Javier Sesma, el fotógrafo de Pamplona especializado en San Fermín y el reportaje taurino
El pamplonés Javier Sesma trabajó en un periódico durante 43 años. De todos los eventos que ha cubierto ha demostrado tener una especial sensibilidad para el reportaje taurino.
El fotoperiodista Javier SesmaBergachorena (Pamplona 1957) es un caso insólito en el oficio: por su fidelidad, ha trabajado toda su vida laboral, 43 años, bajo la cabecera de Diario de Navarra (DN); y por su admirable reconversión personal al haber escalado desde trabajos menos creativos.
Comenzó en distribución (correo), luego estuvo repartiendo periódicos a suscriptores, pasó por fotomecánica, para finalmente incorporarse a Fotografía conJorge Nagore, donde ha dado su mejor hacer durante más de treinta años. Por todo ello, no hay alguien al que se pueda apelar con más justicia fotoperiodista que a Javier Sesma,por ser un fotógrafo nacido dentro de un periódico.
Javier Sesma es, por nombre y apellido, cien por cien navarro. Tal es así, que ha sido objeto de confusión con homónimos como el jefe de Urgencias del CHN. Sin embargo, el fotoperiodista ha brillado con luz propia en las cotidianas páginas de DN.
Ha manejado con maestría el teleobjetivo en todos los eventos que ha cubierto: fútbol, balonmano, pelota, toros, encierros, ciclismo, cabalgatas de reyes, política… Entre todos ellos, sus reportajes de corridas de toros permanecen inalterables en el tiempo con el marchamo de su autor.
Si una imagen vale más de mil palabras, Javier Sesma nos ha legado una enciclopedia de lo que ha sido la actualidad navarra a lo largo de tres décadas. Con todo, de vez en cuando le ha dado la “pedrada” –según dice él- de hacer fotos distintas rompiendo la monotonía del día a día.
Su rostro es un espejo de lo verdaderamente es: un hombre cordial y tranquilo que se expresa con la rotundidad de tener las ideas muy claras. Todos los que hemos trabajado con él opinamos que es buena persona y un magnífico compañero.
¿No es paradójico haber trabajado 43 años en prensa sin haber sido entrevistado?
Salvo la nota que se ha publicado con ocasión de algún premio, como el concurso internacional de San Fermín de 2015, no me han entrevistado. Parecía como si existiese una norma en no dar bombo a los de la casa. Precisamente por ello, en vez de darte valor te lo quitaban.
¿Por cuántas ocupaciones ha pasado dentro de DN?
A los 17 años empecé en distribución de los paquetes que salían de la rotativa (lo que se denomina correo), después repartí periódicos por las casas de los suscriptores. Luego pasé a Fotomecánica y finalmente acabé en Fotografía. Todo esto poco a poco.
Conociendo como conoce los bastidores de un periódico, ¿qué tal se lleva la frustración de ver su foto desgraciada por un corte en la publicación?
Antiguamente en los periódicos no había sensibilidad para elegir las fotografías. Afortunadamente eso ha ido evolucionando dando más valor a la foto. Por otra parte, un redactor que escribe el texto quiere ver en las fotografías lo reflejado en el texto. En ocasiones viene alguien que considera que esa foto no es informativa, o que esa foto es no sé qué.
De todos los eventos que ha cubierto fotográficamente: fútbol, balonmano, pelota, toros, encierros, ciclismo… ¿De cuál se siente más satisfecho?
Seguramente de las corridas de toros. En ese sentido soy protaurino, porque en un ruedo donde hay un tío vestido con un traje especial, con un animal bestial donde hay un montón de ritos increíbles, para el fotógrafo es como viajar en el túnel del tiempo. A todo ello, hay que añadir la luz, las sombras, el color…
¿Se considera amante de las corridas de toros o de la fotografía de toros?
Soy amante de la fotografía de toros, porque cuando voy a una corrida sin la cámara fotográfica me aburro.
¿Concibe el encierro de Pamplona sin corridas de toros?
No entiendo San Fermín sin corridas de toros. Si a los Sanfermines le quitas los toros, no queda nada. Casi todo lo que discurre en el programa diario está relacionado con los toros.
Un fotógrafo no está exento de percances, ¿cuál ha sido su peor experiencia?
En un encierro en la curva de Mercaderes, a la altura de la farmacia, un toro pegó contra un poste desencajándolo de tal manera que los maderos trasversales cayeron. No los rompió. Yo me quedé encaramado en la puerta. Pensaba que aquello no me podía estar pasando. Afortunadamente el toro no entró.
Los políticos tampoco están inmunes a los sustos, ¿qué le ocurrió a la delegada del Gobierno?
La delegada de Gobierno, que había ido al aseo, se encontraba en el callejón, incumpliendo el reglamento taurino, cuando ‘Cantinillo’ de Dolores Aguirre, saltó. Afortunadamente no pasó nada. La foto fue portada del día siguiente.
¿Desde el punto de vista fotográfico, qué toreros son sus preferidos?
Más que un torero concreto, que en estos momentos puede ser Roca Rey, me quedo con las caras de los toreros en el patio de caballos instantes antes del paseíllo. Todos tienen un rictus, una especie de cara de cartón, con miradas huidizas al infinito. Es lo que más me impresiona. Indudablemente, desde el aspecto fotográfico me quedaría con Padilla, es una mina.
¿Y de las ganaderías?
Miura, porque en Pamplona es diferente. Ves una corrida de Miura en Sevilla, los toros son grandes, mientras que aquí son enormes. Hay que tener en cuenta que no es lo mismo ver la corrida desde el tendido donde no tienes noción de las dimensiones. El fotógrafo está en el burladero, además ve la corrida a través de un teleobjetivo, y dices: ¡Dios mío que bicho más grande! También me gusta la ganadería de Dolores Aguirre de Sevilla, donde con Ignacio Murillo hicimos un reportaje muy original de cómo se traía un toro, llamado ‘Carafeo’, desde la dehesa a Pamplona.
Dejando los toros, vayamos al ciclismo. ¿Qué recuerdos tiene del Tour y del Giro en el tiempo de Miguel Induráin?
Fue una época extraña teníamos al mejor ciclista del mundo y el periódico ganaba dinero a tutiplén. Además era la prensa de casa, estábamos en una situación envidiable y teníamos acceso a todo el equipo técnico, incluso entrábamos a la habitación de Miguel. Sin embargo, íbamos la primera semana del Tour o del Giro para recoger las acreditaciones. Si ibas después ya no te las daban y no podías hacer nada sobre todo en Francia. Echávarri nos pedía que nos quedásemos todo el Tour que nos daba habitación. Sin embargo, regresábamos al final de la primera semana. Luego volvíamos para la última etapa de París.
En los 43 años que ha trabajado en prensa, ¿qué tipo de tecnologías ha visto?
Cuando comencé, era la época del plomo, había linotipias, los cajistas componían los titulares al revés a una velocidad increíble. Eran unos señores con un oficio reconocido y de repente cambió todo y pasaron a pegar papelitos.
¿Cómo entra en el mundo de la fotografía?
He sido autodidacta. Siempre me ha gustado la fotografía y he aprendido de las revistas. Cuando llegó Jorge Nagore a DN descubrí un mundo diferente. Mi primer hallazgo, por ejemplo, fue el angular, en el que colocaba el sujeto en primer término.
¿No ha tenido la tentación de hacer fotografía artística?
El problema de siempre es que he estado muy liado para hacer un tipo de foto distinta. Tal vez ahora no, pero antes los de la Agrupación Fotográfica y los fotoperiodistas éramos de mundos muy diferentes. Sin embargo, todos tenemos “pedradas”, como por ejemplo, las fotos del Archivo Covid.
También ha vivido el cambio tecnológico de la fotografía.
Me inicié con la fotografía en blanco y negro cuando había que revelar los negativos. Un día llegó el primer digital que era carísimo y de pobre calidad. Cuando ibas al futbol, al no poder controlar el contraste de luces, tenías que elegir entre sol o sombra, no podíamos hacer las dos cosas a la vez. El digital en poco tiempo mejoró en calidad y en precio. El color se reservó en un principio para el encierro; por eso íbamos con dos cámaras, una con color y otra con blanco y negro, enlazadas con una regleta, disparando las dos a la vez. En definitiva, he pasado por el blanco y negro, la diapositiva, el negativo color y finalmente el digital.
Ya jubilado, sigue vinculado a la fotografía como comisario de exposiciones.
En efecto, en el año del confinamiento comisarié la exposición San Fermín 2020 En pausa que organizó el Área de Cultura e Igualdad del Ayuntamiento de Pamplona para mantener el espíritu de los Sanfermines. Se exhibió en el palacio del Condestable; rindió homenaje al compañero fotoperiodista de DN, Pachi Calleja, al haber fallecido recientemente.
¿Qué recuerdo tienes del compañero Pachi Calleja?
Mi recuerdo es de los dos hermanos gemelos, porque nunca sabíamos quién era quién. ¿Estoy con Pachi o estoy con Carlos? Recuerdo que nos encontrábamos por lo viejo. Buenas personas con mucha retranca, siempre con su particular punto de humor.
¿Qué otra exposición ha comisariado?
En 2021 también comisarié la exposición Crónica Gráfica de la Pandemia en Navarra, organizada por la Asociación de Reporteros Gráficos de Navarra (AREGNA-NAGE) exhibida en el atrio del Parlamento de Navarra, también se editó un precioso libro. De la pandemia tengo la vivencia personal de no poder salir a la calle, que se me junto con la enfermedad de un familiar. Mi convicción era que la realidad no estaba en la calle, estaba en nuestra casa. Por eso las fotos expresan la soledad envuelta en paisajes oníricos.
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