La persona encargada de tirar el cohete se dirige a los ciudadanos gritando: “Pamploneses, pamplonesas, ¡viva San Fermín! ¡Gora San Fermín!”.
El público responde “viva” y “gora” y se lanza el chupinazo. Ese es el momento de ponerse el pañuelo rojo al cuello.
Al instante los congregados en la plaza del Ayuntamiento se lanzan champán, sangría, harina, huevos, kétchup… Aunque, algunos productos, como botellas de cristal, están prohibidos y la policía vigila los accesos a la plaza para evitar productos peligrosos.
Como en la plaza del Ayuntamiento se aglomera una gran multitud, se instalan pantallas gigantes para ver el chupinazo en la Plaza del Castillo, donde también se lanza comida y bebida, y en el parque de Antoniutti, más tranquilo, que suele ser visitado por familias con niños.
HISTORIA DEL CHUPINAZO
Antes del chupinazo, desde 1591 hasta 1901, el primer acto de los Sanfermines era una marcha de las autoridades municipales desde el Ayuntamiento hasta la parroquia de San Lorenzo para celebrar las Vísperas del santo.
Por el recorrido les acompañaban músicos, gigantes, danzantes, maceros y público general.
Al comenzar el siglo XX se hace popular el tirar un cohete a mediodía del día 6 de julio.
En 1941, Joaquín Ilundáin, primer Teniente de Alcalde de la época, propone trasladar el lanzamiento del cohete a los balcones del Ayuntamiento.
Tradicionalmente, un miembro de la corporación municipal lanzaba el chupinazo.
En 1979, el alcalde Julián Balduz Calvo estableció que cada año lo lanzase un grupo municipal, por orden de mayor a menor representación.
Sin embargo, en 2014 el alcalde Enrique Maya otorgó el honor de lanzar el chupinazo a Cruz Roja por su 150 aniversario.
Acto que emuló el siguiente alcalde Joseba Asirón cediendo el lanzamiento al Orfeón pamplonés en su 150 aniversario.
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