• viernes, 19 de abril de 2024
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SOCIEDAD

Un refugiado sirio portará la llama olímpica en Atenas rumbo a Río

El Comité Olímpico Internacional ha trabajado con ACNUR para identificar 43 candidatos para formar el equipo "atletas olímpicos refugiados".

Ibrahim Al-Hussein, un refugiado de Siria, portará la llama olímpica. EP
Ibrahim Al-Hussein, el refugiado de Siria que portará la llama olímpica. EP

El próximo martes, 26 de abril, Ibrahim Al-Hussein, un refugiado de Siria, portará la llama olímpica a través del campo de acogida temporal de Eleonas, situado en Atenas, como parte del relevo de la antorcha hasta su llegada a Río de Janeiro para el inicio de los Juegos Olímpicos de 2016.

Este gesto simbólico mostrará la solidaridad con los refugiados en un momento en que casi 60 millones de personas se encuentran desplazadas por la fuerza en todo el mundo.

La Agencia de Refugiados de la ONU reconoce desde hace mucho el impacto positivo que tiene el deporte para los refugiados que tratan de reconstruir sus vidas en un nuevo país. Desde 1994, el Comité Olímpico Internacional viene trabajando con Acnur en campamentos de refugiados y zonas de reasentamiento en todo el mundo.

Los proyectos que desarrollan incluyen actividades deportivas para los niños y niñas refugiados que se han visto obligados a huir de la guerra y los conflictos.

El Comité Olímpico Internacional ha trabajado con ACNUR para identificar 43 candidatos que sean refugiados registrados y que -si logran clasificarse- participarán en los Juegos Olímpicos de este año en Brasil, formando parte de un equipo llamado "atletas olímpicos refugiados".

SIN UNA PIERNA POR UNA BOMBA

"Es un honor", dice Ibrahim, de 27 años de edad, un atleta que una vez soñó con competir en los Juegos Olímpicos y cuya carrera deportiva se vio truncada por la guerra y una lesión que obligó a amputarle una de sus piernas.

Ibrahim llegó a la isla griega de Samos en 2014, después de cruzar el mar Egeo en un bote de goma. Atenas se ha convertido en su nuevo hogar, el lugar donde reconstruyó su vida y la identidad como atleta. Camina con una pierna protésica que un médico privado le puso de forma gratuita.

Ibrahim lleva un programa de entrenamiento deportivo riguroso. Tres días a la semana, nada con ALMA, una organización sin ánimo de lucro griega para los atletas con discapacidad. Su formación se lleva a cabo en el antiguo complejo deportivo de los Juegos Olímpicos de 2004 en Atenas. También forma parte de un equipo de baloncesto en silla de ruedas en Maroussi, un suburbio de Atenas, que se reúne cinco veces por semana y viaja por todo el país para los juegos.

Ibrahim hace todo esto a pesar de trabajar en un turno de noche de 10 horas en un café. "No es sólo un juego para mí", dice Ibrahim de su programa de entrenamiento. "Es mi vida."

En Deir ez-Zor, Siria, la vida de Ibrahim giraba en torno al deporte: natación, baloncesto y judo. Su padre, un entrenador de natación, inculcó ese amor a Ibrahim y sus 13 hermanos.

La familia vivía en las orillas del río Éufrates, que a menudo servía como una piscina para Ibrahim, mientras el famoso puente colgante de Deir ez-Zor era su trampolín. "Solía subir a la cima, sumergirme en el agua y nadar en el río", dice Ibrahim.

Ibrahim mantuvo la natación competitiva en la edad adulta, incluso mientras trabajaba a tiempo completo como electricista. Luego comenzó la guerra en 2011. Los combatientes destruyeron su amado puente.

Un día, Ibrahim fue a ayudar a un amigo que había sido gravemente herido, y fue golpeado por una bomba. Su pierna derecha fue amputada desde la mitad de la pantorrilla hacia abajo. Huyó al año siguiente a Turquía, donde comenzó a recuperarse y aprender por sí mismo a caminar de nuevo.

En su pequeño apartamento en el centro de Atenas, donde vive alquilado, no hay fotos o recuerdos de Siria porque son demasiado dolorosos. Tampoco habla de su familia, con muchos de cuyos miembros ha perdido el contacto.


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