SAN FERMÍN
El grupo de veteranos de una multinacional que se reúne en Pamplona para San Fermín: “Es un fiestón”
Aunque el encuentro ha sido breve, ha dejado huella. Para ellos, no se trataba solo de ver el cohete o ponerse el pañuelo.

Han compartido años de trabajo, muchas horas en talleres y oficinas, y ahora también han vivido juntos el inicio de los Sanfermines. Cinco veteranos que han forjado una amistad a prueba de distancias se han reunido este 6 de julio en una terraza de Pamplona para almorzar y celebrar, por primera vez, el Chupinazo como grupo.
De los cinco, solo uno es pamplonés. Ignacio Urrutia ha sido el anfitrión de esta cita especial. Conoce bien los entresijos de las fiestas y ha querido que sus antiguos compañeros pudieran sentir el ambiente de la ciudad cuando todo estalla.
Jaime, Enrique, Álvaro y Mario han aceptado la invitación sin dudarlo. Para algunos, no era la primera vez en San Fermín; para otros, sí. No obstante, todos han posado con la gorra característica de la empresa donde trabajan.
“Es un fiestón. Es una fiesta increíble. Es única”, han exclamado los dos que nunca antes habían estado en Pamplona por estas fechas. “Esto es una locura, que haya tanta gente en la calle pasándolo bien, con buen ambiente, disfrutando de la amistad y de los amigos”, ha apuntado Enrique, aún sorprendido por la intensidad del momento.
Todos ellos han trabajado juntos en John Deere, la multinacional especializada en maquinaria agrícola. Ahora, ya retirados de su día a día profesional, han querido reencontrarse de una forma poco habitual: viviendo juntos los primeros compases de las fiestas más famosas de Navarra.
“Vinimos ayer y nos quedamos solo un par de días. Mañana lunes se van. Hay que hacer tractores, sino a ver cómo vamos a acabar”, han dicho entre risas, dejando claro que, aunque estén de fiesta, no han perdido el tono irónico ni el vínculo con su antiguo oficio.
Han llegado en coche desde Madrid el viernes 5, sin demasiadas complicaciones de tráfico. No tienen previsto acudir al encierro, ya que se marchan el lunes por la mañana. Aun así, han querido aprovechar cada instante:
“Nos acercaremos todo lo que podamos a ver el Chupinazo, pero nos han dicho que es imposible llegar hasta la plaza, que no se puede”, han admitido con algo de resignación, conscientes de que el corazón de la fiesta suele estar colapsado.
Aunque el encuentro ha sido breve, ha dejado huella. Para ellos, no se trataba solo de ver el cohete o ponerse el pañuelo. Era una excusa perfecta para volver a encontrarse, compartir mesa, recuerdos y muchas risas.
“Nos vamos pronto porque ya somos veteranos. Nos aguanta el cuerpo lo que nos aguanta”, han reconocido con una sonrisa, mientras brindaban por los años compartidos y por este San Fermín, que, aunque breve, les ha sabido a mucho.