jornada, el lleno hubiera estado casi seguro.
José Garrido sustituyó a Paco Ureña, zarandeado de manera violenta el sábado en Valencia, lo que le impidió su presencia en Navarra.
El Cid dejó los mejores momentos de toreo en la plaza en sus dos toros, acompañado de la suerte en el sorteo, ya que ambos fueron de lo mejor de la tarde, en especial el cuarto. El primero derribó al picador, no por fuerza, sino porque embistió al caballo por los pechos y luego pegó un pitonazo justo contra la pierna del montado.
Manuel Jesús, torero ya veterano y con muchas tardes a sus espaldas, mostró la sencillez del toreo cuando se lleva a cabo de manera pausada y sin extrañezas. Tiró de mano derecho, aunque la suya fue siempre la izquierda, para aprovechar la embestida clara y de mayor codicia de su primer oponente por ese pitón.
Pinchó a la primera y enfrió algo al público, aunque consiguió la primera oreja después de un aviso.
Mató mejor al cuarto de una certera estocada después de una faena de mucho peso, con unas tandas suaves y cuidadas, con mucho temple, de nuevo con la mano derecha. Bajo la mano y se estiró para lograr algunos momentos profundos. Cerro la faena con una par de trincherazos muy toreros.
El Fandi volvió a encandilar al público con sus armas: arrojo y banderillas. Tiró de faena de rodillas cuando el viento no soplaba de cara y consiguió abrir la puerta grande a base de tesón y voluntariedad, con la que suple ese estilo particular con la muleta que no calá tanto en los tendidos.
Su primer oponente era un novillo no sólo de apariencia, sino porque acababa de cumplir los cuatro años. El más justo de presentación de la corrida, El Fandi hizo con él lo que quiso en el tercio de banderillas, incluido su par de violín. A punto estuvo de darle un susto en un quite con el capote, cuando el toro se coló por la izquierda.
El toro era de embestidas cortas y con poco recorrido, aunque terminó con dos naturales y un pase de pecho meritorios.
Mató El Fandi bien a sus dos toros. El quinto se paraba al salir de la muleta y deslucía los intentos de David Fandila, que recurrió en ese momento a los pases de rodillas y a otros adornos para conectar con el público. La banda y los juegos de El Fandi con la muleta en la cara del toro terminaron de hacer el resto para conseguir la segunda oreja.
El tercero de la tarde fue un toro con trapío, aunque recogido de pitones. No terminó de acoplarse con él el matador. Embestía con derrotes y la cara alta. Para rematar las dificultades, salía suelto del encuentro con la tela. Falló además Garrido con la espada todo le quedó a expensas del sexto toro.
El último fue el toro con más cara de la corrida, pero perdió mucho las manos. Hubo que cuidarlo en todo momento. Se espero Garrido con la izquierda, con una tanda a pies juntos y clavado en la arena. El público se puso muy a favor y la buena estocada hizo el resto para conseguir las dos orejas y abrir la puerta grande de Fitero junto a sus dos compañeros.