El robo de un patinete no suele acabar con una caja de pastas y una nota manuscrita. Pero Noemí, repartidora y vecina de Pamplona, ha querido agradecer a su manera lo que para ella ha sido mucho más que una recuperación de un objeto personal: un gesto de protección, rapidez y cercanía por parte de la Policía Foral.
Todo comenzó este miércoles, cuando Noemí descubrió que le habían robado su patinete eléctrico. Lo usaba a diario para trabajar y moverse por la ciudad. Lo necesitaba. Decidió acudir a la comisaría de la Policía Foral y poner una denuncia. En el escrito constaban pocos datos, pero para ella era importante al menos intentarlo.
La investigación llevó pronto a una zona donde los agentes están especialmente atentos: el entorno de Aranzadi, donde actualmente viven varios magrebís okupas, y donde ya se han registrado docenas de incidentes, peleas, detenciones... Ayer jueves, agentes de Policía Foral identificaron a un hombre en esa zona y, oh casualidad, tenía el patinete de Noemí, por lo que fue detenido acusado de un delito de robo con violencia.
Pero la protagonista de esta historia solo supo que le llamaron para recoger lo que ya había dado por perdido. Lo cuenta con una mezcla de alivio y gratitud en la nota que ha hecho llegar al cuerpo policial: “Lo recuperé con mucha emoción y solo tengo palabras agradecidas”, escribió después.
Hoy viernes, Noemí ha regresado a Beloso. Esta vez no con una denuncia, sino con una caja de pastas de Beatriz y una nota de agradecimiento que ha conmovido a los agentes: “Muchísimas gracias por protegernos cada día. Con afecto. Noemí”.
El gesto no ha pasado desapercibido. La Policía Foral ha compartido el detalle en su cuenta oficial de Twitter con un mensaje cercano y cómplice: “Ayer solo con tu sonrisa nos vimos recompensados, hoy nos endulzas la tarde y nos estropeas la operación biquini. Muchas gracias".
En un contexto en el que las fuerzas de seguridad suelen estar en el centro del foco por asuntos más tensos, este pequeño intercambio ha devuelto el protagonismo a algo tan sencillo como lo que Noemí ha querido reconocer: el valor de sentirse escuchada, protegida y acompañada.
Porque a veces, una nota y unas pastas bastan para contar una historia completa.
