Cada vez son más los consumidores navarros que llevan a cabo alguna práctica para no acabar tirando comida en casa. Así lo ha corroborado una encuesta encargada por la Asociación de Consumidores de Navarra Irache que recoge que el 82% de las personas trata de no desperdiciar los alimentos.
En la encuesta se desgrana que el 48% de los encuestados afirma reutilizar los restos de comida y un 34% planifica las compras de alimentos para que no se pierdan.
Por sexo, las mujeres reutilizan más los restos que los hombres -54% frente a 41%-. Por edades, son los de entre 46 y 65 años los que ponen más empeño en planificar las compras -41%- y los mayores de 65 años los que en mayor proporción reutilizan los restos de comida -54%-.
115.000 TONELADAS A LA BASURA
Solo en Navarra más de 115.000 toneladas de alimentos terminan cada año en la basura, según estimaciones del Ministerio de Transición Ecológica. Un 42% de estos alimentos se desperdician en los hogares.
En el ámbito global, Naciones Unidas indica que en el mundo se desperdician un tercio de los alimentos que se producen, cifra que alcanza el 45% en frutas y hortalizas.
Irache considera que esforzarnos por evitar el desperdicio alimentario es una actitud necesaria. Aprovechar al máximo los recursos naturales es respetar el entorno natural y colaborar con un modo de consumo más sostenible. Además, no desperdiciar comida es una práctica de ética y justicia social. Por último, estas prácticas colaboran en la economía familiar al optimizar el gasto en la compra de comida.
POSIBLES PRÁCTICAS
Por todo ello, desde Irache se anima a las familias navarras a tratar de llevar a cabo prácticas que reduzcan el desperdicio alimentario en sus hogares. Estas pueden ser algunas de ellas.
1. Hacer una lista de compra con detenimiento y en función de las necesidades de comida. Al hacerla, tener en cuenta los ingredientes necesarios para elaborar los menús planteados.
2. Elegir los productos con la fecha de caducidad en función de cuándo tengas previsto su consumo. Si todos cogemos los productos con la fecha de caducidad más lejana, también favorecemos el desperdicio en el lineal. Si los cogemos con fecha demasiado cercana sabiendo que no lo vamos a consumir, corremos el riesgo de que se estropee en casa y termine en la basura.
3. Leer detenidamente el etiquetado de los alimentos, las pautas de conservación y, por supuesto, las fechas de caducidad y consumo preferente. Preguntar cualquier duda en el establecimiento.
4. Congelar aquellos alimentos que no vayamos a consumir. Si hay más cantidad de la que necesitamos, separar una parte en la nevera y otra en el congelador.
5. Ordenar los productos por prioridad de consumo, es decir, disponer los productos en el frigorífico o en los armarios colocando los de consumo próximo más a la vista. Pon los más viejos al frente y los más nuevos detrás.
6. No hagamos raciones demasiado grandes. Si sobra comida es preferible que sea en la cazuela y no en el plato. Así esas sobras podremos aprovecharlas.
7. Pensar en recetas con productos que nos han sobrado.
8. Adquirir envases que se ajustan al consumo de cada hogar.
9. No dejarse guiar solo por la apariencia. Algunas frutas o verduras “feas” son de mayor calidad que otras muy “bonitas”.
10. Si el desperdicio de alimentos es inevitable, separarlo convenientemente para depositarlo en el contenedor de materia orgánica o utilizarlo en otros puntos de compostaje.
Como hemos indicado, parte de la comida se pierde en los hogares pero otra buena parte se desperdicia en las diferentes fases de producción, elaboración y comercialización de los alimentos. En este sentido, nunca está de más que el consumidor se informe sobre las prácticas de aprovechamiento alimentario que llevan a cabo los establecimientos alimentarios donde compra.
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